Estado de Alarma
Alba Muñoz: «Es complicado aprender si el profesor no te lo explica»
Los alumnos de segundo de bachillerato preparan la selectividad sin clases presenciales y, en algún caso, ni siquiera virtuales
La selectividad es probablemente el examen más importante en la vida de muchas personas. Es lo que permite poder estudiar la carrera universitaria que uno desea y eso la convierte en un paso decisivo a la hora de encarar el futuro. Pero a los estudiantes de segundo de bachillerato de este año esta prueba de fuego se les presenta, cuando menos, diferente. Los ministerios de Educación y de Universidades del Estado español ya anunciaron que se retrasa la fecha de celebración de las PAU a causa del confinamiento domiciliario por la crisis del coronavirus. Los alumnos tienen que estudiar desde casa, ya que no hay clases, y eso los puede perjudicar a la hora de prepararse para este examen, que se llevará a cabo finalmente entre el 22 de junio y el 10 de julio.
«Es un caos», asegura Alba Muñoz, estudiante de segundo de bachillerato del Instituto de Altafulla. Muñoz explica que no dan clases en línea, sino que los profesores los envían los deberes y las tareas a desarrollar de las diferentes asignaturas a través del moodle y ellos lo tienen que hacer desde casa. «Es muy complicado aprender si el profesor no te lo explica», dice la joven, que añade que está especialmente «mosqueada» con la asignatura de Historia, ya que dice que «a solas en casa no te lo aprendes, te lo tienen que explicar y que lo entiendas bien».
Además, dice Muñoz, «cuesta resolver dudas si no estás en clase porque quizás envías un correo a un profesor preguntando una cosa que no entiendes y tarda dos días en contestarte. Y quizás cuándo te responden lo sigues sin entender», lamenta. Muñoz asegura que dedica más horas al estudio que si fuera a clase. En el instituto hacemos 6 horas de clase y después en casa le dedico unas 3 horas más. En cambio ahora hago unas 10 horas al día, que es unpoco más del tiempo que dedico habitualmente, pero acabas aprendiendo menos, o más lentamente», se queja.
No obstante, Muñoz cree que el hecho de tener que dedicar más horas y de tener que ser autoexigente puede hacer que vaya más preparada al examen de selectividad. «Además nos han dicho que nos reducirán el temario», celebra la joven, que espera que la falta de clases presenciales no le pase factura con respecto a los resultados del examen. De hecho, ya se conoce que el modelo de examen será el mismo que en años anteriores pero las preguntas serán más flexibles, es decir, que se podrán descartar las de aquellos temarios de lo que se han hecho a clase. «Sin embargo vives un poco con la incertidumbre de saber cuando volveremos a dar clases, de cuando las acabaremos, de cuándo empezaremos la universidad, etc.,» señala Muñoz.
Con la misma incertidumbre lo vive Xavier Moreno, que también estudia segundo de bachillerato al Institutde Altafulla. «No sabemos hasta cuándo se alargará el curso, estamos a la espera de nuevas noticias», sostiene. Sin embargo, Moreno dice que se lo está tomando de una manera positiva y no cree que el hecho de no dar clases presenciales pueda acabar afectando en su nota de selectividad. «Veremos si acaban reduciendo materia por el examen pero, de todos modos, ya somos mayorcitos para apañarnos en casa y estudiar y hacer los deberes que nos envían a los profesores para prepararnos para la selectividad».
De todos modos, «algunos profesores se pasan un poco porque hay materias que, si no te las explican en clase, son complicadas de entender», lamenta Moreno, coincidiendo con Muñoz, aunque celebra que algunos de los docentes ya «están incorporando clases virtuales», medida que podría aligerar esta problemática.
Sin viaje de fin de curso
Si bien la selectividad es uno de los momentos más importantes en la vida de un estudiante, también lo es lo que viene después, el viaje de fin de curso. Este año, tanto Muñoz como Moreno se han quedado sin el clásico viaje a Menorca por Sant Joan. Los dos lamentan que no lo devolverán el dinero de los vuelos, lo que consideran una inversión importante, y, además, Moreno no cree que lo puedan hacer en verano porque muchos de sus amigos trabajan durante los meses de junio, julio y agosto. «Quizás lo hacemos en septiembre», dice el joven.