Director ejecutivo de la Fundación Tarragona Smart Region
Sostenibilidad
«Los pliegos técnicos tienen que recoger los criterios de los ODS y de la economía circular»
Cuadrado explica que la química es uno de los actores clave a la hora de desarrollar a corto plazo proyectos circulares en el territorio
—La Fundación Tarragona Smart Region apuesta por la economía circular y la industria 4.0?
—Sí, desde la Fundación y desde la Cátedra Smart de la URV hemos estado impulsando este concepto mucho antes de que estuviera tan de moda. Esta es parte de nuestra tarea, hacer pedagogía y divulgación de conceptos como estos. Muchas veces nos critican, pero el tiempo nos da la razón.
—Póngame un ejemplo.
—El proyecto Helix. Es un proyecto de economía circular que empezó con el vaso de las fiestas, que impulsó la fundación. El primer año de implantación tuvo críticas pero ahora todo el mundo ve sus beneficios
—Los ayuntamientos tienen que impulsar la economía circular?
—Claro que sí. Ahora bien, a corto plazo, donde se pueden impulsar los proyectos más importantes es en la industria química, Sirusa, las empresas de aguas o la comunidad portuaria. De todos modos, los Objetivos de Desarrollo Sostenible tienen que estar presentes en todos los pliegos técnicos.
—Todos estos actores que ha mencionado están trabajando en la economía circular?
—Nos consta que sí. De hecho, colaboramos en muchos proyectos. Creo que sería importante que todas estas entidades trabajen codo con codo con la URV para hacer una transferencia del conocimiento buena y estable.
—Hablando de transferencia del conocimiento con la URV, existe esta?
—Creo que con la industria sí que existe, es estable y provechosa. Los ayuntamientos, por su parte, todavía no han puesto toda la carne en el asador. El principal problema que tienen las universidades es la falta de una financiación que les permita una investigación estable y a largo plazo.
—El concepto smart también ha sido criticado, a qué se debe?
—Al principio no se entendía bien. Se creía que eran proyectos vinculados a empresas tecnológicas que no contemplaban al ciudadano como el elemento más importante. Nosotros, como fundación, quizás nos pusimos a difundirlo sin que la estrategia estuviera madura. Pero fuimos pioneros y ahora todo se centra en torno a las smart cities. Negarlo es como decir que la tierra es plana o que el cambio climático es un invento. De hecho, ahora ya no hablamos de los objetivos de las smart cities, sino que hablamos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, pero en el fondo son lo mismo.
—Qué posicionamiento tenemos fuera del territorio?
—La Fundación es un gran referente a nivel nacional e internacional. Tanto en Europa como en el resto del Estado, nos ven como un ejemplo de articulación. Es cierto que nos falta mucho de trabajo, pero los técnicos están muy conectados y creo que pueden salir grandes cosas. Ahora bien, aquí hay una cosa cierta, o nos presentamos en el mundo como una región metropolitana real o nos quedaremos descolgados.
—Hábleme de algunos proyectos que la ciudadanía pueda conocer y en los cuales haya participado la Fundación.
—Todos los elementos de realidad aumentada del app Imageen así como la serie documental Ingeniería Romana, que ya han visto más de 5 millones de personas es uno de estos proyectos. También hemos participado en proyectos como la Anilla Mediterránea, el Rambla Science, la instalación del app Aparcar en Tarragona, el desarrollo de la aplicación EPP!, el vaso de las fiestas, etc. También hemos conseguido varios fondos europeos. Pero insisto en que todo eso es sólo el 20% de nuestro trabajo, lo más importante es todo aquello que no se ve.