Los calçots llegan a restaurantes de Santiago de Compostela y San Sebastián
La cooperativa agrícola de Valls los envía en transporte refrigerado en un plazo de 24/48 horas
La cooperativa agrícola de Valls ha empezado a recibir esta semana los primeros pedidos para enviar calçots a varios puntos del estado español. Los pedidos, de entre 500 y 800 calçots, provienen de restaurantes de Santiago de Compostela y de San Sebastián. También se ha interesado la Casa Catalana de Zaragoza y se prevé que más adelante entren peticiones del extranjero. El año pasado se enviaron a Bruselas y a Islandia. Acostumbran a ser grupos de catalanes que residen lejos de Cataluña y sienten el capricho de comer calçots. Se envían en transporte refrigerado en un plazo de 24/48 horas. No solamente se trata de una mercancía alimenticia, sino que, además, es un vegetal «vivo», hecho que aumenta la exigencia de unos estrictos requisitos marcados en un producto catalán que traspasa fronteras. «El coste del envío puede superar el de los calçots», dice el gerente de la cooperativa, Joan Linares.
Los calçots están al orden del día. Se venden por Internet o para llevarse a casa, ya cocidos. El presidente de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Calçot de Valls, Francesc Xavier Amill, destaca a ACN esta tendencia creciente de comprar manojos de calçots cocidos, a pesar de dupliquen el precio con respecto a los crudos, a 0,25 euros por cebolla cocida, aproximadamente. Los motivos pueden ser que los clientes no disponen de una masía donde hacer calçotades, el poco tiempo o ganas de cocerlos, o incluso el hecho de que tampoco abunden los troncos de las vides, la leña tradicionalmente más adecuada para encender la hoguera: los calçots se cuecen con llama viva, a raíz de la mecanización de las viñas.
La IGP, con una cincuentena de socios, cumple su 25.º aniversario. Está a punto de inaugurar una exposición fotográfica con que la se pretende poner cara a los productores anónimos de un cultivo en expansión del que se hacen licores, helados, embutidos y pizzas. Hay quien aprovecha incluso las raíces como condimento. Los calçots llegaron a hermanarse con el botillo del Bierzo (León). Este año forman parte de la cena de la ceremonia de los Premis Gaudí. La temporada de calçots se presenta de récord, con previsión de llegar a los 18 millones de cebollas. Las calçotades mueven en torno al Alt Camp un volumen de negocio de entre 12 y 14 millones de euros.