Empiezan las voladuras en torno al futuro túnel del Coll de Lilla del A-27

Las voladuras para adecuar el terreno para la construcción del túnel del Coll de Lilla del A-27 han empezado este miércoles en los alrededores del municipio de Lilla, en la Conca de Barberà. Se trata de la zona norte de donde se tiene que perforar la montaña, a pocos metros del núcleo urbano y aproximadamente a un kilómetro de lo que será la boca del túnel. Esta obra, que acumula muchos años de retraso, tiene que mejorar la conexión entre el Alt Camp y la Conca de Barberà y completar el A-27. La autovía está proyectada entre Tarragona y Montblanc, y actualmente acaba en Valls. El ministerio de Fomento rechaza dar plazos sobre la ejecución y la finalización de los trabajos por dificultades técnicas.

El alcalde de Montblanc, Pep Andreu, se ha mostrado satisfecho por el inicio de estos trabajos y adelanta que las voladuras en Lilla se harán periódicamente. La zona tiene dificultades técnicas porque el terreno está formado por arcillas expansivas, que obligan a hacer un terraplén para consolidar la estructura de la autovía. De hecho, a pocos centenares de metros está la vía del AVE, que ya tuvo problemas con este suelo. Por esta razón, según ha apuntado Fomento, «resulta imposible dar plazos» sobre la finalización de la obra. Andreu sin embargo, ha señalado que el túnel se tendría que empezar a perforar en el 2020. Sobre el primer día de explosiones controladas, el alcalde ha apuntado que en Lilla «había cierta expectación» por la proximidad respecto de algunas casas, «pero no se ha enterado ni una tercera parte del pueblo, ha indicado.

El tramo en el cual se está trabajando es el que va desde la variante de Valls hasta Montblanc. Tiene una longitud de 5,1 kilómetros y está presupuestado en 115,76 millones de euros. Actualmente se trabaja en la aproximación al túnel, por los dos lados si bien a la vertiente sur, en Fontscaldes (Alt Camp), las obras están más adelantadas.