Los ingresos por covid-19 en el Campo de Tarragona superan el pico de la segunda ola
Salud desprograma actividad quirúrgica no urgente para garantizar que hay lo bastante personal disponible
Los planes de contingencia del Departamento de Salud prevén diferentes escenarios de adaptación de los recursos asistenciales según las necesidades del momento, que ahora presenta un incremento de casos «muy generalizado». La principal prioridad es garantizar la disponibilidad de personal, que lleva diez meses de mucho desgaste. Los contagios entre profesionales comprometen la capacidad de respuesta y por eso ha habido que empezar a desprogramar actividad no urgente en la región.
Según señala Descarga, en cirugía mayor ambulatoria (CMA) -las operaciones sin ingreso hospitalario- la afectación es superior al 50%. Los hospitales también desprograman de forma progresiva otras intervenciones no urgentes y algunas pruebas diagnósticas. «Estamos priorizando aquella patología oncológica y la patología de gravedad o urgente que necesita actividad quirúrgica. Todo el resto es susceptible de dejar de hacerse», advierte.
El Departamento de Salud no prevé habilitar espacios externos para dar cabida a los nuevos casos. En Tarragona si hace falta se derivarán pacientes en el hotel Salud, que actualmente presenta una baja ocupación, y en el hospital Sant Joan de Reus se habilitarán camas en zonas del edificio que tienen espacio disponible. La capacidad total se evalúa y se adapta para garantizar el flujo de pacientes entre plantas hospitalarias, unidades de críticos y camas en sociosanitarios, según la evolución del enfermo.
Las UCI afrontan este incremento de casos en un contexto de mayor ocupación. El confinamiento y la reducción de la movilidad hicieron que prácticamente no hubiera pacientes con patologías 'no covid' durante la primera ola, pero ahora sí que conviven con este tipo de enfermos. «A pesar de las restricciones vigentes este volumen todavía es importante y hace que tengamos una tensión a nivel de las UCI», señala el gerente.
Después de haber apostado los últimos meses por incrementar las plazas de tipo sociosanitario, también se está apostando para reforzar la capacidad de las UCI. El hospital Sant Joan de Reus pasará de forma fija de 20 a 28 plazas de UCI y en el hospital Joan XXIII de Tarragona también ha previsto un proyecto para ampliar las 28 camas actuales. Salud también ha preguntado al hospital de Santa Tecla que, temporalmente, añada seis camas de UCI a los nueve de qué dispone habitualmente. Durante la primera ola se habilitaron varios espacios en todos los centros para acoger pacientes críticos y semicríticos.
La vacuna, una esperanza para las residencias
Descarga apunta que, en este contexto, todavía hay muchas residencias de personas mayores donde aparecen brotes -un único caso ya se considera-, pero que a diferencia de la primera ola los cribados continuos en los centros permiten controlarlas mejor y reducir el impacto total. La residencia que tiene una situación más delicada es STS Salou, con un brote que contagió más del 80% de los residentes y que ya suma 20 defunciones. Se espera, sin embargo, que la incidencia vaya a la baja.
Actualmente, de las más de 60 residencias de la región hay cerca de una quincena que están consideradas rojas –con casos activos de covid. Incluso, los últimos días Salud ha intervenido las residencias Feide en Reus y les Alzinesen Tarragona porque el elevado número de personal de baja ha exigido que alguna otra empresa gestione temporalmente estos centros y les dote de profesionales.
Este domingo ya habrán recibido la primera dosis de la vacuna a todas las residencias que no tienen brotes activos y el lunes ya se administrará la segunda dosis en la residencia Mercè de Tarragona. «En dos o tres semanas un gran porcentaje de residentes y trabajadores tendrán bastantes defensas como para evitar tener complicaciones por la enfermedad. Eso nos dará un punto de tranquilidad y rebajará parte de la tensión del sistema», apunta al doctor. La previsión es haber vacunado todas las residencias y el personal esencial de primera línea durante el primer trimestre.
Por otra parte, Descarga considera un «elemento anecdótico» la vacunación del alcalde y un concejal de Riudoms aprovechando la campaña en la residencia del pueblo. El gerente cree que «no hubo mala fe por parte de los implicados y que el equipo de vacunación tiene muy claro que tiene que aprovechar todas las dosis y no estropear ninguno». La concatenación de los hechos, apunta al gerente, se generó por las propias exigencias de conservación y caducidad de los viales de la vacuna.
Hay que evitar la sensación de «falsa seguridad»
El máximo responsable sanitario en el Campde Tarragona avisa del peligro de caer en una sensación de «falsa seguridad» porla llegada de las vacunas. Así, subraya que la vaccinia garantiza que en un 95% de los casos no se desarrollará la enfermedad, pero que «de momento no se puede asegurar de que la persona vacunada no pueda tener el virus y no transmitirlo». El gerente también pide no confiarse delante un resultado negativo de tests de antígenos o pruebas de automuestra.
La receta para los próximos meses, insiste, es la misma de siempre, también en los entornos de mayor confianza. «Distancia, manos, mascarilla y ventilación, y faltaría añadir limitar la interacción social y evitar los contactos que no sean imprescindibles», apunta. Y añade: «La gran mayoría de contagios aparecen por contactos familiares y sociales, y al menos una cuarta parte de estos se ha visto que eran fácilmente evitables».
Tarragona es una de las demarcaciones con menos porcentaje de personas que han pasado la enfermedad y Descarga opina que eso puede haber hecho que la segunda ola haya tenido un impacto mayor. La tercera ola, sin embargo, ya está aquí y si la evolución se mantiene no descarta que haya que tomar «medidas más restrictivas». En todo caso, insiste el gerente, de momento lo que hace falta es cumplir las medidas que ya hay implementadas.