«Es emocionante volver a ver a tu padre dos meses y medio después»
Los usuarios de las residencias de personas mayores ya pueden volver a recibir visitas de familiares
«Es emocionante volver a ver a tu padre después de dos meses y medio sin poder hacerlo pero, a la vez, es una sensación agridulce porque te quedas con las ganas de tener contacto físico y compartir el entorno de manera normal, es un sentimiento difícil de digerir», explicaba ayer Sergi Méndez, que visitó por primera vez desde el inicio del confinamiento a su padre, Nicolás Méndez, en la Fundación Privada Casal d'Avis de Alforja, ya que la Región Sanitaria del Camp de Tarragona y la de Terres de l'Ebre pasaron a la Fase 2 de la desescalada.
Fue con sus dos hijas, las nietas de Nicolás, Noa, de 12 años, y Luna, de 8. Ellas, sin embargo, sólo pudieron ver a su abuelo a través de la puerta de entrada del centro, mientras que Méndez sí pudo entrar y pasar un rato con su padre en una salita. «He podido entrar y estar con él, pero nos separaba una mesa», relataba Méndez, que aseguraba que «sabe mal estar cerca de una persona que amas y no poder ni darle la mano». Méndez vive en Ulldemolins, pero su padre es de Barcelona. Sufre demencia y vivía en su casa en la ciudad condal mientras iba a un centro de día. Una vez la dependencia fue mayor, su hijo decidió llevarlo a una residencia más próxima.
«No me imagino esta situación estando él en Barcelona», decía. «Ha sido una situación un poco artificial sobre todo con respecto al contacto con las niñas, que ha tenido que ser a través de un vidrio», lamentaba Méndez, que celebraba que «al menos se han visto después de tanto tiempo y las niñas le han dado esta alegría al abuelo, que además ha visto que en el exterior todo va volviendo a la normalidad». Méndez explicaba que su padre es consciente de que hay una pandemia, «lo ha visto en la televisión, pero el hecho de vernos y no poder abrazarnos ni darnos un beso, creo que es una situación que ni él ni las niñas acaban de encajar», sostenía el de Ulldemolins.
Méndez explicaba que siempre que los tres iban a ver a Nicolás jugaban al dominó, cosa que ahora no pueden hacer. Según les dijeron desde el centro, no podrán volver a visitarlo hasta dentro de 15 días, pero celebran haber podido verlo y saber que está bien. «A esperar a la próxima y estamos con muchas ganas de recuperar la normalidad y poder llevarlo a casa a comer», señalaba Méndez, que sufría también porque «estamos en un escenario tan volátil que no sabemos realmente si en dos semanas podremos volver a venir, hay mucha incertidumbre». El joven ha tenido que protegerse para entrar en el centro, además de lavarse los pies y seguir unas medidas de prevención bastante estrictas. Es lo que les toca hacer a aquellos que quieran ir a visitar a sus familiares en las residencias de personas mayores, y se entiende después de todo lo que han sufrido en esta pandemia, siendo un colectivo de alto riesgo que, desgraciadamente, ha registrado la mayoría de las muertes por coronavirus.
Finalmente, Méndez asegura estar muy contento con la gestión de la Fundación Privada Casal d'Avis de Alforja, que ha informado en todo momento de la evolución de su padre y ofrecen «un trato muy familiar».
Elisenda Villalta también fue a ver a su abuela, Carmen Carbonell, a la la residencia STS Misericordia de Reus. «Ha sido difícil y muy duro, creo que lo es par todo el mundo. En el momento que pudimos empezar a salir veníamos a saludarla desde el parking y ellos nos veía desde la habitación», relataba Villalta. Aunque todavía no puede hacerle besos ni abrazos, Villalta decía que vivió el momento como «una ilusión».