Catalanes repartidos por el mundo pasan la pandemia lejos de casa: «Vives en dos mundos y la psicosis es doble»
La crisis de covid-19 ha sacudido el día a día de millones de catalanes, también los que viven repartidos por el mundo
ITALIA
Maria hace seis meses que trabaja de au-pair en Vicenza, en el norte de Italia, la puerta de entrada del virus en Europa. Después del inicio del brote en el norte del país, se decretaron medidas de confinamiento que ya se alargan un mes. Originaria de Vilafranca del Penedès, asegura que el cierre de escuelas le ha cambiado la rutina y que ya se ha acostumbrado a las colas, a los geles desinfectantes, a los guantes o a evitar el efectivo.
Con el empeoramiento de la situación en Cataluña, dice que ha pasado de ser el foco de las preocupaciones de su círculo, al encontrarse en la zona más afectada de Europa, a empezar a ser ella la angustiada, al ver cómo los casos aumentaban exponencialmente en su casa. «He visto que mucha gente se lo toma en broma, cuando aquí hace un mes que han parado el país. Se tiene que tomar conciencia», dice.
HONG KONG
Una dinámica similar vivo Eduard, que se marchó de Barcelona hace dos años para ir a Hong Kong, donde es redactor en un medio financiero. En su caso, también vio cómo los casos de covid-19 llegaban antes al país donde estaba que en Catalunya, aunque la curva de contagios se paró rápidamente, ya que se encontró con una población con una higiene escrupulosa y que todavía recuerda la epidemia del SARS del 2003.
«Misfamiliares más próximos lo siguieron con preocupación porque yo estaba aquí y fueron conscientes antes de lo que llegaba a Catalunya», apunta. En las últimas horas, la comunicación con Barcelona, dice, es «constante» con sus familiares y amigos confinados en su casa. «Skypes, mensajes y comunicación constante, no creo que se pueda hacer demasiado más», subraya.
SINGAPUR
Anna, natural de Tarragona, trabaja en una agencia de comunicación en Singapur y también habla «más de la habitual» con los suyos e intenta saber que todo va bien durante el confinamiento. Ella ya sabe qué es la cuarentena y tener que trabajar desde casa ya que tuvo que confinarse durante 15 días después de haber pasado el año nuevo chino en Hong Kong. La situación de incremento exponencial de casos en Catalunya le provoca mucho estrés y preocupación. «Saber que tu familia tiene una situación más vulnerable que la tuya es bastante estresante», dice.
En el país donde vive, el sistema sanitario controló la pandemia rápidamente y las muertes no superan la decena. En la última semana han llegado algunos positivos de coronavirus importados y se ha restringido la entrada de extranjeros al país, cosa que le impide marcharse en caso de urgencia. «No puedo volver si pasa alguna cosa, me siento atrapada en Singapur, mi trabajo está aquí pero toda mi familia está en Catalunya», relata.
INDONESIA
Mar, vive en Indonesia desde hace tres años y gestiona una escuela de buceo en Bali, que ha cerrado este domingo por el descenso de turistas y las fuertes cancelaciones de reservas. Dice que vive con medio pie en Barcelona, pendiente de las noticias que le llegan. «Da miedo mucho, se me pone la piel de gallina. Yo no estoy, no lo veo y ahora cuando hablo con mi entorno todo el mundo ha dejado de hacer bromas sobre el virus», explica.
Al mismo tiempo, está preocupada por el sistema sanitario «muy deficiente» en Bali y por vivir en un país con sólo 2.000 camas de unidades de cuidados intensivos, que «no está preparado» para ver un incremento de miles de contagiados de covid-19 y que no está tomando medidas contundentes para acabar con la propagación del brote.
CIUDAD DE MÉXICO
Desde Ciudad de México, Anna explica que vive «con la mentalidad de confinamiento de Catalunya» pero en un país donde oficialmente no hay contagio local. Es periodista para una cadena de televisión y hace dos años que vive en la megalópolis. «Cuando me llegaban las noticias me puse muy triste y me cogió mucho miedo, me sabía muy mal ver mi país así», dice.
«Abona mucho a la psicosis que todos los catalanes de México hablemos de lo mismo y vaya saliendo gente que quiere volver», explica. Aunque en el país norteamericano se espera «una catástrofe sanitaria, económica e incluso de seguridad», dice que tiene el «trabajo y la vida» y descarta volver. «De momento no me muevo de aquí pero vivos en dos mundos y la psicosis es doble», asegura.