Lostaleria
La hostelería de Tarragona reclama una reducción efectiva de impuestos y rechaza el uso de mamparas
La AEHT admite que muchas empresas tendrán que cerrar y duda sobre la viabilidad de las alternativas de negocio
Una parte importante de los empresarios asume como necesaria la moratoria. «De la misma forma quehay inquilinos a los cuales no se les cobra, si eso lo hacen los propietarios privados, ¿porque no lo puede hacer la administración pública?», se ha preguntado Joan Bosch, miembro del consejo de expertos del AEHT. Otros, como el reusense Xavier Salvat, proponen que los ayuntamientos lo compensen con medidas como permitir la ampliación del espacio de las terrazas exteriores sin aplicar sanciones.
Según recuerda Pintado, los empresarios hace semanas que no tienen ingresos y tienen que asumir el pago de alquileres, consumos y cumplir las obligaciones fiscales. Después de mantener los establecimientos cerrados durante la semana santa, que tradicionalmente se consideraba en algunos casos el inicio adelantado de la temporada alta, los empresarios ven ahora cómo su facturación se puede desplomar durante un verano del todo incierto, sino ya «perdido». «Hemos llegado sin posibilidades de facturar y con los recursos agotados», indica.
Más allá que el 75% de los ERTE presentados hasta ahora en la demarcación de Tarragona corresponden al sector sirve, la entidad no hace valoraciones concretas sobre qué alcance concreto puede tener la crisis en el sector. Recuerdan que, como mínimo, un 25% del PIB provincial y que, en consecuencia, se puede ver afectado en la misma medida por cierres de negocios como se prevé en el resto del país.
Facturación mínima
En este contexto, apuntan a los miembros del AEHT que han participado en esta mesa que con un mínimo de facturación por debajo del 50% de su capacidad sería mantener sus negocios. La posibilidad de que se introduzcan medidas para establecer espacios mínimos, que en la práctica vendría a reducir el aforo de los establecimientos a la mitad dejan entrever este escenario. «Estamos a expensas de la demanda. No sabemos cómo reaccionará la sociedad», apunta a Eduard Álvarez.
Reprochan al gobierno español que todavía no haya definido las condiciones, las medidas y la fecha para poder preparar la reapertura de los establecimientos. «El gobierno no sabe lo que hace: están dando palos de ciego», apunta a Ángel Pérez, reclamando herramientas y recursos más allá de las limitaciones. Algunos, como Eduard Álvarez, creen que las medidas que se acabarán implantando serán una copia de lo que ya avanzan otros países. La prioridad, apuntan, es que hay que evitar en todos los casos contagios de clientes o trabajadores. Son medidas, como reconoce Magí Mallorquí, que tendrán un coste considerable.
Aun así, si bien algunos creen, por ejemplo, que el uso de guantes, mascarillas o gorras puede tranquilizar a los clientes, avisa de que «hay medidas inviables como las mamparas». La posible inclusión de este elemento como posible medida de protección sanitaria en entornos sociales ha generado un profundo debate entre todos los ponentes, que se han posicionado en contra de forma unánime.
Lo ven, en cierta medida, como un ataque a una forma de socialización en la cual los restaurantes, por ejemplo, han estado tradicionalmente espacios de encuentro –sea familiar, de amistades o de trabajo- que trasciende estrictamente la dimensión únicamente gastronómica. «No me entra en la cabeza comercon mamparas por el medio», apunta Pérez. «Vivimos en una cultura mediterránea de vivir en la calle. La gente lo vive y se intenta coartar», alerta, por su parte, Raffa Olivier. «Está como poner puertas en el campo», sentencia Josep Ramon Guiu.
Más allá de eso, sin embargo, la posibilidad de reducir el aforo plantea, consecuentemente, la necesidad de compensar la facturación por un volumen inferior de clientes con otras medidas o actividades. La preparación y distribución de comida a domicilio, el llamado 'delivery', o el 'take away' popularizado hasta estos momentos por establecimientos de comida rápida aparecen en el horizonte como alternativas.
'Delivery' y 'take away'
Mientras algunos de los asociados ya ha puesto en práctica estas prácticas durante las últimas semanas , como es el caso de Xavier Martín, otros como Marta Domènech, de Falset, dudan abiertamente de estas prácticas como alternativas viables. «Ni permite parar el golpe ni es suficiente. Mantiene la llama de que el negocio existe», argumenta, recordando que en entornos rurales, como el del Priorat, esta opción resulta virtualmente inviable.
En cambio, Juani Piñana considera que estas son opciones que hará falta considerar ante la incertidumbre que plantea el momento actual y, especialmente, la perspectiva de un verano muy complejo ante las limitaciones que pueda establecer el gobierno y la previsible caída de la demanda. Los representantes de la entidad admiten que la recuperación puede ir también por subsectores de actividad concretos y, así, creen que en el caso de los banquetes y las bodas esta puede llegar más tarde.
Ante la dimensión de la crisis, algunos, como Guiu, creen que hay que hacer una apuesta decidida por la calidad y los valores de aquello que es natural, aceptar, por ejemplo, que las ganancias puedan acabar resultando inferiores. «Quien no entienda la lección de esta crisis mundial no ha entendido nada», ha manifestado Guiu. Cree que los factores geográficos y los diferentes tipos de negocios acondicionarán el escenario de la recuperación. «Si la bicicleta para, cae. No la podemos parar, pondremos las medidas necesarias pero puede ir más lenta sin pararla. Tiene que haber fecha de apertura y con restricciones de aforo determinadas por la lógica», ha señalado.