Seguridad
Balance de Mossos en Tarragona: caen los delitos violentos en la Part Alta pero se disparan las ocupaciones
Las segundas residencias en Salou y Cambrils también han sufrido el incremento de las ocupaciones ilegales
El refuerzo del patrullaje de Mossos y Guardia Urbana en la Part Alta de Tarragona está dando frutos, según los cuerpos policiales. Desde que a final de noviembre se puso en marcha el dispositivo conjunto Vibio, los delitos violentos en el núcleo histórico han caído un 70% y los hurtos se han reducido a la mitad. El jefe de la región policial Camp de Tarragona, el comisario Josep Maria Estela, atribuye la disminución «drástica» de hechos delictivos a la presencia policial, que asegura que se mantendrá y que emplearán esfuerzos. El barrio también se ve afectado por ocupaciones de viviendas, un fenómeno que proliferra por todas partes y que se ha disparado sobre todo en segundas residencias. En Salou ha habido un 73% más casos y, en Cambrils, casi un 30% más.
El plan específico conjunto de Mossos d'Esquadra y Guardia Urbana de Tarragona se puso en marcha el noviembre pasado ante la creciente sensación de inseguridad en la zona y los problemas de convivencia derivados de la ocupación ilegal de viviendas. Aunque el dispositivo se ha detenido durante algunas semanas por el confinamiento, hasta el momento el balance que deja es una reducción del 70% de los delitos violentos en la Part Alta desde noviembre. Se trata de hechos que ocasionan mucha alarma social, como tirones y otros robos con violencia e intimidación.
«Todavía hay alguno, pero los hemos reducido drásticamente», señala el comisario de los Mossos, Josep Maria Estela, en una entrevistaa la ACN. Los hurtos en el núcleo histórico también han caído a la mitad durante este periodo. «Nuestra presencia allí equivale a una disminución de hechos delictivos», sentencia. En el marco del dispositivo Vibio también se han podido desmantelar dos puntos de venta de drogas. «Saldremos adelante y seguiremos con el dispositivo. Y más ahora que viene el verano y que prevemos que vuelva a haber turistas. Esperamos que vengan y que estén seguros», expresa.
Los Mossos también hacen intervenciones puntuales en zonas conflictivas de otras ciudades del Camp de Tarragona como Calafell, el Vendrell o Reus. En el marco de estas actuaciones «quirúrgicas», tal como las denomina el cuerpo, los Mossos detuvieron la semana pasada a siete personas por tráfico de drogas en torno a la plaza de la Sardana de la capital del Baix Camp, un punto donde los vecinos hace tiempo que se quejan de inseguridad y de actividades delictivas.
Crece la ocupación de segundas residencias de la costa
Por otra parte, los Mossos d'Esquadra constatan un repunte de las ocupaciones ilegales de segundas residencias en lo que llevamos de año -no sólo durante el confinamiento. En concreto, entre enero y mayo los casos se han disparado un 73% en Salou (Tarragonès) y un 29% en Cambrils (Baix Camp) respecto del mismo periodo del año pasado. También ha habido más denuncias en el Vendrell o en Calafell (Baix Penedès).
«El número de segundas residencias es altísimo y ocupar una es fácil. Más teniendo en cuenta que los propietarios y los vecinos no suelen vivir allí y que van pocas veces al año. Si no nos enteramos en pocas horas, poca cosa podemos hacer, admite el comisario Estela. Y es que si los inquilinos ya han constituido su domicilio en el inmueble ocupado, sólo se les puede sacar con un proceso judicial de desahucio que puede tardar «semanas o meses».
Además, una segunda residencia no está considerada un domicilio dentro de un delito de usurpación de un bien inmueble, con lo cual ocupar una está tipificada en el Código Penal como un delito leve y tiene una responsabilidad penal baja –sólo una pena de multa. «Eso hace que salga muy barato ocupar una segunda residencia», lamenta Estela.
Sin embargo, a principio de junio los Mossos pudieron detener en Salou una pareja joven que había ocupado un apartamento de un edificio donde la mayoría de inmuebles están de multipropiedad. El hombre y la mujer se aprovechaban de esta circunstancia para robar en otros domicilios del bloque y llevarse el televisor y otros objetos de valor.
Preocupación por la «conducta» de los okupas
Según el comisario Estela, más que la ocupación en sí misma lo que a menudo ocasiona más problemas es la «conducta» de los inquilinos. «Hay personas que no generan alarma ni están relacionadas con ninguna actividad delictiva, pero hay otros que sí que tienen conductas que generan inseguridad en la vía pública», indica.
Algunas ocupaciones problemáticas están situados en el barrio del Serrallo de Tarragona -donde el lunes hubo una pelea multitudinaria en torno al edificio del Rancho Grande-, en la calle Ferrers de la Part Alta o en Sant Salvador. «Se rompen las normas más básicas de convivencia, hay alguna pelea y pequeño tráfico de drogas», apunta al comisario.
De hecho, el Ayuntamiento de Tarragona ha endurecido su postura respecto de las ocupaciones que llevan asociadas actitudes delincuenciales. Una de las iniciativas que ha puesto en marcha es una ronda de reuniones con las entidades financieras que son propietarias de los pisos ocupados. Mientras tanto, la policía se compromete a reforzar la vigilancia. En el caso del Serrallo, los Mossos aseguran que han incrementado la presencia policial fija en la zona.