Vivienda
Promueven viviendas asequibles en viejos inmuebles del centro histórico de Valls
Varias familias y entidades se constituyen en una cooperativa que cederá el uso de una veintena de pisos y locales sociales
Varias familias de Valls, junto con entidades sociales, se han constituido en una cooperativa que impulsará una promoción de viviendas en pleno barrio antiguo. Se ha bautizado como La Titaranya y su objetivo es ofrecer, en régimen de cesión de uso, en torno a 17 o 19 viviendas y entre 6 y 9 locales comerciales. El espacio escogido es una isla de cinco viejos inmuebles deshabitados del centro histórico: desde un edificio declarado como BCIL -la antigua tienda de vinos de Ca Robusté- a fincas en estado muy ruinoso, pasando por una histórica fábrica de jerséis, conocida como Ca l’Alemany. Los 2.400 metros cuadrados que ocupan de superficie se reaprovecharán para hacer dos bloques independientes, unidos por una pequeña calle y patio interior. Este proyecto de vivienda cooperativa en cesión de uso, todavía sobre papel, capta a los primeros pretendientes. De hecho, ya hay la mitad de socios necesarios para impulsar la primera fase que se prevé empezar a construir en un año.
La iniciativa se engloba en la nueva ola de cooperativas que fomentan la vivienda asequible para toda la vida, sin necesidad de comprar ni alquilar el inmueble. La propiedad es colectiva y los socios tienen el derecho de uso indefinido de la vivienda, haciendo una aportación inicial al capital social, que se devuelve si se renuncia -que podría rondar los 20.000 euros-, además de una paga mensual, por debajo del precio del mercado.
La cooperativa -y sus socios- tienen derecho a uso en la vivienda, pero nunca lo podrán vender, dado que no son los propietarios. La propiedad recae en unas entidades impulsoras -Coop57 y La Dinamo Fundació, junto con el Casal Popular La Turba y L’Economat SCCL- que han financiado la compra de las cinco fincas del centro histórico. Por su parte, la cooperativa es la responsable de la rehabilitación y gestión del ámbito.
«Creíamos que era una necesidad; de hecho, el proyecto surge de la inquietud de unas familias vinculadas a la Turba; el acceso a la vivienda es un problema», afirma Tais Bastida, portavoz de la cooperativa La Titaranya. Bastida recuerda que la cesión de uso es un sistema muy habitual en otros países como Copenhague -el 30% del estoque de vivienda-. «Nuestro objetivo es revitalizar el barrio antiguo», añade Bastida.
En Cataluña se estima que hay una treintena de iniciativas similares, si bien se suelen proyectar en suelo público. En este caso, se han tenido que adquirir propiedades privadas, con la idea, sin embargo, que las nuevas viviendas nunca volverán al mercado y siempre serán de uso colectivo. En septiembre se harán visitas guiadas en el espacio con el fin de conseguir micro-mecenazgos. Si es un éxito, no descartan replicar la idea y hacer más rehabilitaciones.
Está previsto que la promoción se empiece a construir dentro de un año y se pueda entrar a vivir el año 2023.