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Goteo de altas de familias en los padrones y escuelas de la Conca de Barberà

Santa Coloma de Queralt crece con 90 habitantes y se recupera una ruta de transporte escolar sin servicio durante años

Un grupo de niños jugando en el patio en la zona de juegos de la escuela Cor de Roure de Santa Coloma de Queralt.

Goteo de altas de familias en los padrones y escuelas de la Conca de BarberàACN

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La Conca de Barberà ha visto incrementada la población infantil recién llegada desde el coronavirus. A raíz de la pandemia, muchas familias con niños en edad escolar han decidido instalarse en algunos pueblos de esta comarca tarraconense. Varios ayuntamientos confirman la tendencia al alza en las altas en el padrón. En el municipio de Santa Coloma de Queralt, desde marzo, se han inscrito noventa habitantes nuevos, en buena parte, familias jóvenes. La venida de niñosal mundo rural se hace notar enlos colegios. En la escuela pública Cor de Roure hay una decena de niños nuevos, de varias procedencias. Una ruta escolar que se había dejado de hacer hace muchos años por el extremo norte de la comarca este año se ha recuperado precisamente para dar respuesta a este aumento de alumnado.

Ona, Nily Kai son tres hermanos que, desde este curso, van a la escuela Cor de Roure de Santa Coloma de Queralt. La familia vivía en Canadá, pero los padres, que son catalanes, han decidido volver al territorio donde creció la madre. Es un ejemplo de las numerosas familias que han dado el paso de ir a vivir a un entorno rural. En el extremo nordeste de la Conca de Barberà, Santa Coloma, con varios servicios -entre los cuales, centros educativos, un CAP y un hospital relativamente cerca-, es uno de los municipios tarraconenses donde más se ha notado la llegada de niños.

Eso ha hecho que el ConsellComarcal haya decidido recuperar una ruta escolar en este entorno que no se prestaba desde hacía muchos años. El ente, que gestiona este servicio de transporte, mantiene una veintena de rutas. Esta, que se había dejado de prestar por falta de niños, vuelve a estaroperativa. Recorre varios pueblecitos de la Baixa Segarra -Seguer, Valldeperes, Pontils y Sant Gallard-, de donde recoge a media docena de niños, hasta llegar a Santa Coloma de Queralt, donde están escolarizados. También estudian niños de Bellprat (Anoia).

«Hemos notado un cierto aumento de alumnado, que no habíamos tenido en años anteriores, ya sea por el confinamiento o por otros motivos», afirma al ACN la directora del CEIP Cor de Roure, Anna Costa. «Son alumnos que ahora viven en el pueblo o en los de los alrededores, y son procedentes de otras nacionalidades, como Canadá, Egipto, Marruecos, Granada, Barcelona, etc., añade la directora. Este año en este centro se han matriculado una decena de nuevos alumnos, contando desde P3 a 6.º de Primària, haciendo que la cifra de matriculados se eleve a 172 alumnos.

Huyendo de la ciudad

Maria y Xavi también han decidido establecerse en este pueblo y escolarizar a sus dos hijas, de 1 y 3 años de edad. Vivían en Cervera. Lo que tenía que ser una visita porcompromisos familiares, el fin de semana del 14 y 15 de marzo, se convirtió en un nuevo proyecto de vida. «No veníamos con intención de quedarnos, pero el coronavirus ha acelerado una idea que ya teníamos en mente», explica Maria. De hecho, se están arreglando una casa de la familia, donde también han trasladado el negocio de Xavi. Es constructor plástico y se dedica a hacer capgrossos y bestiari.

El teletrabajo se convierte en la clavepara estas familias jóvenes. A la búsqueda de una mejor calidad de vida, Marta, con su marido y dos hijos, también decidieron marcharse de Barcelona para volver al pueblo e instalarse en la casa familiar, junto con sus padres. «Quién me lo tenía que decir que volvería, pero el mundo rural es mucho mejor, en la ciudad nos sentíamos encerrados, vivíamos en el Eixample, yo sufría ansiedad y ahora me encuentro muy bien, la cura fue venir aquí», asegura Marta, mientras pasea con cochecito la pequeña, de dos meses, por la plaza Major del pueblo.

En la escuela concertada Vedruna, con 120 escolares, también se ha experimentado un incremento de matrículas. Hay siete niños nuevos en el colegio. «Son familias que han venido a los pueblos y que se han acabado quedando», ratifica la directora de la escuela, Carme Coma. En otro municipio, en Barberà de la Conca, también hay más alumnos matriculados en la escuela a raízde la llegada de un par de familias con niñosal pueblo. «Somos 54 escolares, cuanto antes éramos cuarenta y pico», dice Cati Cisneros, la directora. En cambio, esta dinámica no se nota tanto en institutos y jardines de infancia.

90 empadronados en Santa Coloma desde marzo

La retasación de la vida rural ha disparado los padrones. En Santa Coloma de Queralt, desde marzo, se han empadronado 90 nuevos habitantes. «Sobre todo son familias del pueblo que vivían fuera y han decidido venir aquí, pero también hay gente que venía de fin de semana o jubilados, y la pandemia ha sido el empuje para dar el salto y vivir aquí porque seguramente las condiciones son mejores», afirma la concejala de Turismo y Comunicación de Santa Coloma, Montserrat Oranias. Reitera que no solamente las familias jóvenes con niños valoran el mundo rural frente la ciudad.

El goteo de altas en el padrón es una tónica que se daen otros municipios de esta comarca interior, como Barberà de la Conca. Con una veintena de nuevos inscritos desde la pandemia, el pueblo ya roza a los 500 habitantes. También han ganado vecinos, si bien de forma menos acentuada, en Pontils -142 inscritos, frente los 124 del 2019-, las Piles -218 en comparación con los 206 del año anterior- y Sarral -una cincuentena de nuevas altas durante este año. En el resto de municipios el empadronamiento se mantiene estable, sin variaciones destacables, respecto el año pasado.

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