Los pasteleros tarraconenses encaran con optimismo la venta de panellets este año

En el Camp de Tarragona y las Terres de l'Ebre, los pasteleros artesanos encaran con optimismo las ventas de panellets alrededor de la festividad de Todos los Santos y, a pesar del incremento de precios previsto, esperan mantener o superar las buenas cifras del año pasado. Así, si bien el kilo de panellets variados rondará entre los 42 y los 45 euros, el encarecimiento de los piñones de Castilla –que han llegado a 63 euros el kilo- encarecerá esta especialidad hasta una horquilla de entre 52 y 60 euros el kilo. A pesar de eso, los piñones siguen mandando en las pastelerías artesanales y suponen la mitad de la producción total, según el presidente del Gremio de Artesanos Pasteleros de Tarragona, Josep González. En los establecimientos tarraconenses y ebrenses se podrán ver también panellets de Chartreuse o de licor de rosas, como también de chocolate, limón, fresa, naranja o los también tradicionales de almendra.

«Estamos un poco tocados por la pastelería industrial pero detectamos que las festividades se respetan y el cliente quiere comer bien: sean panellets, en Reyes o en Pascua, quieren comer lo que corresponde. Se está recuperando: la gente no es tonta y se da cuenta», subraya González, quien asegura haber percibido que muchas personas con un poder adquisitivo limitado mantienen la compra de panellets artesanos pero en cantidades inferiores porque priorizan la calidad.

Origen incierto del panellet

Aunque sigue habiendo incertidumbre sobre el inventor del panellet, todo parece indicar que su origen se encuentra en los antiguos cultos funerarios. Estaba en este tipo de acontecimientos donde se llevaban panecillos pequeños como ofrenda en la iglesia o en las tumbas de los difuntos. Por otra parte, también se cree que fueron los árabes los que crearon esta tradición por su tipo de masa, pero los primeros indicios que se tienen sobre los panellets son de finales del siglo XVIII. En un principio, eran elaboraciones que se hacían en las masías después de la recolección de la fruta seca. Pero estos dulces fueron evolucionando y más tarde, se podían adquirir por Todos los Santos y después de celebraciones religiosas, pasando a ser considerado un alimento bendecido.