Escaladei está rehaciendo su pasado

La primera cartuja de la península Ibérica la fundaron en el siglo XII los monjes de la Orden de la Cartuja en un lugar aislado de la sierra del Montsant. Cuentan que un pastor había soñado que en aquel lugar unos ángeles subían en el cielo subiéndose en una escalera, y por eso aquel conjunto tomó el nombre de Escaladei o escalera de Dios .

Los monjes habitaron aquel lugar durante siete siglos, practicando una vida tranquila dedicada al silencio y la oración. El Prior ejercía el mando de los pueblos de la zona, que acabaría denominándose Priorat. El año 1835, la Desamortización de Mendizábal hizo huir a los monjes cartujanos, que fueron privados de sus tierras por decreto. En poco tiempo, la Cartuja de Santa Maria d'Escaladei quedó devastada y en estado ruinoso, a causa de los saqueos continuados.

A día de hoy quedan algunos de sus elementos más significativos, como la fachada de Santa Maria, que conserva el gran portalón central de medio punto y la figura de alabastro de la Virgen de Escaladei, o la zona del patio. No obstante, la Generalitat de Catalunya ha llevado a cabo varios trabajos de recuperación de algunos de los espacios primordiales del conjunto. Así, el año 2013, se reconstruyó el área cenobítica, considerada el corazón de la Cartuja. Está en este espacio donde se encuentra el refectorio, la sala donde los cartujanos comían juntos los domingos y festivos (el resto de días lo hacían solamente dentro de la celda), así como la sala del capítulo, donde los hermanos se encontraban para deliberar sobre los asuntos de la comunidad y escoger al Prior. Las dos salas formaban parte, con la iglesia, de esta zona cenobítica, y se organizaban en torno a un claustro menor que también se ha recuperado. La iglesia, por su parte, está en fase de rehabilitación, igual que el claustro mayor. Cuando esté terminado, este último espacio recuperará para la visita uno de los elementos más importantes de la Cartuja, tanto desde el punto de vista arquitectónico como simbólico.

Otro punto de gran interés es la celda reconstruida que muestra, con todos los detalles, el ambiente de recogimiento y austeridad que definía el día a día de los monjes. Los cartujanos dedicaban las horas al estudio, la oración y el cuidado del jardín y el huerto, y así queda reflejado en este espacio austero.