Infraestructuras
Los trabajos en el túnel del Coll de Lilla avanzan simultáneamente en las cuatro bocas
La crisis del coronavirus no altera el calendario del proyecto
«Dicen que cuando se acaben las voladuras lo repararán... ya lo veremos...», pone en duda a la alcaldesa pedánea de Lilla, Glòria Rovira. También lamenta que las máquinas «destrocen» el entorno, estropeando árboles y caminos, y ocupen tierras que no están expropiadas. «No miran nada, no respetan nada, aparte de todo el ruido y el polvo», critica. Rovira no descarta que, si no se acaban arreglando las grietas, emprenderán acciones.
Las obras de excavación del túnel, a caballo entre el Alt Camp y la Conca de Barberà, empezaron en febrero del año pasado. Con un presupuesto que se elevó a 115 millones de euros, se trata del cuarto y último tramo pendiente de hacer de la autovía A-27. Es, con diferencia, el más complejo. El alcalde de Montblanc, Josep Andreu, que reivindica este tramo desde hace años, se congratula de la celeridad y buen ritmo que mantiene la obra.