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Economía

El hidrógeno verde, la nueva apuesta del Camp de Tarragona y el Ebro para encarar el futuro

La región aspira a captar 6.000 MEUR en los próximos diez años para hacer una transformación energética, industrial y social

El polígono norte de la petroquímica de Tarragona visto desde Puigdelfí.

polígono norte de la petroquímica de Tarragon, PuigdelfíACN

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El Campde Tarragona y las Terres de l'Ebre se han empezado a mover en los últimos meses para transformar la demarcación durante la próxima década a nivel industrial y social. La revolución pasa por el hidrógeno verde, la apuesta de la Comisión Europea para avanzar hacia la neutralidad climática el año 2050. Un centenar de instituciones ya se han unido en torno a la Plataforma Hidrógeno Verde Cataluña Sur, que lidera la Universitat Rovira i Virgili (URV). El objetivo es captar dinero de los fondos Next Generation EU para convertir la región en un Valle del Hidrógeno. Eso tiene que permitir la renovación de la industria petroquímica, mantener miles de puestos de trabajo y asegurar la transición energética una vez se acabe la vida útil de las centrales nucleares.

La Comisión Europea ha marcado la hoja de ruta para conseguir la neutralidad climática en el 2050 y eso pasa por una reconversión de las industrias y de la sociedad con el fin de contaminar menos y usar energías renovables. Y la herramienta escogida para hacer este cambio es el hidrógeno verde. A través de los fondos Next Generation EU, Europa transferirá al Estado 72.000 MEUR hasta el 2023 con el fin de reactivar la economía y apostar por la transición energética. De estos, el 37% irán destinados a energía verde, 1.500 MEUR de los cuales se dedicarán a proyectos relacionados con el hidrógeno verde. Para conseguir la financiación, empresas y administraciones tienen que presentar sus proyectos al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), que los evaluará y decidirá cuáles promueve.

Está a raíz de todo que se constituye la Plataforma Hidrógeno Verde Cataluña Sur. «Tenemos grandes oportunidades como región. Somos la región de la energía de España y una de las principales del sur de Europa», defensa Jordi Cartanyà, químico y coordinador de la Plataforma Hidrógeno Verde Cataluña Sur. La intención es crear un Valle del Hidrógeno, una zona en la que se produzca hidrógeno a partir de renovables y se pueda almacenar y canalizar para que llegue a los usuarios finales, ya sean empresas, agentes de movilidad o usos particulares. En resumen, que todo el ciclo se produzca en grandes cantidades y en un mismo lugar, en este caso, la Catalunya Sud.

La plataforma se presentó el 20 de octubre con 59 instituciones detrás. A día de hoy ya supera el centenar, entre URV, centros de investigación, empresas, administraciones y sociedad civil. De estos miembros, 60 ya presentaron proyectos al Miteco en diciembre. «Es brutal que se haya conseguido todo eso en tres meses. Estoy maravillado», exclama Cartanyà. Las iniciativas han surgido principalmente desde el entorno de la demarcación pero también se ha conseguido atraer interés de compañías de fuera. «Nos interesa que vengan aquí a hacer experimentos, porque quiere decir que hay un caldo de cultivo. Se están alineando los astros», sostiene el coordinador.

Decidir el futuro

La plataforma actúa como aglutinadora de ideas y lugar común donde todos los miembros pueden intercambiar conocimientos y compartir -si lo desean- sus proyectos para tejer nuevas alianzas. La clave es que en la demarcación se combinan todos los elementos para ser un Valle del Hidrógeno. «Está la producción de energías renovables en las Terres de l'Ebre, la movilidad del transporte público de todos los ayuntamientos, el Portde Tarragona y el consumo de hidrógeno en el polígono químico», comenta el gerente de la AssociacióEmpresarial Química de Tarragona (AEQT), Juan Pedro Díaz. Es decir, todo el ciclo desde la producción de la energía hasta el consumo.

Los diferentes agentes que forman parte del órgano valoran muy positivamente la puesta en marcha. Destacan que, porprimero vez en mucho tiempo, se han puesto de acuerdo para remar en la misma dirección con el fin de alcanzar un objetivo común: ser Valle del Hidrógeno. Un hito que consideran muy complicado pero alcanzable. «Tienes que soñar a lo grande para que se haga realidad. A los del sur tradicionalmente no se nos ha dado bien soñar a lo grande, y han sido los de fuera los que han soñado por nosotros», defensa Cartanyà.

La visión es compartida por empresas y administraciones: «Un día empezamos a ser el distrito energético y químico del país, con las nucleares y la petroquímica. No lo escogimos pero lo somos. Con el hidrógeno verde ha habido una movilización del territorio muy rápida», manifiesta Pau Ricomà, alcaldede Tarragona. La sensación también es compartida por Díaz: «Hace ilusión que nos hayamos puesto de acuerdo para salir adelante en una cosa que es necesaria. Es la primera vez que veo que en Tarragona vamos todos a una». Por todo ello, los impulsores de la iniciativa también la ven como un elemento que puede servir para generar un sentimiento de orgullo en una región marcada muy a menudo por lafalta de autoestima. De hecho, la voluntad es «jugar a la 'Champions' del hidrógeno» y de las renovables a nivel europeo, afirman.

Miles de millones de euros encima de la mesa

Para desarrollar los diferentes proyectos que acaben conformando el Valle del Hidrógeno hace falta mucho dinero. La tecnología ya se conoce, si bien hace falta más investigación para hacerla más eficiente pero también más barata. A modo de ejemplo, un autobús de hidrógeno hoy vale 2,5 veces más que uno de diésel. Para incentivar el cambio de modelo y la transición energética las administraciones públicas aportarán subvenciones, pero las empresas también tendrán que invertir. «Por cada euro público harán falta tres o cuatro privados», pronostica Cartanyà. Hasta el 2023, el Estado repartirá 1.500 MEUR procedentes de Europa para proyectos sobre el hidrógeno, «pero en el futuro llegarán muchos más», adelanta el coordinador.

Para crear el Valle del Hidrógeno de la Catalunya Sud se estima que harán falta unos 6.000 MEUR durante los próximos diez años, de los cuales «un 25% tendrían que ser de fondos europeos», especifica Cartanyà. Hace falta desarrollar la generación de energías renovables, crear toda la red de distribución del hidrógeno, potenciar la investigación y adquirir tecnología de todo tipo. De los primeros 1.500 MEUR que repartirá el Miteco hasta el 2023 el coordinador estima que tendrían que conseguir como mínimo unos 300. Eso junto con la aportación privada tendría que permitir empezar a poner en marcha el proyecto global.

Aunque la iniciativa tarraconense tiene muchos puntos fuertes la competencia se prevé que será dura. A nivel de todo el Estado ya se han presentado centenares de proyectos para recibir ayudas vía Miteco, ya sean a nivel de transformación industrial o de generación de energía. Y en este ámbito las grandes empresas energéticas también se están posicionando. Repsol yPetronor parece que han empezado apostando muy fuerte por el País Vasco, Iberdrola se ha centrado en Huelva y Puertollano (Castilla la Mancha), Naturgy en la Comunidad Valenciana; y Endesa ha proyectado una veintena de plantas de generación de hidrógeno por todo el Estado. La mayor en Galicia, pero también una en l'Espluga de Francolí (Conca de Barberà) con una inversión de 181 MEUR.

El futuro de la química, en juego

En la Catalunya Sud el principal receptor de los fondos se espera que sea la industria química. Un sector que se tiene que reconvertir en los próximos años ante el compromiso comunitario de reducción de emisiones contaminantes a partir del 2030, ya que entonces empezará a aplicar tasas a los generadores de dióxido de carbono (CO2). «Sin hidrógeno no hay transformación de la química, y si no hay transformación habrá más CO2, más impuestos, y por lo tanto pérdida de competitividad y posible deslocalización de las plantas», alerta el gerente de la AEQT. Perder estas empresas dejaría la demarcación en una situación económica difícil, ya que la química genera 30.000 puestos de trabajo y es el principal motor económico de la zona, junto con el turismo.

Uno de los problemas que ven dirigentes de las propias plantas de Tarragona es que los centros de decisión de estas multinacionales normalmente estan fuera del Estado y que las fábricas de aquí compiten internamente con las que se encuentran en otros países del mundo. Eso hace que, si no se puede garantizar un futuro viable para la planta tarraconense, la estrategia global de la compañía cambie y apueste por una deslocalización, incluso fuera de la Unión Europea. Por esta razón los empresarios consideran que es imprescindible una reacción rápida de todas las administraciones para tramitar las subvenciones e impulsar los cambios tecnológicos.

De momento, los proyectos tarraconenses han sido bien recibidos a nivel político. El vicepresidente en funciones de la Generalitat, Pere Aragonès, visitó hace unos días la URV para conocer la Plataforma Hidrógeno Verde Cataluña Sur y diferentes partidos ya han hablado en campaña electoral de la importancia de conseguir los fondos europeos para la región. También desde Madrid ha habido «buena receptividad» en diferentes reuniones que la plataforma ha mantenido con organismos estatales.

La Generalitat ha presentado el proyecto H2ValleyCAT, que habla de un Valle del Hidrógeno a nivel de Cataluña. El Gobierno ha pedido al Miteco 6.555 MEUR para el periodo 2021-2027. De estos, en torno a un 80% irían destinados a la Catalunya Sud. Se espera que la resolución ministerial de este año que otorgará los primeros 600 MEUR de los 1.500 que hay previstos hasta el 2023 llegue al verano.

¿Qué es el hidrógeno verde?

El hidrógeno es un vector energético, es decir, una sustancia que almacena energía para soltarla de manera controlada cuando se quiera. El hidrógeno hace décadas que se utiliza, especialmente enla industria química. Para obtenerlo tan sólo hay que romper por la mitad una molécula de agua (H2O) mediante un proceso denominado electrólisis. El resultado es hidrógeno (H2) y oxígeno (O2). Pero para hacer la electrólisis hace falta energía. En Tarragona las empresas del polígono petroquímico generan y consumen hidrógeno, pero hacen la electrólisis principalmente a partir combustibles fósiles como el petróleo. «Cada tonelada producida a partir de petróleo genera ocho toneladas de CO2», explica Jordi Cartanyà. Es lo que se conoce como 'hidrógeno gris'.

Según detalla Cartanyà, en el complejo petroquímico tarraconense se utilizan diez toneladas de hidrógeno al día, con la consecuente emisión de CO2. Una situación que se quiere revertir gracias al hidrógeno verde, que no es otra cosa que obtenerlo mediante la electrólisis pero usando energía procedente de fuentes renovables como la eólica o la fotovoltaica. De esta manera, el producto final es elmismo pero se elimina totalmente el residuo. El hidrógeno resultante se puede almacenar, transportar, utilizar como combustible o utilizar como parte de otro proceso químico para generar nuevos productos.

Una de las ventajas que tiene el hidrógeno es su alta capacidad energética. Según datos del Instituto Catalán de Investigación Química (ICIQ) cada kilo de hidrógeno equivale a 2,80 kilos de gasóleo, a 2,62 kilos de butano y hasta 6,09 kilos de metano.

Crear energía verde

Para sustituir los combustibles fósiles hará falta energía verde, principalmente a partir de plantas eólicas y fotovoltaicas. Eso supone un «gran reto» para la región porque se tiene que añadir que, a priori, las nucleares de Vandellòs y Ascó no operarán más allá del 2035. Con lo que los 3 gigavatios (GW) que generan las nucleares se tendrán que obtener mediante energías renovables.

Pero la construcción masiva de estas instalaciones verdes ya hace tiempo que despierta animadversión en varios ámbitos de los territorios que las reciben. En la demarcación principalmente se ubican en las Terres de l'Ebre y enla Conca de Barberà, y ya han surgido movimientos sociales en contra de la proliferación de parques eólicos. Algunos ayuntamientos incluso han decidido suspender temporalmente el otorgamiento de licencias por el impacto medioambiental y paisajístico que suponen.

Cartanyà defiende que «cada territorio tendrá que tomar un posicionamiento en la transición energética». «Si no quieres nucleares ni parques eólicos puedes llegar a tener un problema como país», indica. Para los promotores del Valle del Hidrógeno de la Catalunya Sud una de las claveses ser también generadores de renovables, para completar el ciclo del hidrógeno verde y para crear puestos de trabajo.

Alternativas hay. La primera es importar la energía y con electrolizadores propios fabricar el hidrógeno. El beneficio sería no recibir el impacto social y medioambiental de tener la instalación en casa, pero por otra parte se perderían puestos de trabajo. Otra opción que ya está encima de la mesa es la de crear un parque eólico marino, a unos 20 kilómetros de la costa para evitar que se vean los molinos. De hecho, ya hay uno proyectado en Roses (Alt Empordà) pensado para abastecer el área de Girona, pero según los expertos harán falta más.

Cartanyà también pone encima de la mesa la idea de colocar paneles solares en los techos de las naves industriales de los polígonos industriales –tal como reivindican sindicatos agrarios como la Unió de Pagesos- y destinar la energía sólo a la producción de hidrógeno. Una propuesta inicialmente cara que requeriría «inversores que lo vieran como una oportunidad». Para el coordinador de la plataforma, la clave es «tener un mix energético socialmente aceptable» e insta a desarrollar «un diálogo social menos radical» en todas las partes.

Aplicaciones diversas

Más allá del uso que hagan las empresas químicas, el hidrógeno también se prevé que pase a formar parte de la cotidianidad de la ciudadanía en los próximos años. Uno de los consistorios que impulsa proyectos en este ámbito es el de Tarragona. De entrada se plantea una renovación progresiva de la flota de autobuses, que pasarían a funcionar con hidrógeno. En este caso, la materia prima se obtendría a partir de generar energía renovable desde las estaciones depuradoras y de la empresa de aguas Ematsa. «El transporte en Tarragona tiene un peso muy importante. Por la confección de la ciudad se hacen diez millones de viajes cada día», indica el alcalde. Ricomà adelanta que en un futuro no muy lejano se verán hidrogeneras e hidrolineras, lugares donde los conductores irán a cargar los vehículos de hidrógeno, en lugar de gasolina.

La otra iniciativa es de economía circular e involucra la empresa incineradora de residuos de Tarragona, Sirusa. La basura que se recoja se quemará en la planta y eso permitirá obtener energía e hidrógeno para los camiones de la basura. Un ciclo cerrado que reduce la contaminación drásticamente.

Pero para poder abastecer a los grandes consumidores, las empresas, habrá que crear «hidroductos», indica Cartanyà. Cañerías que transportarán hidrógeno por Europa. «Se cree que en el 2030 ya cruzarán el continente totalmente y que hasta el 2040 se harán las ramificaciones para llegar a todas partes», concreta. Se trata de una apuesta geoestratégica para reducir, al mismo tiempo, la dependencia del petróleo y del gas. Incluso ya se empiezan a desarrollar iniciativas en Australia con hidrógeno sólido, en forma de baterías que pueden suministrar energía para el hogar en momentos puntuales.

Estudios y tecnología propia

Para impulsar esta tecnología desde la demarcación haráfalta gente formada e investigación. «Alguien tendrá que saber como arreglar los aparatos de hidrógeno», ejemplariza Cartanyà. En este sentido, desde la URV y en coordinación con el ICIQ ya están trabajando en la creación de un máster universitario relacionado con el hidrógeno verde y las renovables. Aparte, el vicerrector de Investigación y Planificación Científica de la URV, Francesc Díaz, comenta que también habrá que adaptar las ingenierías hacia este sector de manera muy rápida. Díaz reconoce que también se necesitarán especialistas a nivel de Formación Profesional.

El ICIQ también está presente en la Plataforma Hidrógeno Verde Cataluña Sur. El ente con sede en Tarragona lidera el cluster cientificotecnológico junto con el Institutde Recerca en Energia de Catalunya (IREC) y Eurecat CentroTecnológico. La directora administrativa y de comunicación del ICIQ, Laia Pellejà, explica que uno de los objetivos que tienen es desarrollar tecnología propia. Hay procesos y etapas en el hidrógeno que se tienen que optimizar. La electrólisis del agua hace muchos años que se conoce, pero el proceso se puede abaratar desde el punto de vista económico y energético», señala.

El ICIQ es el centro de química puntero en el Estado y el tercero más importante de Europa. Pellejà remarca que hace años que trabajan con energías renovables, pero que desde ahora pondrán el foco en este vector energético, «con grupos de investigación que se dediquen exclusivamente». La investigadora apuesta portener programas de doctorado específicos y defiende que «hay que estar a la vanguardia de la investigación, liderarla y ser un punto de referencia». Además, indica que trabajarán para impulsar proyectos conjuntamente con empresas del territorio y que las compañías sean colaboradoras de los doctorados. Un ejemplo sería la construcción de una «planta piloto» a fin de que estudiantes de diferentes ámbitos puedan ir a hacer investigación. El escenario que se plantean los investigadores es tener tecnología propia 'Made in Tarragona' dentro de cinco años.

Fotovoltaica en la URV este 2021

La URV también se ha abocado con fuerza al mundo del hidrógeno y de las renovables. Aparte de liderar la Plataforma Hidrógeno Verde Cataluña Sur, también quiere jugar un papel articulador de la sociedad en torno al vector energético. «La transición también lo es para la ciudadanía, porque tiene que aceptar una nueva tecnología», señala Cartanyà.

Conscientes de la necesidad de que habrá de energías renovables, la URV ha iniciado un programa para instalar placas fotovoltaicas en sus campus y constituirse como «comunidad energética». Creemos que podemos ser autónomos produciendo energía aprovechando el sol, consumiéndola y gestionándola. Incluso pensamos que parte de la que produciremos la podremos compartir con la ciudadanía de nuestro entorno», manifiesta Francesc Díaz.

El plan pasa por colocar las placas «en los parkings y tejados» y la idea es hacerlo inmediatamente. «Querríamos que a finales de este año hubiera instalaciones enla gran mayoría de los campus», revela el vicerrector, que al mismo tiempo pone de manifiesto que este gesto puede servir para «crear pedagogía de cara a la ciudadanía».

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