Presidenta de la Asociación Búlgara de Salou
Sociedad
«Quiero que mis nietos sepan de dónde viene su abuela y cómo es su país, Bulgaria»
Nacida hace diez años, la Asociación Búlgara de Salou trabaja en la divulgación de las tradiciones y la cultura propias del país
—¿Con qué finalidad nació, la Asociación, ahora hace una década?
—La idea originaria era crear una gran asociación con todas las personas que son de otros países, pero cada uno fue montando la suya y al final nos quedamos solos, y decidimos hacer también la nuestra. Una de nuestras funciones consiste en dar apoyo y ayudar a las personas de nuestra comunidad que lo necesiten. Todo lo que hacemos es voluntario, no se paga ninguna cuota. En segundo lugar, también trabajamos para dar a conocer nuestra cultura y nuestras tradiciones. Lo hacemos sin olvidar las obligaciones que tenemos con este país. En mi caso, por ejemplo, ya hace veinticuatro años que vivo allí, casi media vida, y lo respeto y me encanta. Si no, no habría estado tantos años. Pero me gustaría que las mis dos nietas y mi nieto, que nació hace mucho pocos días, sepan de dónde viene su abuela, y cómo es su país.
—¿Se encuentran con que Bulgaria es lo suficiente conocido, aquí en Cataluña?
—Sí, ahora lo es más de lo que hace un tiempo. Cuando yo llegué y me preguntaban de dónde venía, me miraban un poco extraño. Pero entonces mencionaba Hristo Stoítxkov, y entonces ya se situaban. Ahora, Bulgaria es un país que cada vez lo visita a más gente.
—¿La comunidad búlgara de Salou es muy extensa?
— Sí, y cada vez es mayor, también porque las personas se integran aquí muy bien. Mis nietos, por ejemplo, han nacido todos aquí. Cuando nació la primera niña, decidimos que entre nosotros le hablaríamos búlgaro. En la escuela le enseñan catalán y castellano, y ahora habla tres idiomas. Cuantas más lenguas hablamos, más ricos somos.
—¿De qué manera los niños que han nacido aquí aprenden las tradiciones de su país?
—Nosotros somos ortodoxos. Pero la religión católica y la ortodoxa no son tan diferentes. Por Semana Santa, por ejemplo, nosotros pintamos huevos de Pascua y hacemos pan. Nos juntamos las familias y enseñamos a los niños como se pintan los huevos, tal como lo habíamos hecho nosotros, con nuestros padres. Después, los llevamos al Ayuntamiento de Salou, y también repartimos entre la gente. Con la fiesta de la Martenitsa, que se celebra el 1 de marzo, hacemos igual. Enseñamos los niños y niñas a elaborar los tradicionales muñecos de color blanco y rojo, Pizho y Penda, que se hacen para celebrar la fiesta de la Baba Marta, que quiere decir Abuela Marzo.
—¿También organizan el 'Festival Folklòric Bulgària Avui i per sempre'. ¿En qué consiste?
—Es una gran fiesta en la cual mostramos quiénes somos, de donde venimos y lo que nos gusta. En este festival se juntan grupos folclóricos búlgaros de diferentes ciudades que venden a representar sus danzas. Siempre lo inaugura el alcalde de Salou, Pere Granados, y asisten los concejales del Ayuntamiento. En este punto quiero darlos las gracias, a ellos y también a todas las personas que hacen posible la fiesta, incluido el señor Benet, del Hotel Calypso, los camareros, los animadores...A todo el mundo. En esta fiesta se hace la ceremonia de entrega a la alcaldesa del pan, la miel y la sal, que son símbolo del deseo de una vida, sana, dulce y fuerte.
—¿Hay algo que eche de menos, de su país?
—Mis padres, que viven allí. Por el resto, aquí tenemos de todo. Tiendas búlgaras o escuelas donde los niños van a aprender a leer y escribir en búlgaro. Pero veo que, cada vez que cojo el avión para ir a ver a los padres, hay más gente que viaja. Estamos a dos horas y veinte minutos de distancia, se tarda más en ir a Sevilla que en Bulgaria. Yo invito a todo el mundo a conocer mi país, que es pequeño pero tiene de todo, montaña y playa. Somos el segundo país en agua mineral termal después de Islandia, y tenemos el mejor yogur de todo el mundo.