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Enamorados de un 'trasto viejo'

La asociación La Toneta Cultura Marinera nace para recuperar barcas antiguas y devolverlas al agua

Joan Solé, Joan Rioné, Lluís Guzmán, Xavier Gil y Sílvia Casasayes en la barca que reparan.

Enamorados de un 'trasto viejo'Olívia Molet

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Es lunes, 8 de junio, por la tarde. En el interior de la nave de Solé Ebenistes, en el polígono de Constantí, se trabaja de lo lindo. En el fondo del local, cinco amigos sudan con la mascarilla puesta mientras hacen trabajos de restauración en una barca vieja. Son Lluís Guzmán, Sílvia Casasayes, Joan Rioné, Joan Solé y Xavier Gil, los miembros fundadores de la asociación La Toneta Cultura Marinera, nacida el otoño del 2019.

Los cinco tienen oficios diversos, ninguno de ellos relacionado con la navegación, pero también un nexo común: las ganas de navegar y de recuperar patrimonio marítimo histórico. Lo que tienen entre manos en la nave de Constantí es una embarcación de 1942, que Lluís localizó en un almacén de Valls, y que se ha convertido en la niña de los ojos de La Toneta. Bajo la supervisión de Joan Solé, que es ebanista, han decidido repararla y devolverla al mar. «La barca apareció en Wallapop y pertenecía a Joan Guasch, Xolo. Él se dedica a restaurar carros antiguos, y tenía la idea de ponerla arriba de un carro de los Tres Tombs, pero al final no lo hizo, y la puso a la venta», explica Lluís Guzmán. El enamoramiento con la embarcación fue instantánea, y después de una visita acompañados de miembros de la asociación Arjau Vela Llatina de Cambrils, el grupo decide comprar la barca.

Aunque los de La Toneta buscaban una nave de vela latina, se quedaron con esta embarcación de vela cangreja. Sus propietarios piensan que fue construida por un maestro de azuela que elaboraba barcas de pesca, pero esta probablemente sería de ocio, o concebida como auxiliar de un barco grande. «La barca estaba vieja y tiene mucho trabajo, pero es recuperable», explica Joan Solé. El ebanista detalla que él mismo está inmerso en la recuperación del motor. Aparte, se tiene que rascar y limpiar toda la barca. La quilla, apunta, no querría cambiarla «porque se nos podría quedar la barca en los dedos», pero de todos modos está pendiente de que gente más experta –un maestro de azuela– les ayude a determinar todas estas labores.

El trabajo de rascar, explica Sílvia Casasayes, lo están haciendo en el sentido literal, pero también metafórico, porque a la vez que reparan la estructura, están tratando de encontrar información sobre la barca, de la cual no se conservan ni los papeles: «Nos está llevando mucho trabajo. Primero pensábamos que era de Palamós, pero ahora hemos deducido que quizás era de Palafrugell. Estamos telefoneando a personas de todas partes para que nos ayuden a rehacer su historia».

El objetivo, explica Joan Rioné, es devolverla al mar: «En realidad es una locura, un proyecto muy poco práctico. Hemos cogido un trasto viejo y, sin prisas, lo convertiremos en una perlita». Rioné explica que este trabajo «es como dar un paso atrás en el tiempo, pero a la vez un paso adelante», porque no deja de ser una apuesta por las energías renovables. La Toneta, explican sus integrantes, también tiene una especial sensibilidad por la protección y la defensa del medio natural.

Los miembros de La Toneta trabajando en la barca.

Enamorados de un 'trasto viejo'Olívia Molet

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