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Industria

Paradas y ajustes de producción en la industria de Tarragona por la crisis energética

Una fábrica de cartón de Alcover ha pasado de pagar 300.000 euros mensuales de gas a 1,5 millones en un año

Las instalaciones de Iberboard se encuentran en Alcover, en el Alt Camp, y emplean a unas 170 personas.

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La crisis energética está provocando disrupciones en la industria catalana. En algunos casos, el paro de producción hace tres días que dura. En otros, la actividad continúa, pero se ajusta para evitar las horas con el precio más alto, después de una semana en que la electricidad se ha disparado, afectando especialmente sectores que consumen más energía, como el siderúrgico, el químico o el papelero. «La economía está rota», lamenta un fabricante de cartón, que está considerando parar el centro de trabajo. Ante estos «costes disruptivos» que el mercado no puede absorber los empresarios insisten en reclamar la reforma del sistema tarifario. «Las eléctricas están robando a manos llenas», afirma el presidente de la Comisión de Energía de Pimec, Joan Vila.

La crisis energética se ha agravado esta semana, marcada por las tensiones provocadas por la invasión de Ucrania y las sanciones que países como los Estados Unidos y la Unión Europea han impuesto sobre Rusia, que provee aproximadamente el 40% del gas que consume Europa.

En el caso de Cataluña, la dependencia del gas ruso es menor, pero los efectos del conflicto se están notando en el incremento de precio del mercado mayorista de luz, que esta semana ha llegado a picos de 700 euros el megavatio hora.

Las consecuencias del incremento, impulsado por la escalada alcista del gas, han provocado un clamor empresarial a favor de la reforma del mercado eléctrico para hacer frente a una «emergencia industrial sin precedentes». Una de las medidas que han puesto sobre la mesa a los empresarios es desacoplar los combustibles fósiles de la fijación del precio energético por paliar una situación que está afectando «gravemente» sectores electrointensius como la siderurgia, metalurgia no férrica, química o gases industriales.

Caída de competitividad

Las empresas que producen las 24 horas del día, como el fabricante de cartón Iberboard, están sufriendo especialmente estos «costes disruptivos que están rompiendo el mercado, que ya no tiene capacidad de absorberlos,» según explica su director general, Alejandro Guinda. Según la empresa, la factura del gas ha pasado de ser de 300.000 euros mensuales a 1,5 millones en un año, hecho que ha obligado a duplicar el precio de las 5.000 toneladas de cartón que produce en el mes en la planta en Alcover (Alt Camp). Ahora, ya no pueden incrementar más lo que piden por|para sus productos.

Mientras dure la inestabilidad, la dirección está considerando parar la planta, de la misma manera que el resto del sector papelero, indica Guinda, que reclama «poner un límite» al coste que tienen que asumir y habilitar herramientas para poder aplicar ERTOs que complementen «al 100%» los gastos de personal. En su caso, cuentan con 170 trabajadores.

El escenario bélico y la inflación han provocado que la competitividad de Europa «caiga en picado» en comparación con otras zonas del mundo, lamenta el directivo. «Según qué productos está siendo más rentable comprarlos (en los Estados Unidos) y transportarlos con todo lo que comporta que fabricarlos en Europa. Tenemos una economía que está rota», ha dicho, añadiendo que están a la espera de las decisiones que tomen los mandatarios europeos reunidos a la cumbre de Versalles aligeren|alivien la situación.

Afectación a la química

Las empresas que dependen más de la electricidad, denominadas electrointensives, son algunas de las que están notando más este incremento disparado de precios. Aparte de Celsa, en Cataluña, algunas de las plantas que son intensivas en energía son las de las químicas Ercros o Messer en Tarragona o la barcelonesa Carburos Metálicos.

La afectación sobre el complejo petroquímico tarraconense se limita a las que más electricidad consumen, aunque el incremento continuado del coste energético supone «una pérdida de competitividad para todas las empresas», indican fuentes sectoriales. Algunas químicas electrointensives están ajustando temporalmente producciones, como es habitual en el sector, y monitorando la situación antes de tomar decisiones «más drásticas».

Fuentes sindicales han apuntado que, si bien no se han dado paradas de producción en estos casos, «no es lo mismo» fabricar con paradas puntuales que «cuando tienes un horario estable».

Recesión en verano

Delante de este escenario, las patronales auguran un panorama bastante complicado de cara a los próximos meses. Para|Por el presidente de la Comisión de Energía de Pimec, la consecuencia «natural» de la escala de precios será una bajada del consumo y, en consecuencia, una recesión económica que podría llegar al verano.

El aumento del precio de la energía tendrá efectos a todos los niveles, también en la hostelería, y a nivel de empresas, dice, «o bien hay una reacción inmediata para corregir el precio de la electricidad desvinculándolo del gas, habrá muchas empresas que tendrán que cerrar». «El sector eléctrico está robando a manos llenas a toda la economía y quien más lo sufre son las familias y las pymes», añade Vila.

De momento, los sectores más afectados son el de la siderurgia, el cemento, el papel, el vidrio|cristal o la cerámica porque son los que consumen más energía, pero alerta: vendrán otros. «Eso acabará afectando a la hostelería y la temporada turística volverá a ser, por tercer año consecutivo, quiebra|bancarrota,» augura.

A su entender, se está provocando una crisis de sistema muy compleja. «Hay que encontrar a un modelo que funcione», concluye.

Un operario de la empresa Iberboard de Alcover, durante su turno de trabajo.

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