Un total de 20 enfermeras se ocupan de la vacunación en la región Camp de Tarragona
Llega la segunda remesa de la vacuna, de 380 dosis, para continuar con un proceso delicado que se tiene que planificar bien con el fin de no estropear unidades
La segunda tanda de las vacunas contra la covid-19, de 380 dosis, llegó ayer a la región sanitaria del Campde Tarragona. Después de hacerse la primera vacunación el pasado domingo 27 de diciembre en la residencia de personas mayores Mercè de Tarragona, la segunda remesa tenía que llegar a Cataluña el día siguiente, el lunes 28, pero un problema logístico hizo que la entrega se acabara haciendo el martes 29. No fue hasta ayer, sin embargo, que la vacuna para combatir la pandemia se distribuyó por todo el territorio y se volvió a reprender el proceso de vacunación. De esta manera, a primera hora de la mañana las dosis llegaron a un punto de recepción confidencial, mientras que más tarde la residencia reusenses Horts de Miró y Roger de Llúria recibieron parte de las inyecciones para vacunar residentes y trabajadores.
Si no se repiten los problemas de hace unos días, la planificación hecha por el personal sanitario prevé recibir cada lunes las dosis semanales, que se empezarán a administrar los martes en varios puntos de la región sanitaria del Campde Tarragona, que se mantendrán en secreto. Cuando menos, antes del fin de semana, el viernes se planificará la logística de los siguientes días. En esta primera fase de vacunación se priorizan residencias de personas mayores, centros para personas con discapacidad y centros sociosanitarios, es decir, donde existe un gran grueso de personas de riesgo.
El personal de vacunación destinado en cada centro variará según las necesidades de cada lugar. Un total de 20 enfermeras se ocuparán de administrar las vacunas por toda la región sanitaria tarraconense. Alba Marín y Carol Tudela serán las encargadas de coordinar los dos equipos de vacunación diferentes, de 10 personas cada uno, además de un total de seis personas con responsabilidades administrativas. Las enfermeras –que se han presentado voluntariamente, pero cobrarán para hacer la tarea– actuarán por parejas y en caso de síntomas no podrán hacer la vacunación. Habrá un turno de cuatro horas por la mañana, uno igual por la tarde.
Un proceso delicado
Los pasos a seguir hasta suministrar las dosis son escrupulosos. Las vacunas, que llegarán en coche hasta los diversos centros, «tienen una estabilidad delicada», según explicaba Alba Marín, una de las coordinadoras de las enfermeras. La vacuna llega al punto de recepción congelada, y cuando es descongelado, sólo tiene una viabilidad de seis días. Una vez en los centros, el proceso tiene que ser muy esmerado, por el que el personal de vacunación, ya experto en este ámbito, ha recibido una formación en línea específica.
«Cuando las dosis ya están preparadas para ser administradas, la estabilidad es de sólo seis horas», según detallaba una de las dos coordinadoras de la región sanitaria del Campde Tarragona. Es por eso que las enfermeras se tienen que apresurar para evitar estropear las vacunas, es importante ajustar bien la previsión para no malgastarlas», según apuntaba Marín. Otra de las dificultades que se encontrarán los equipos de vacunación será la incidencia de la pandemia en cada una de las residencias. Aquellos centros con calificativo blanco, es decir, sin ningún caso de coronavirus, son prioritarios a la hora de poder administrar la vacuna a residentes y personal sanitario. Las residencias con un número mínimo de casos tienen calificativo verde, mientras que los centros con un número notable de positivos tendrán que esperar su turno. Hay que tener en cuenta, también, que las enfermeras vuelven 21 días después a cada centro para administrar la segunda dosis de la vacuna contra la covid-19, la que garantiza el 90% de inmunidad.
De menos a más
Los equipos responsables de la vacunación en Cataluña ya sabían que los primeros días el proceso sería lento y servirían como termómetro para detectar a qué ritmo se podría ir. El domingo pasado en la Mercè, una jornada «muy emocionante» según la otra coordinadora, Carol Tudela, fue la primera cata. Ayer, en la residencia Horts de Miró de Reus, la segunda. «En un par de semanas esperamos poder ir a muy buen ritmo», deseaba Tudela. La enfermera, cuando menos, reclamó de nuevo prudencia a la hora de hacer cálculos: «No podemos saber cuándo acabaremos esta primera tanda de vacunaciones, por lo que preferimos no hacer previsiones».
De esta manera, será un proceso largo, delicado e, incluso, agotador. Aún así, Tudela se mostraba ilusionada al poder contribuir a que todo esto acabe pronto». De momento, un total de 20 enfermeras afrontan ahora las primeras semanas de vacunación en la región sanitaria del Campde Tarragona. En esta lucha contra la pandemia sin tregua, hoy es el turno del Alt Camp.