Asociaciones juveniles reparten comida y cuidan de los más pequeños

Toda ayuda puede parecer poca para intentar combatir la COVID-19. La pandemia está castigando mucho a todos y cada uno de los colectivos de la sociedad. Grandes y pequeños están saliendo extremadamente perjudicados y, dejando aparte aportaciones económicas y decisiones políticas, la sociedad tiene un papel fundamental en el intento de atenuar un coronavirus que está exigiendo lo mejor de cada uno. Con este panorama, aparecen las asociaciones de jóvenes, las cuales están demostrando en estos momentos su fuerza y su energía, más que necesarias durante las 24 horas del día.

Diari Més se ha puesto en contacto con dos grupos de jóvenes que están colaborando con todo lo que pueden. Milubis es la Asociación de Jóvenes de Maspujols y, la otra, la Asociación de Jóvenes de Alforja. Ambas ofrecen un gran servicio en dos municipios relativamente pequeños pero que, como el resto de grandes ciudades, cuentan con gente que lo está pasando realmente mal y que necesita mucha ayuda. Son dos asociaciones muy parecidas. Doce años llevan|traen en marcha a Maspujols, con 57 socios activos, por los once años de los de Alforja y la sesentena de personas que lo componen.

«Al enterarnos del cierre de las escuelas, consideramos que, como jóvenes y vecinas del pueblo, teníamos que dar una respuesta ante esta situación», explica Milubis. En Maspujols «cada familia tiene unas realidades bien diferentes y pensamos que algunas de ellas no podían cuidar a sus hijas y sus hijos durante el horario escolar. De esta manera, acordamos entre todas las socias y socios ofrecer un servicio gratuito a las familias para cuidar niños».

Desde la Asociación de Jóvenes de Alforja explican que su iniciativa raíz del coronavirus fue «ayudar en aquello que conviniera». Dentro de estos términos, se refieren a «todo el posible, desde el cuidado de niños y niñas durante el periodo de confinamiento en el caso que los padres tengan que trabajar, hasta el servicio a domicilio de las compras realizadas en las tiendas del pueblo, pasando por la desinfección de las calles, entre otros». Actualmente, sin embargo, «la única de estas iniciativas que ha prosperado es el servicio a domicilio de la compra». «La gente ha confiado en nuestra asociación», dicen, añadiendo que «cada día, algunos miembros de la asociación se encargan de repartir la compra en las casas de la gente más mayor del pueblo. Este servicio va en aumento cada día, ya que el número de pedidos va creciendo.

Sus homólogos de Maspujols también realizan más tareas que la antes mencionada. «Paralelamente al cierre de las escuelas, también teníamos que tener en cuenta las personas mayores del pueblo y aquellos grupos más vulnerables ante la amenaza del virus. Actos tan cotidianos o sencillos como ir a comprar, tirar la basura, ir a la farmacia u otras» son acciones que también están llevando a cabo. «Las personas de edad adelantada tienen que evitar realizar estas actividades y algunos jóvenes, aunque no son de Milubis, también se han ofrecido para dar una mano», continúan.

Hacer la compra

Mientras que en Maspujols todavía no tienen demanda de gente que les haya pedido hacerles la compra, en Alforja apuntan que «empezamos con uno o dos pedidos diarios y, estos últimos días, han llegado a ser cinco o seis». Son listas con «pan, verduras, jabón, carne o embutidos», básicamente productos de primera necesidad.

La asociación de Maspujols tiene una experiencia a lo largo de estos días de haber tenido que cuidar niños pequeños. «Se trata de una familia donde la madre es sanitaria y, por lo tanto, requiere ayuda para poder cuidar a sus hijas, dicen». «Creemos que es necesario aportar positivismo y, por este motivo, los sábados los de Milubis ponemos música con el fin de hacer el vermú con más gente. La gente del pueblo sale a las terrazas con el fin de cambiar un poco la dinámica del día a día, cosa que creemos que ayuda a ver las cosas de forma diferente, tal como nos ha hecho llegar la gente del pueblo», sentencian.

Los vermuúe en los balcones