Agentes Rurales avistan zorros, cerdos y azores cerca de los núcleos poblados

Los animales salvajes han detectado que no estamos y se han relajado en su necesidad de esconderse del ser humano parasobrevivir. Aunque su presencia es de momento tímida sí que se empiezan a detectar pequeños cambios de comportamiento tal como confirman los agentes rurales del Campde Tarragona. «Hemos notado una presencia más notable de especies salvajes cerca de núcleos habitados debido a la menor circulación de personas o vehículos», explica Jordi Carrasco, jefe de los Agentes Rurales en el Alt Camp.

Entre los animales que más se han dejado ver estos días destacan los jabalíes, los zorros y los pájaros como el azor que en otras condiciones se esconden bastante. Aun así, su presencia es tímida y todo apunta que no acaban de confiar en que la ausencia de personas sea un cambio permanente. «De momento no hemos constatado áreas de cría diferentes de las habituales sólo incursiones en áreas que no acostumbran a estar», asegura Carrasco.

También los jabalíes han aprovechado esta tregua para acercarse a algunos puntos urbanos a buscar comida, según confirman fuentes de los Agentes rurales que apuntan «no implicará ningún problema de momento, son apariciones puntuales que cuando todo vuelva a la normalidad desaparecerán». También han visto zorros más cerca de las zonas pobladas. Entre las aves, se ha podido ver a individuos de la especie azor, un pájaro de rapiña parecida al gavilán que también está entrando en las zonas urbanas a cazar palomas, tórtolas o estorninos. También de la especie Duc, otra ave rapiña que sobrepasa los 70 centímetros de envergadura con las alas abiertas y que se caracteriza por unos ojos grandes y redondos, de color naranja. Con respecto a los animales marítimos también se han detectado más presencia de delfines a causa del paro de la actividad marítima en el litoral.

Jaume Solé presidentde Bioscicat, Societat Catalana de Ciències per la Conservació de la Biodiversitat, explica que «es una situación inédita y estos cambios implican un movimiento a la naturaleza, los otros ocupantes también lo notan», apunta. Además, muchas especies inician su ciclo de reproducción y el biólogo apunta que «podríamos ver que crían en lugares no habituales, donde normalmente hay presencia del ser humano». Solé destaca que este parón es un respiro para la naturaleza a escala mundial porque la bajada de diferentes parámetros, como la emisión de gases o de ruido, juega en beneficio del medio.