Patrimonio
Encuentran naipes del siglo XVI dentro de la caja del reloj del monasterio de Santes Creus
Los trabajos de conservación y restauración de la pieza se terminarán a finales de mes
Inicialmente se creía que la caja fechaba del siglo XVIII, pero a raíz de estos trabajos la hipótesis que coge más fuerza es que la pieza está relacionada con la Torre de les Hores desde un principio y, por lo tanto, también fecharía del siglo XVI, según explica la arqueóloga Carme Subiranas.
La teoría ha cogido bastante a raíz del análisis de la policromía que reviste la madera y de la inesperada aparición de varios objetos de entre la suciedad acumulada en el interior de la caja. Las piezas de más valor son una docena de fragmentos de cartas con las figuras características de la baraja española.
Subiranas explica que las están investigando, pero que todo apunta que también fechan del siglo XVI. «No sabemos qué hacían allí, pero el hallazgo nos dice que los monjes en algún lugar del monasterio debieron jugar a cartas. Son curiosidades que nos permiten intuir cosas que no nos pensábamos que pasaran, pero que lo hacían», señala.
Aparte de estos naipes también se ha encontrado un trozo de pergamino escrito en latín y que contiene frases habituales en la liturgia, y una carta escrita en catalán antiguo por fray Josep Maura, el cual pide al padre que compre naranjas. También se ha encontrado un zapato, restos de clavos y de cuerdas, y el pitorro de una pequeña botella. «Son materiales de rechazo almacenados allí por alguna función», resume Subiranas.
También se ha podido comprobar que una escalera de caracol que empezaba en el dormitorio de los monjes y llegaba hasta la cubierta del tejado permitía acceder a la caja del reloj. Hoy, sin embargo, los dos extremos de la escalera están tapiados, de manera que la pieza no dispone de ningún acceso directo y se ha tenido que montar un andamio en la iglesia para poder trabajar.
Una actuación basada en los criterios de la mínima intervención
La caja de madera policromada muestra la esfera original del reloj de péndulo, que tiene las 24 horas dibujadas en números romanos -del I al XII, dos veces-, enmarcada en decoraciones que representan probablemente los cuatro vientos. La pieza hace tres metros de altura por dos de anchura, y su estado de conservación era «malo». Además, el mecanismo del reloj está desaparecido y sólo se conservan los pesos de piedra en el almacén del propio monasterio.
Los trabajos de restauración y conservación, a cargo de Laia Duran y Núria Jutglar, se terminarán a final de mes, con lo cual la caja del reloj volverá a lucir en julio. El objetivo de la intervención ha sido estabilizar el spporte de madera y la policromía, que presentaba peligro de desprendimiento, y evitar que se siga degradando.
Según explica Laia Duran, una de las conservadoras y restauradoras, los primeros trabajos consistieron en la limpieza, consolidación y el tratamiento de la madera y de la estructura. Actualmente se está haciendo la fijación de la policromía, y tareas de limpieza, barnizado y retoque cromático con el fin de conseguir «una lectura visual cumplida» para los visitantes del monasterio.
El monasterio reabrió puertas el 8 de junio, pero eso no ha impedido la realización de los trabajos. La actuación de conservación y restauración la dirige el técnico Pep Paret, del Centre de Recuperació de Béns Mobles de Catalunya, un centro adscrito a la Agència Catalana del Patrimoni Cultural del Departament de Cultura de la Generalitat.