Alcalde de Roda de Berà
Política
«La ordenanza de viviendas turísticas evitará distorsiones en la convivencia»
Virgili destaca la recuperación de todos los actos de la Fiesta Mayor y explica que habrá espacios grandes para dar respuesta a la afluencia de público prevista
—¿Cómo se presenta la Fiesta Mayor?
—Es el año de la vuelta, la reanudación, la reactivación. Intentamos volver a ser nosotros. Con respecto a la fiesta mayor, este año tenemos un programa como los de antes, con casi los mismos actos. Teníamos ganas. Por lo que hemos visto en otros municipios de los alrededores, serán fiestas muy concurridas, motivo por el que contamos con más espacios y espacios grandes para dar respuesta a la afluencia de gente. De todo el programa sólo hemos tenido que anular un acto, un tobogán de agua. Sabemos que gusta mucho, pero, con una campaña de restricción de agua, no se entendería hacer una actividad de agua. Por eso, lo hemos cambiado por una actividad con inflables, que permitirán disfrutar, pero sin el uso del agua.
—Menciona las restricciones en el consumo de agua. ¿Están siendo efectivas?
—Desde principios de julio y hasta el 5 de agosto, en la zona norte, que es la que está suministrada por pozos, gracias a las medidas del ayuntamiento y también al buen uso que está haciendo la ciudadanía, hemos conseguido un ahorro diario de entre 500 y 600 metros cúbicos. Es mucho, pero no nos podemos relajar. Hemos ido trampeando entre los diferentes pozos y depósitos, para mover el agua donde más ha hecho falta. De momento, vamos aguantando. Nos quedan dos semanas de presencia masiva de veraneantes en el municipio y después el consumo caerá bastante rápido. Aún así, tendremos que seguir trabajando en medidas que nos permitan optimizar el consumo del agua.
—¿Cuáles serían estas medidas?
—Revisaremos el rendimiento de la red y haremos reparaciones o cambios de cañerías allí donde detectamos que haya escapes para aprovechar al máximo el agua que disponemos, especialmente en la zona norte del municipio, donde todavía no nos suministramos con agua del Ebro. Asimismo, ya está iniciada la redacción del proyecto ejecutivo que permita hacer llegar el agua del CAT en esta área. Es un proyecto largo, porque se tienen que hacer estudios ambientales y expropiaciones, pero nos garantizará el consumo de agua de boca a todos los ciudadanos.
—¿Cómo está yendo la temporada turística?
—Arrancó muy fuerte para Sant Joan. Julio fue un poco extraño, con fines de semana con una afluencia masiva, pero los días entre semana, más flojos. En agosto ha cogido impulso, pero también está quedando condicionado a las altas temperaturas. Tendremos que esperar a finales de temporada para ver cuál es el balance.
—Esta temporada está marcada por la nueva ordenanza que regula los alquileres turísticos en Roda.
—Es una nueva realidad que unos años atrás ni sabíamos ni intuíamos, pero que se ha ido instalando. En Roda tenemos unas 500 viviendas de uso turístico, entre apartamentos y chalets, que suplen la falta de alojamiento hotelero del municipio. Este tipo de viviendas han creado nuevas realidades y problemáticas que antes no existían y por eso lo hemos tenido que regular. En ningún caso por un afán recaudatorio. Si el turista que se aloja convive con los vecinos y les respeta, perfecto. Ahora bien, el problema lo tenemos con unas pocas viviendas que incluso se anuncian como «casa aislada, ideal para fiestas». De hecho, son casas unifamiliares que tienen los vecinos cerca, pero donde se han hecho fiestas con 40 personas. La nueva ordenanza nos permitirá regular este tipo de situaciones. Ahora habrá unos parámetros que vendrán marcados por la cédula de habitabilidad y en cada casa podrá haber un máximo de 15 personas. La ordenanza también nos permite tener una persona de contacto directo, sea el propietario o la empresa que gestione el inmueble, para que la policía se pueda poner en contacto de conflictos. A la vez, la ordenanza también contempla medidas de seguridad, salubridad y servicios que todos los inmuebles turísticos tendrán que cumplir. La idea es regular un mercado relativamente nuevo que nos produce distorsiones en la convivencia.
—Roda ha sido noticia por el malestar vecinal a causa de las ocupaciones. ¿Cómo están los ánimos ahora?
—Creo que se ha bajado la tensión con respecto a semanas anteriores. Tengo que decir que no me gusta vincularlo sólo a las ocupaciones, sino que son personas conflictivas que se ha concentrado en una parte de un barrio, principalmente en un bloque, y ya estamos tomando medidas. Hemos hecho una inspección de salubridad y seguridad con los técnicos municipales dentro del bloque y hemos constatado que en este bloque sólo hay un piso con contador, el resto están conectados a la red eléctrica de manera fraudulenta, pero también de agua. Intentaremos resolver el problema por aquí, pero será largo, porque tendrá que intervenir el juzgado. En la manifestación del día 30, se hablaba de convivencia y de parar la delincuencia. Estamos plenamente de acuerdo. Necesitamos más seguridad. Nosotros hacemos todo lo que podemos y más, pero pedimos el mismo grado de complicidad a la Generalitat con respecto a la presencia de Mossos, que no sólo sea reactiva, sino preventiva. Y también reclamamos un cambio legislativo que nos permita actuar de otra manera.
—¿Cuáles son los motivos que los llevaron a descartar la construcción de una planta de hidrógeno verde?
—No entendemos que la empresa inversora diera por hecho que el Ayuntamiento estaría de acuerdo. Desde el principio, les pedimos que nos facilitaran toda la información para poder establecer nuestro criterio sobre la futura o no implantación y no fue así. Ya les indicamos en un primer momento que el impacto visual que tendrían unas 70 hectáreas de placas solares sería brutal sobre el entorno, no sólo de Roda, sino también de otros municipios próximos. Otro de los motivos que nos hizo echar atrás es el exagerado consumo de agua que se necesita para producir una cantidad que se puede considerar pequeña de hidrógeno verde. Esta planta, tal como la habían planteado, produciría energía verde, pero tendría un coste ecológico brutal. Después, nos enteramos por prensa de que también querían poner aerogeneradores. Todo, nos hizo poner el freno de mano. Como se trataba de una implantación de futuro, llevamos el tema a la junta de portavoces y la mayoría de los grupos mostraron, como mínimo, sus reticencias. También se hablaba de la creación de 100 puestos de trabajo, pero finalmente la empresa nos confirmó que serían unos 10. No nos aportaba grandes beneficios y los costes eran demasiado elevados.
—¿Ya han empezado las obras del nuevo instituto?
—Asistimos al acto de la firma de inicio de obra, donde había presentes la empresa adjudicataria, la Generalitat, representantes del instituto, de las familias y del ayuntamiento. Entonces se hablaba de que en quince días ya empezarían. Nos pidieron ocupar un espacio municipal para poder dejar el material y pasar con la maquinaria. Por nuestra parte, todas las facilidades, sin embargo, hoy por hoy, todavía no han movido ni una piedra. Es un tiempo perdido importantísimo, porque esperábamos que imperara el sentido común y que al empezar las vacaciones escolares, lo hicieran también las obras y así se ganaban dos meses sin ocasionar molestias, ni al instituto, ni a la escuela. Esperamos que empiecen lo antes posible.
—Otro nuevo equipamiento será la biblioteca municipal en Cal Guivernau. ¿Finalmente, han recibido la subvención del Ministerio?
—Tenemos el proyecto constructivo aprobado definitivamente, con las mejoras que nos propusieron tanto Bombers como Bibliotecas de la Generalitat incorporadas. Ahora estamos licitando la dirección de obra, es decir, el despacho de arquitectura que la dirigirá y después ya empezaremos la licitación y adjudicación de la obra como tal. Antes de finales de año, querríamos tener estos dos trámites cerrados y las obras a punto de empezar. En el presupuesto de 2022, ya destinamos una partida de cerca de medio millón de euros. Por otra parte, tenemos dos subvenciones, una del plan de bibliotecas de la Generalitat y otra del PLUSC. Intentamos, y seguiremos haciéndolo, obtener una subvención del Ministerio a través del 1% cultural. Si esta no llega, buscaremos financiación allí donde haga falta, sea Diputació, fondos europeos Next Generation, etc., para que los vecinos de Roda asuman el menor coste directo posible.
—Nos encontramos en la recta final del mandato, ¿qué balance hace de los tres años que han pasado?
—Esta legislatura será de dos años más dos años o incluso de dos años y medio más uno y medio. Hemos tenido que cambiar. Nadie estaba preparado para gestionar una pandemia y sus efectos. Nos hemos tenido que reinventar y dejar de lado proyectos, como la finalización del frontal marítimo con un paseo en el tramo Costa Daurada o la ampliación de la zona deportiva, para subvencionar empresas y ayudar a las familias. Quiero entender que eso en el balance de esta legislatura se tendría que tener en cuenta.
—¿Cómo prevé que acabe la legislatura?
—Esperamos que no tengamos más sustos, que tengamos un otoño normal y que políticamente acabemos una legislatura en Roda relativamente tranquila. A pesar de gobernar en minoría, gracias a los esfuerzos de negociación, hemos sacado adelante muchos proyectos por unanimidad. Esperamos seguir con este respeto. Al final serán los vecinos quién decidirán. Sabemos que tenemos un contrato de cuatro años, ahora bien, intentaremos renovarlo con todas las ganas del mundo.