Autora del cuento 'Una paraula màgica!' (Ed. Ganzell)
«Pienso que la palabra 'perdón' es muy poderosa, pero la utilizamos poco»
Loli Beltran es la autora de un cuento ilustrado que invita a los niños y niñas a reflexionar sobre el poder de la palabra ‘Perdón’
—¿Qué historia nos explica, su libro?
—Una paraula màgica!es el cuento de una niña de seis años que tiene una semana muy mala, es más traviesa de la cuenta y hace enfadar un poco a su familia y a las personas que tiene alrededor, pero no sabe como salir adelante. Al final, hay una persona, que es su padre, que le explica que existen unas palabras que son mágicas, como te amo o te echo de menos, pero que la más mágica de todas es perdona , porque con ella se puede conseguir que se solucionen problemas por cosas que has hecho y quizás no las querías hacer o las has hecho sin mala intención. Por eso es tan poderosa.
—¿Qué la ha llevado a escribir toda una historia en torno a esta palabra?
—A mí, personalmente, no me resulta fácil pedir perdón. Y, hablando con otra gente, he visto que a los adultos nos acostumbra a costar bastante, tenemos la sensación que nos rebajamos. Pero la verdad es que con el solo gesto de pedir perdón se podrían arreglar muchísimas cosas y, a veces, para no saberla decir, no se solucionan problemas. Pienso que la utilizamos poco.
—¿Entonces esta historia se dirige tanto a niños como a adultos?
—Este es un libro que tiene ilustraciones infantiles, lo he pensado para niños y niñas a partir de los cuatro años, hasta los ocho o nueve, por el tipo de texto y los dibujos que contiene. Pero, como pasa muchas veces y me pasa a mí cuando leo a mi hijo, cuando un padre lee, la lectura también le toca un poco y esta también era mi intención.
—Usted es maestra de Educación Infantil. ¿Por su experiencia, considera que hacemos un buen uso, de la palabra perdón, con los niños? Se lo pregunto porque tengo la sensación que a veces lo forzamos un poco.
—En las presentaciones del cuento, yo siempre insisto mucho a los niños que, sobre todo, cuando se pide perdón, se tiene que sentir de verdad, no se vale a decir la palabra y ya está, porque entonces puede pasar de que la otra persona no te perdone. Una buena manera de trabajarlo es no haciéndola servir tan a la ligera. O bien, si vemos que el niño o la niña lo dice por decir, sin sentirlo, le podemos hacer entender que puede ser que la palabra no funcione, y que no los perdonen.
—¿Considera que los padres también tenemos que hacer el ejercicio de pedir perdón a nuestros hijos, cuando nos equivocamos?
—Sí, porque es clarísimo que los pequeños son un reflejo de nosotros, ellos hacen lo que ven. Y tanto, que les tenemos que pedir perdón a los niños cuando nos equivocamos, porque así ellos también aprenden.
—Este no es su primer contacto con la literatura pero sí que es su primer libro. ¿Cómo ha sido este camino?
—Toda la vida me había gustado dibujar y escribir, pero lo tenía un poco parado por el trabajo y los estudios. Cuando, hace tres años, fui madre, tuve una pizca más de tiempo y empecé a escribir y hacer dibujos. En el 2018 gané el premio Magdalena Guerrero dels Premis Literaris Vila de Mont-roig, y eso me hizo pensar que podía gustar lo que hago, así que me aventuré a hacer este cuento ilustrado, que gracias a Eduard Boada y el editorial Ganzell, ha podido ver la luz. Además, desde hace un año y medio edito una agenda de actividades infantiles, L’agenda dels més petits, un proyecto que abarca el Campde Tarragona y del cual distribuyo 1.500 ejemplares cada mes.
—¿Este cuento puede ser el inicio de una colección? ¿Qué palabra seguiría la serie?
—Hay una que a menudo pienso que estaría bien trabajar: la paciencia. Por otra parte, tengo una nueva historia medio empezada sobre la amistad y la soledad. Normalmente, siempre pienso en sentimientos, palabras que nos puedan remover un poco.