Pesca
La flota de arrastre de Tarragona vuelve al mar después de la veda
La Confraria de Pescadors confía en que la llegada del turismo ayude a recuperar las compras de pescado fresco
Después de «tocar fondo» los precios en el mes de abril, en plena crisis de la covid-19, la territorialización de las vedas, los meses de mayo y junio en la zona de Tarragona y durante julio y agosto los puertos ebrenses de l'Ampolla hacia el sur, incluyendo el de Sant Carles de la Ràpita, había ayudado a parar el golpe, según Sans. El hecho de que las flotas del sur de la demarcación trabajaran en solitario estos dos últimos meses habría frenado la caída. Además, esperan que, después de los estragos del paso del Gloria, el medio marino se haya estabilizado y recuperado posibilitando mayores capturas.
Pero el panorama de cara el verano depende, en buena medida, de la reanudación de la actividad turística. «Si no se abren fronteras, abren los restaurantes y no viene el turismo, lo tenemos complicado», sentencia la secretaría de la entidad. Entonces, augura, el mercado de pescado fresco podría «caer en picado». Productos estrella de la flota tarraconense como la merluza no tienen la misma valoración con el sector hostalero prácticamente parado, aunque durante el confinamiento volvió a entrar en los hogares de forma más habitual.
Todavía queda un poco de margen para productos más valorados, como la gamba, que iniciará su temporada de pesca a partir del 1 de agosto. También habrá que ver, según apunta Sans, como evolucionan las ventas de las capturas de arrastre. Durante los últimos meses, en los casos del palangre y las artes menores, muchos compradores habían optado por adquirir el pescado a través de Internet, en detrimento de la asistencia a la lonja.
Después de la inestabilidad marina y daños causados por el temporal Gloria, a finales de enero, la crisis del coronavirus ha agravado la situación en el caso de la flota tarraconense, que tuvo que amarrar a puerto después de registrar a dos trabajadores afectados por coronavirus. Las medidas sanitarias y de seguridad causaron miedo y problemas a la hora de trabajar en embarcaciones como las de rodeo, donde se reúnen más de diez marineros. De los más de 40 trabajadores de la cofradía sólo cuatro siguieron trabajando después de los ERTEaplicados.