Sociedad
Inquilinos que no pueden pagar los alquileres, el nuevo perfil de ocupa
Es un fenómeno al alza, aunque el número de ocupaciones se mantiene estable, el primer semestre del año, los Mossos registraron 146 en el Tarragonès, sólo 10 más que el del 2018
Los Mossos d'Esquadra han detectado durante el primer semestre del año 146 ocupaciones ilegales en inmuebles en la comarca del Tarragonès. Comparado con el mismo periodo de 2018, el número de ocupaciones se mantiene estable. La policía catalana registró, entonces, 136 ocupaciones. En los dos años, el mayor número de casos se registraron en marzo, 30 el 2019 y 37 en el 2018.
Dos situaciones emergen dentro del fenómeno de las ocupaciones, agravado a partir de la crisis económica por la falta de recursos de muchas familias para pagar una hipoteca, primero, y, recientemente un alquiler. Estas personas constituyen el primer grupo de ocupas. Por otra parte, grupos de jóvenes y delincuentes también ocupan una parte de los inmuebles.
Un nuevo fenómeno surge a causa del encarecimiento descontrolado del precio de los alquileres. Personas que viven de alquiler y que pierden el trabajo se ven abocadas a la ocupación ilegal. En los casos que el inquilino se queda sin pagar, el procedimiento para resolverlo se conoce como juicio verbal de reclamación de rentas por impago.
La plataforma de afectados por la hipoteca (PAH) confirma este nuevo perfil de ocupa. Fondos buitres como Blackstone y Cerverus compran viviendas y duplican los precios de los contratos de alquiler a la hora de renovarlos. Ante esta situación, algunos inquilinos, que no se pueden permitir el nuevo pago, se quedan en el piso convirtiéndose de un día para el otro en ocupas. Juanma Espinosa, portavoz de la plataforma en Tarragona, confirma algún caso en la ciudad y explica que es más difícil hacer frente a estos fondos buitres. «La mayoría no tienen sede en Tarragona y las oficinas están en Madrid», dice. A diferencia de los bancos, estos fondos se niegan a negociar ningún acuerdo.
Los pisos vacíos en manos de grandes tenedores, como los bancos, acostumbran a ser el objetivo de familias sin recursos que ocupan inmuebles. Los bancos pueden tardar entre tres y ocho años en recuperar el piso debido a los largos procesos judiciales. En el Tarragonès, las ocupaciones han aumentado sensiblemente los últimos años. El primer semestre de 2017 los mossos detectaban 123, 23 menos que este año. El copresidenta de la sección de Civil del Colegio de la Abogacía de Tarragona, Irma Roldán, cree que falta musculatura en el sistema judicial para abordar los casos «Hay un cierto colapso. El problema no es la ley, sino los recursos para agilizar. Faltan jueces y más medios para los funcionarios», explica.
Roldán defiende personas denunciantes, como los propietarios de los inmuebles, y también denunciados, es decir, ocupas. Cuando las ocupaciones se producen en inmuebles en manos de particulares las primeras horas son importantes. Si la policía constata que el piso no es de los ocupas y varios testigos lo confirman procede a expulsarlos «en caliente», explican fuentes de los mossos. Finalmente, sin embargo, siempre será un juez quien decida el desenlace del caso. Desde el cuerpo policial apuntan que el derecho a la intimidad, un derecho fundamental, siempre prevalece sobre el derecho a la propiedad. Roldán señala que, en muchos casos, los mossos hacen entender al ocupa que su acción puede derivar en un delito y, generalmente, abandona el inmueble.
Desde julio de 2018, una modificación de la legislación agiliza los casos de ocupas en viviendas de particulares, donde los inmuebles son propiedad de una persona física. El juez mujer cinco días a lo ocupa para que justifique su posesión a través de un contrato con el propietario. Si la persona no lo aporta, el juez fija la fecha del desahucio. Estos procesos también se pueden alargar unas semanas o unos meses, pero no se prolongan durante años. Roldán cree que las situaciones de familias con pocos recursos que ocupan ha disminuido sensiblemente desde los años duros de la crisis económica. Desde la PAH, Espinosa denuncia la falta de pisos de alquiler social en la ciudad de Tarragona.