Diari Més

Patrimonio

Encuentran naipes del siglo XVI dentro de la caja del reloj del monasterio de Santes Creus

Los trabajos de conservación y restauración de la pieza se terminarán a finales de mes

Plano medio del responsable del monasterio de Santes Creus, Joan Ibarz, mostrando uno de los fragmentos de naipes localizados, cerca de la arqueóloga Carme Subiranas.

Encuentran naipes del siglo XVI dentro de la caja del reloj del monasterio de Santes CreusACN

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Los trabajos de conservación y restauración de la caja del reloj del monasterio de Santes Creus han puesto al descubierto varios objetos ocultos entre los escombros y la suciedad acumulados dentro de la estructura de madera. El hallazgo más curioso son fragmentos de naipes que, según los primeros análisis, fecharían del siglo XVI y hacen pensar que los monjes de la época ya pasaban algunos ratos jugando en cartas. En la base de la caja también han encontrado fragmentos de un pergamino y de una carta antigua, un zapato y el pitorro de una pequeña botella que alguien abandonó. Mientras se analizan los hallazgos, dos conservadoras trabajan para estabilizar el soporte de madera y la policromía, que ha sufrido varios desprendimientos a lo largo del tiempo.
La caja de madera del reloj de Santes Creus no se había estudiado nunca en fondo hasta ahora. La pieza está colgada a unos doce metros de altura en el muro sur del transepto de la iglesia de Santa Maria, es decir, adosado en la Torre de les Hores. Esta estructura de planta cuadrada, de 1575 y de estilo renacentista, contenía campanas y la maquinaria de un reloj.

Inicialmente se creía que la caja fechaba del siglo XVIII, pero a raíz de estos trabajos la hipótesis que coge más fuerza es que la pieza está relacionada con la Torre de les Hores desde un principio y, por lo tanto, también fecharía del siglo XVI, según explica la arqueóloga Carme Subiranas.

La teoría ha cogido bastante a raíz del análisis de la policromía que reviste la madera y de la inesperada aparición de varios objetos de entre la suciedad acumulada en el interior de la caja. Las piezas de más valor son una docena de fragmentos de cartas con las figuras características de la baraja española.

Subiranas explica que las están investigando, pero que todo apunta que también fechan del siglo XVI. «No sabemos qué hacían allí, pero el hallazgo nos dice que los monjes en algún lugar del monasterio debieron jugar a cartas. Son curiosidades que nos permiten intuir cosas que no nos pensábamos que pasaran, pero que lo hacían», señala.

Aparte de estos naipes también se ha encontrado un trozo de pergamino escrito en latín y que contiene frases habituales en la liturgia, y una carta escrita en catalán antiguo por fray Josep Maura, el cual pide al padre que compre naranjas. También se ha encontrado un zapato, restos de clavos y de cuerdas, y el pitorro de una pequeña botella. «Son materiales de rechazo almacenados allí por alguna función», resume Subiranas.

También se ha podido comprobar que una escalera de caracol que empezaba en el dormitorio de los monjes y llegaba hasta la cubierta del tejado permitía acceder a la caja del reloj. Hoy, sin embargo, los dos extremos de la escalera están tapiados, de manera que la pieza no dispone de ningún acceso directo y se ha tenido que montar un andamio en la iglesia para poder trabajar.

Una actuación basada en los criterios de la mínima intervención

La caja de madera policromada muestra la esfera original del reloj de péndulo, que tiene las 24 horas dibujadas en números romanos -del I al XII, dos veces-, enmarcada en decoraciones que representan probablemente los cuatro vientos. La pieza hace tres metros de altura por dos de anchura, y su estado de conservación era «malo». Además, el mecanismo del reloj está desaparecido y sólo se conservan los pesos de piedra en el almacén del propio monasterio.

Los trabajos de restauración y conservación, a cargo de Laia Duran y Núria Jutglar, se terminarán a final de mes, con lo cual la caja del reloj volverá a lucir en julio. El objetivo de la intervención ha sido estabilizar el spporte de madera y la policromía, que presentaba peligro de desprendimiento, y evitar que se siga degradando.

Según explica Laia Duran, una de las conservadoras y restauradoras, los primeros trabajos consistieron en la limpieza, consolidación y el tratamiento de la madera y de la estructura. Actualmente se está haciendo la fijación de la policromía, y tareas de limpieza, barnizado y retoque cromático con el fin de conseguir «una lectura visual cumplida» para los visitantes del monasterio.

El monasterio reabrió puertas el 8 de junio, pero eso no ha impedido la realización de los trabajos. La actuación de conservación y restauración la dirige el técnico Pep Paret, del Centre de Recuperació de Béns Mobles de Catalunya, un centro adscrito a la Agència Catalana del Patrimoni Cultural del Departament de Cultura de la Generalitat.

Plano entero de los diversos fragmentos de naipes del siglo XVI localizados en el interior de la caja del reloj del monasterio de Santes Creus.

Encuentran naipes del siglo XVI dentro de la caja del reloj del monasterio de Santes CreusACN

Plano medio contrapicado de la conservadora y restauradora Laia Duran trabajando para rehacer la policromía de la esfera del reloj del monasterio de Santes Creus.

Encuentran naipes del siglo XVI dentro de la caja del reloj del monasterio de Santes CreusACN

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