Piden hacer el test de coronavirus a los residentes de un centro de acogida de menores de Tarragona
Mercè aísla a cuatro residentes, dos de los cuales con síntomas y dos más porque se zafaron
La dirección y el equipo de profesionales del centro de acogida establecieron protocolos de prevención desde el inicio de la emergencia sanitaria. La sesentena de chicos y chicas que viven en los tres hogares del centro tienen restringidas las visitas y no pueden salir a la calle. Al principio de la crisis tuvieron que aislar a dos chicas que presentaban un poco de fiebre durante catorce días en habitaciones con ventilación. Ahora hay dos jóvenes más aislados porque se zafaron. En cabeza de ellos, sin embargo, se les ha hecho la prueba para comprobar si están contagiados de la enfermedad, según denuncia Rubio.
Tristeza e inseguridades
Según el educador, los menores sufren irritabilidad, episodios depresivos e inseguridades a raíz delas medidas restrictivas. Son jóvenes que se encuentran en una situación de acogida provisional. Provienen de familias desestructuradas, con riesgo de abandono o maltrato, pero están escolarizados y salen del centro. Con todo, la falta de contacto con los familiares y la incertidumbre de la duración del tiempo de confinamiento los paso factura.
«Ponemos todos los medios posibles para que puedan tener contacto a través de videoconferencias, pero ellos quieren tocarlos, abrazarlos, quieren tener una vida normal. Eso provoca descalabros emocionales y que les tengamos que hacer mucho acompañamiento», indica Rubio.
Los espacios abiertos del centro de acogida se han convertido en la única vía de escape. Por eso, se han organizado turnos para que los menores puedan acceder al patio durante unas horas al día. También se han reestructurado los recursos, ya que, por ejemplo, no disponen de bastantes ordenadores para hacer las tareas del curso escolar. Aunque se han detectado más discusiones y fricciones por el confinamiento, no ha habido un incremento significativo de agresiones.
El centro recibe material de protección
El equipo educativo del centro está formado por una cincuentena de profesionales. Aparte, también trabajan empleados de seguridad, lavandería, limpieza, cocina o equipos técnicos, como psicólogos. Actualmente, los trabajadores que tenían riesgo de contagio para formar parte de los grupos vulnerables están de baja, según Rubio. Con respecto al material de protección, la semana pasada recibieron mascarillas, pantallas de protección, guantes y batas. «Si se generara una cadena de contagios y bajas de personal, no sé si habrá material para todo el mundo», advierte al educador.