Historia local
100 años de escuelas públicas en Constantí
Las primeras escuelas públicas del pueblo se construyeron a través de suscripciones populares
El 20 de enero de 1920 se inauguraban en Constantí las primeras escuelas públicas del pueblo. El acontecimiento tuvo una fuerte repercusión mediática y la prensa de la época se hizo eco que una villa tan grande e importante como era Constantí no tuviera un grupo escolar a su altura. Así lo relata el constantinenseFerran Marín Ramos, gestor del patrimonio cultural, que ha hecho un trabajo de recopilación de información en torno a aquel momento histórico. «Para el pueblo fue un hecho muy relevante, porque hasta aquel momento había en funcionamiento tres escuelas privadas, una de monjas y dos más que estaban en la calle del Mig y a la plaza del Castell. Aunque a los maestros los pagaba el Ayuntamiento, los edificios eran privados, y las instalaciones y los materiales no siempre cumplían con los requisitos», detalla. A eso, había que sumar las quejas reiteradas de los maestros a causa de los sueldos bajos y la mala calidad de sus alojamientos: «Todo hacía que algunos se acabaran marchando de Constantí si encontraban otro destino mejor, dejando el pueblo sin maestro por una temporada», detalla Marín.
Por todo ello, en 1918, Mosén Ramon Bergadà, ayudado por el doctor Miquel Aleu, iniciaron contactos con las autoridades locales, civiles y eclesiásticas para tratar de encontrar una solución. Esta llegó gracias a la determinación de los constantinenses, que jugaron un papel clave en la construcción del nuevo edificio: «Las Escoles Novesse levantaron gracias a su dinero y su trabajo. Por todo ello, aquellas escuelas populares fueron todo un orgullo para el pueblo», afirma Marín.
Así fue como en 1918 se constituyó la Sociedad de Cultura de Constantí, que mediante suscripciones populares, consiguió reunir 51.700 pesetas para el proyecto. El resto del presupuesto se pagó a través de un préstamo de 15.000 pesetas que la Sociedad pidió al Banco de España. Una vez el edificio estuvo terminado, la Sociedad lo vendió al Ayuntamiento de Constantí por un precio de 66.500 pesetas, y desde entonces que es propiedad municipal. Es de destacar el hecho que el proyecto arquitectónico lo hizo el arquitecto modernista Pere Caselles, pero tal como recoge a Ferran Marín, lo hizo suprimiendo todo aquello que era de lujo, como las cocinas. El edificio tenía forma de letra U, y destacaba como un jardín con un atrio flanqueado por un conjunto de columnas dóricas –que hoy día ya no están.
Con motivo de la efeméride, Constantí ha llevado a cabo varios ejercicios de memoria histórica, como la edición de un reportaje audiovisual que muestra documentos gráficos así como testigos de personas que recuerdan como era asistir a aquellas Escoles Noves. Por otra parte, este 26 de abril se tenía que estrenar la obra de teatro Espigolant, con guion del mismo Ferran Marín, que relata la historia de las escuelas a partir de las memorias de mosén Ramon Bergadà y el doctor Aleu. Su autor explica que la pieza ha sido escrita con la voluntad de «poner de manifiesto que la gente del pueblo, aunque humilde, daba mucha importancia a la educación, y que nadie se explicaba como un pueblo como Constantí no tenía unas escuelas públicas como es debido».