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Emprenadoria

El triple reto de Cristina Roig

La reusense ha conseguido una subvención europea para mandar un huerto ecológico al pueblo de la Febró

La joven agricultora reusense Cristina Roig trabajando en la parada de la Febró (Montanyes de Prades).

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Mujer, agricultora y decidida a hacer un huerto de cultivo ecológico en alta montaña. La Unión Europea ha concedido a Cristina Roig una subvención que le permitirá poner en marcha un proyecto de agricultura en una paradafamiliar en el municipio de la Febró (Baix Camp). Cristina es una reusense de treinta y cuatro años que en el 2018 se fue a vivir en Prades. El pueblo no le era extraño, porque los padres viven allí y tienen tierras en el municipio vecino de la Febró. «Llegó un día que en Reus no encontraba lo que me llenaba, en cuantoque le dije a mi padre que había pensado en hacer un huerto ecológico allí arriba. Y mi padre va y me dice: 'Adelante'. Así empezó todo», explica Cristina. El paso siguiente fue pedir una subvención europea dirigida a jóvenes agricultores. «El hecho de ser mujer, sumaba puntos», detalla a la joven.

«Al cabo de dos días, allí donde teníamos los avellanos, terminamos», recuerda. Ella quería intentar hacer alguna cosa diferente, verdura, que «en la alta montaña tiene un gustomuy acentuado. La cebolla, por ejemplo, no te la puedes comer sola».

A estas alturas Cristina ya ha tenido tiempo de ir probando diferentes cultivos. «El año pasado salieron unos garbanzos buenísimos», asegura. Pero también quiere utilizar patata de las variedades monalisa «que es la que se hace en los restaurantes porque es más sabrosa y fácil de manipular», y roja, «a ver cómo se desarrolla». Coles, judías, lechugas, fresas... A estas alturas, no se cierra anada. La idea, detalla, es vivir del cultivo y hacerse productora, aunque sabe que el hecho de cultivar en alta montaña tiene dificultades añadidas: «En Riudoms, por ejemplo, puedes cultivar tomates dos veces. Aquí sólo podré hacer una». Además, su apuesta está por el cultivo ecológico. «Cuando decidí que quería hacer huerta, también me hice el propósito de contaminar lo menos posible aquel entorno tan verde y casi virgen, y recuperé la manera de hacer de antes», asegura. El cultivo ecológico, explica, es poco habitual en la zona, «pero yo quiero calidad, este será mi valor añadido con respecto a otros sitios», afirma.

Su previsión es que, en agosto o en septiembre, ya tenga una primera cosecha. Y, de cara a más adelante, su propósito es tener verdura todo el año. Además, también prevé vender producto deshidratado como una manera de aprovechar «tamaños que no los puedes vender porque son pequeños, u otros que, simplemente, no gustan a la vista».

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