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Los alojamientos de turismo rural ebrenses esperan el desconfinamiento de Barcelona

El sector cree que el nuevo escenario derivado de la crisis del coronavirus puede espolear los establecimientos de proximidad

El alojamiento del portavoz de Aturebre, Juanjo Bel, a Masdenverge.

Los alojamientos de turismo rural ebrenses esperan el desconfinamiento de BarcelonaACN

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Los alojamientos rurales de las Tierras del Ebro viven pendientes del desconfinamiento definitivo y la recuperación de la plena movilidad de los habitantes del área metropolitana de Barcelona y el resto del país para reanudar de forma efectiva su actividad. A pesar de disponer de autorización para abrir desde este pasado lunes, con la implantación de la fase 1 en el territorio, la inmensa mayoría de establecimientos siguen cerrados. «No nos sirve de nada hasta que no abran por toda Cataluña», manifiesta el portavoz de la Asociación de Turismo Rural de las Tierras del Ebro (Aturebre), Juanjo Bel. Creen, sin embargo, que el nuevo escenario que dibuja la crisis del coronavirus podría favorecer el turismo de proximidad y contribuir a reactivar el sector.

«Hasta que no abran Barcelona, para nosotros es en vano tener abierto», insiste Bel. Las perspectivas de cara el verano en la zona del delta del Ebro y las planas interiores del Baix Ebre y el Montsià son «muy malas». Conscientes de que el área metropolitana de Barcelona, de donde proviene mayoritariamente su clientela, será una de las últimas zonas a completar el desconfinamiento, creen que los retrasos podrían hipotecar en gran medida la actividad en verano, el periodo que concentra buena parte de la actividad anual más allá de festivos puntuales. «Somos pesimistas: pensamos que no se abrirá totalmente hasta julio o en agosto», aventura.

No creen que la crisis obligue una parte de los alojamientos a cerrar las puertas. A pesar de reconocer que lo han pasado mal, Bel recuerda que son principalmente negocios familiares y complementarios a otras actividades, como la agraria. Eso ha evitado males mayores. Ahora, sin embargo, la gran esperanza es que el proceso de desconfinamiento pueda avanzar de forma rápida a todo el país y que la recuperación total de la movilidad llegue lo antes posible. Llegado este momento, Bel se muestra optimista cree que puede haber un «alud» de demandas». «Antes de ir a un hotel, irán a una casa rural», reflexiona.

De hecho, una parte muy importante de la oferta de alojamiento rural de las Tierras del Ebro es el alquiler de casas enteras y sólo en menor medida por habitaciones. Eso limitaría de forma considerable la necesidad de aplicar determinadas restricciones o medidas de seguridad, dado que habitualmente acogen familias enteras o grupos de amigos.

Por otra parte, las restricciones que pueden seguir existiendo durante meses para viajar al extranjero y efectuar desplazamientos a larga distancia, así como los elevados costes, puede jugar también a favor del sector. «Creo que nos beneficiaremos de esta situación. Pero el problema es cuándo: que la gente tenga capacidad económica para hacer estas salidas y se desconfine totalmente Cataluña. De cara el otoño soy optimista y creo que será muy bueno para nosotros», aventura Bel.

Más en el interior, en la Terra Alta, la mayoría de alojamientos rurales, casas, hoteles y campings tampoco prevén abrir hasta que se implante la fase 2, o más adelante, cuando se amplíen los permisos de movilidad entre regiones sanitarias y provincias. Los restaurantes también esperarán a abrir en la comarca, muchos por falta de sitio dentro y fuera en las terrazas, otros porque no tienen y sobre todo porque limitar el aforo a una tercera parte, «no saldrá a cuenta» para el negocio. En cambio, las empresas de aventura sí que prevén empezar a recibir clientes en caso de que tengan reservas, sobre todo en actividades como ciclismo y barranquismo.

Normativa «muy estricta»

«De alojamientos abrirán muy pocos porque la normativa en cuanto a higiene también es muy estricta y no todo el mundo tendrá al alcance poder seguirla», ha señalado Pilar Miró, presidenta de la Asociación de Turismo Rural de la Terra Alta. «Se tiene que garantizar un grado de descontaminación muy importante. Por ejemplo, sacar toda la decoración, folletos de información, los cojines. Y cuando los clientes se marchen la descontaminación tiene que ser exhaustiva», ha ejemplarizado Miró. Habrá que limpiar colchones, cortinas, todos los utensilios de cocina aunque no se hayan utilizado. «Eso repercutirá en los costes de limpieza que se triplicarán», ha apuntado a la presidenta de la asociación terraltina. Las exigencias se mantendrán todo verano y se preparan para hacer todo lo posible para cumplirlas.

La expectativa en la Terra Alta se vuelca también en la reserva de última hora y el turismo de proximidad. «La gente, en Cataluña, tiene muchas ganas de naturaleza, de montaña y de mar, y confiamos en que salvaremos una parte del verano», ha apuntado Miró. El turismo extranjero, en cambio, se frenará. «Los que nos dedicamos al turismo europeo ya estamos teniendo anulaciones por falta de seguridad. Tienen miedo y no sabemos cómo estarán las comunicaciones aéreas», ha apuntado Miró. Las limitaciones de confinamiento que imponga cada país también afectarán.

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