Medio Ambiente
Detectan medicamentos, pesticidas y metales pesados en muchos puntos de los ríos de Cataluña
Se han analizado cerca de 100 contaminantes en 89 puntos de 16 ríos, entre ellos el Francolí o el Ebro
El objetivo del estudio ha sido comprobar la presencia de estos contaminantes emergentes y los posibles efectos sobre las comunidades biológicas en cumplimiento de la Directiva marco del agua (DMA).
La presencia de nuevos contaminantes (contaminantes emergentes), aunque en niveles muy bajos, puede derivar en posibles problemas ambientales, por lo que la Comisión Europea requiere hacer seguimiento. Para evaluar el estado de los ríos, se tienen en cuenta tres indicadores: la calidad fisicoquímica -calidad del agua según parámetros de nitratos, fosfatos, carbono orgánico total (TOC); la calidad hidromorfològica -continuidad fluvial, morfología- y la calidad biológica -macroinvertebrados, diatomees (algas) y peces. La calidad biológica puede estar condicionada por la presencia de varios contaminantes en el medio.
Las mayores concentraciones de contaminantes se encuentran en los ríos con menor capacidad de dilución, en los que una gran parte del caudal se nutre casi exclusivamente de las aportaciones de agua residual urbana o industrial. A menudo son tramos fluviales con una alta densidad de población, como los ríos Llobregat y Foix, en su tramo medio y bajo, y en menor medida, en los cursos altos de los ríos como el Segre y los dos Nogales. Según la investigación, eso puede ser el causante de una pérdida de calidad biológica asociada a los macroinvertebrados (insectos, crustáceos, moluscos, entre otros) en estos tramos de ríos, así como también de las diatomeas (principal grupo de algas fluviales).
Sin riesgo para el agua de consumo
La presencia de estos contaminantes no supone un riesgo para la salud de las personas, ya que los niveles se encuentran dentro de lo que establece la normativa, y el agua para el consumo humano pasa por un tratamiento de potabilización que garantiza la salubridad. Esta investigación expresa la necesidad de desarrollar estudios específicos sobre el impacto ecológico de estos contaminantes y potenciar la inclusión en los planes de gestión de cuenca europeos.