Sociedad
El pantallismo y el desconfinamiento disparan la demanda de un centro de menores con adicciones en Aiguamúrcia
La escuela terapéutica Can Ros, en el Alt Camp, atiende a 92 adolescentes, aislados de sus familias con el fin de recuperarse
Desde el centro calculan que ahora en verano los ingresos de menores aumentarán un 25%. «También hay muchas altas, sino no tendríamos plazas disponibles», explica Ramon Vila, responsable del área socioeducativa de Amalgama7. «Es una experiencia que nos hubiera ido muy bien a todos una vez a la vida», asegura. Principalmente, y a grandes rasgos, los problemas que presentan los jóvenes son trastornos de conducta, del estado anímico y abuso de de sustancias tóxicas.
Los ingresos: sin los padres durante cuatro semanas
Recuperando un antiguo hotel de lujo en desuso, este centro terapéutico abierto hace cinco años está situado en un paraje aislado del Alt Camp, encima de una colina a la cual sólo se accede por una carretera sinuosa. Abarca más de 100 hectáreas y una superficie total construida de más de 3.500 metros cuadrados. El coste mensual es elevado, pero a las familias los compensa saber que los hijos hacen terapia, escuela y deporte en un entorno protegido que disfruta de instalaciones propias de un resorte.
La estancia media de los ingresos suele ser de 8 meses. Hay menores de los 14 a los 18 años de todo el estado español y también internacionales. Ante la alta demanda, Amalgama7 abrirá en septiembre un nuevo centro a Madrid, de donde provienen muchos residentes. A menudo los menores llegan sin saber dónde van pero acompañados de los padres con los cuales no tendrán ningún contacto físico hasta al cabo de cuatro semanas, más allá de enviarse cartas. Jóvenes que han pasado por el mismo tráfico les dan apoyo.
«Quiero volver a estar con la familia, no quiero el móvil»
«Quiero volver a ver a mi familia, no el móvil». En una terapia de grupo en la cual ha tenido el acceso a la ACN, los jóvenes confiesan su adicción a las pantallas y que eso les aislaba de su entorno más próximo, pero que ahora se han dado cuenta de que aman y añoran a sus familiares. El confinamiento por la covid-19 ha precipitado esta adicción, que a menudo va acompañada de una bajada en el rendimiento escolar y de maltrato a los padres. En este centro los menores, que cursan ESO, bachillerato, ciclos y la selectividad, el porcentaje de aprobados es superior al 75%.
Un servicio con vocación pública
Can Ros se define como una clínica, una escuela y una casa de colonias al mismo tiempo, una combinatoria manifiestamente cada vez más necesaria. «Este servicio tendría que ser público», afirma al doctor Royo. «Tenemos mucha vocación de pública: ofrecemos una parte de plazas tuteladas con la DGAIA, pero también tenemos concertadas con otras comunidades como Aragón y Andorra, y ojalá tuviéramos con el Departamento de Salud de la Generalitat; creemos que sería importante que este tipo de recurso se ofreciera desde la sanidad pública», concluye el director clínico de Amalgama7.