Internos de Mas Enric, sin mascarillas homologadas ni opción de comprar
Los sindicato CCOO reclama también más equipos de protección para la plantilla, la realización de más PCR y más personal
Los internos del Centro Penitenciario de Mas Enric, en el Catllar, no disponen de mascarillas homologadas ni posibilidades de comprar en el interior de la prisión. Según el sindicato CCOO, al principio de la pandemia se les entregó una mascarilla no homologada, hecha con retales de batas «que no garantizan la prevención ante un posible contagio». Sin embargo, el CIRE no vende mascarillas quirúrgicas o FPP2 en las tiendas de los módulos, por lo cual, «un interno que quiera protegerse como es debido, no puede», explica Juan Antonio del Castillo, delegado sindical de CCOO en el Centro Penitenciario de Mas Enric. Según Del Castillo, a estas alturas, hay mascarillas FPP2 para los que trabajan enEnfermería ymódulos confinados.
El sindicato pide más protección para los presos, pero también la mejora del acceso al material de protección, que se las realice más pruebas PCR o tests de antígenos a los profesionales y que algunos servicios –los que puedan– hagan teletrabajo.
La pasada semana, los sindicatos presentaron más de un millar de firmas a laConselleria de Justicia para reclamar el cese de los máximos responsables de los centros penitenciarios en Cataluña por su «imprudencia» en la gestión de personal, especialmente ante la pandemia de coronavirus. Desde el sindicato se ha denunciado la falta de personal «endémica», que sufre la prisión del Catllar, lo cual hace que se incrementen las situaciones de riesgo para los trabajadores y las agresiones. «Hay días que se tienen que pedir voluntarios para poder realizar todos los servicios del centro y al fin y al cabo va en detrimento de la atención que damos a los internos, lo que se traduce en deficiencias en el control de la seguridad y un incremento de los conflictos entre los presos. Ha habido más de 150 agresiones entre internos desde principio de año y, de rebote, con los profesionales», apunta a Del Castillo. Desde agosto hasta hoy, los funcionarios han tenido que hacer frente a once alteraciones graves del orden y 69 leves, es decir situaciones que los funcionarios asignados a los módulos no pueden controlar y tienen que activar un código de emergencia. Han sido más de 150 los que se han registrado este año. Por otra parte, según los datos que aporta el departamento de Justicia, hasta el mes de agosto, nueve funcionarios han sido agredidos dentro del centro penitenciario, tres de las cuales han sido agresiones graves. De en agosto hasta ahora, según CCOO, se han producido cinco agresiones más de carácter leve y cinco tentativas.
Según el sindicato, los primeros días de confinamiento hubo mucha tensión dentro de la prisión. «Esta situación atiza las tensiones internas: suspensión de las comunicaciones, de los vis a vis, el confinamiento de módulos enteros con 100 internos cerrados en las celdas las 24 horas, suspensión de actividades, desazón por la situación de las familias, etc. Los primeros días de confinamiento fueron de mucha tensión por las medidas adoptadas y, en un primer momento, hubo lanzamiento generalizado de objetos desde las celdas alos patios, pero la situación se fue calmando con el paso de los días. De hecho, tenemos que reconocer la tarea del equipo directivo y sanitario, ya que estuvieron haciendo pedagogía con los internos cuando se decretó el confinamiento», dice Castillo. «La comunicación por videollamadas palió el distanciamiento con las familias, medida que ha llegado para quedarse y creemos que con buen criterio», añade.
«Todos los profesionales hemos tenido que hacer un sobreesfuerzo durante estos meses, a pesar de la gestión nefasta de los responsables de la SSMMPP (Secretaría de Medidas Penales) de los primeros momentos de la pandemia. Como ejemplo: se nos amenazó con sanciones si llevábamos mascarilla, con la motivación de no crear alarma, lo que tuvo un efecto inverso, eran los mismos internos los que denunciaban que por qué no la llevábamos, recuerda. El delegado sindical añade que, «no teníamos equipos de protección, se nos entregó una mascarilla de tela y llegaron mascarillas FPP2 caducadas, no se ha implementado el teletrabajo en los servicios que pueden hacerlo». El representante de los trabajadores ejemplariza la «nefasta» gestión de personal con el sistema que la Secretaría de Medidas Penales abrió para seleccionar personal. «Utilizaron uno parecido al de reparto de ayudas para los autónomos: las dos cientas primeras personas que rellenaran un formulario formarían parte de una lista para hacer sustituciones. Sólo hay que imaginar la frustración de miles de personas que tardaron más de doce minutos al rellenar el formulario, que es el tiempo donde se hizo el corte,» dice Del Castillo.
Según CCOO, hubo una treintena de internos contagiados en el pico más alto, pero «tener una enfermería con mucha capacidad y módulos autosuficientes ha facilitado un aislamiento efectivo». «El trabajo de los servicios sanitarios del centro ha sido primordial para contener los contagios», añaden.