Diari Més

Agricultura

La DOQ Priorat se enfrenta a una vendimia «incierta» por el mildiu y la covid-19

Se prevé una reducción de la cosecha del 40% pero con una uva de mucha calidad

Publicado por

Creado:

Actualizado:

La vendimia a la Denominación de Origen Cualificada (DOQ) Priorat ha empezado hace unos días con muchas incertidumbres. El temporal Gloria y el mildiu hace que los productores sufran por la cantidad de uva que podrán arrancar de las cepas. Aunque la afectación del hongo ha sido muy irregular en las fincas, en términos generales se espera una caída en la cosecha de un 40%, según ha concretado el presidente de la DOQ Priorat, Sal·lustià Àlvarez. La otra preocupación que tienen las bodegas es como venderán el producto final, el vino, en los próximos meses ya que la covid-19 ha cerrado muchas puertas a las ventas, especialmente en el ámbito internacional. Una de las tablas de salvación puede ser el enoturismo, con visitantes de proximidad, que ha crecido los últimos meses.

La afectación del mildiu en los municipios de la DOQ Priorat ha sido muy irregular y muy desigual. Un ejemplo: las propietarias de Mas Alsera, en Torroja del Priorat, casi no han sufrido el hongo; en cambio, en una finca a menos de un kilómetro, la cosecha se ha perdido prácticamente toda. «Hay fincas sin afectación y otros con un 90% de daño. Calculamos que en términos generales se ha perdido un 40%, unos dos millones de kilos», de los siete y pico que se puede hacer en toda la DOQ, concreta Àlvarez.

«En el Priorat no teníamos casi nunca problemas con el mildiu, pero este año la incidencia ha sido muy alta, fruto de una lluvia anormal», señala. No sólo por el temporal Gloria, sino por las lluvias de la primavera y las altas temperaturas que ha habido después, que han permitido que el hongo se desarrolle con fuerza. La parte positiva es que la uva que no ha quedado afectada «está preciosa». Así pues, en términos de calidad se prevé una buena cosecha. La producción se situará entre los 4,2 y los 4,5 millones de kilos en el conjunto de las 2.070 hectáreas de viña.

La covid-19, un quebradero de cabeza

Las preocupaciones de los productores este año no se acaban con las cepas. La pandemia ha generado un terremoto en los canales de comercialización. «Hay desazón por lo que pasará con las ventas. La restauración y los grandes encuentros eran el punto máximo del consumo de nuestros productos», reconoce Àlvarez. «Si no hay consumo, no hay ventas; y si hay stock cuesta llegar a final de mes», relaciona. Y a pesar de los vinos del Priorat se venden por todo el mundo, son pequeñas ventas a muchos mercados. «Ahora eso es más complejo porque no se pueden hacer viajes. La empresa familiar no puede ir a buscar clientes y le provoca un cierto aislamiento», lamenta el presidente de la DOQ.

Ante este problema surgiendo en los primeros meses de confinamiento, las empresas familiares agrarias apostaron por el mercado de proximidad y detectaron «que detrás de los vinos tiene que haber mucha presencia de los propietarios». Así, en los últimos meses se han incrementado las visitas enoturísticas a la comarca, especialmente con estancias de dos o tres días. El objetivo es conseguir atraer visitantes del interior del triángulo entre Barcelona, Zaragoza y Valencia. «Vemos que la gente busca conocer Cataluña, y nosotros formamos parte de la Cataluña desconocida. El Priorat está muy preparado» para recibir visitantes, expone. El otoño, la campaña de navidad y la primavera están los momentos que la DOQ tiene marcados en el calendario para explotar esta vía.

Pero la covid-19 también genera dudas en este ámbito. «La incertidumbre viene porque quizás no podremos hacer nada si hay un nuevo confinamiento», indica. De todos modos, afirma que las bodegas han adaptado las visitas a la situación actual, con menos plazas pero con más días disponibles. Por lo tanto, «es más fácil contratar una visita». Al mismo tiempo han detectado que fruto de la inestabilidad los clientes reservan más a última hora.

Con todo, el presidente de la DOQ Priorat tiene una mirada optimista. Considera que «la ruralidad está muy preparada para afrontar las incertidumbres» porque está habituada por el impacto de la meteorología en la agricultura. Y asegura que los productores están ilusionados porque «hace falta reinventarse y encontrar nuevas fórmulas para llegar al cliente final, y eso anima a hacer una buena cosecha y hacer un vino más mejor que nunca».

tracking