Agricultura
La población de palomas y jabalíes del Camp de Tarragona se ha multiplicado tras la pandemia
La fauna más agresiva con los cultivos se puede agravar si los cazadores no abandonan el parón reivindicativo que mantienen
La población de especies que amenazan los cultivos del Camp de Tarragona ha crecido exponencialmente después de la paralización temporal de la actividad de caza durante el confinamiento y las restricciones de la pandemia hasta elevar la de las palomas torcaces (palomas salvajes) cerca de los 300.000 ejemplares, la de los jabalíes hasta los 15.000, la de conejos, a los 20.000, y de los corzos, a los 2.000. La situación podría empeorar si no se cumple el acuerdo al que llegaron ayer el departamento de Acció Climática y Agenda Rural con la Federación Catalana de Caza (FCC) para garantizar la seguridad en las batidas, una reivindicación que ha mantenido a los cazadores en huelga desde la entrada en vigor de la ley 5/2020, de orden de vedas. «Hasta que no lo veamos publicado en el DOGC, no abandonaremos el parón», explica Joaquim Vidal, presidente territorial de la FCC en Tarragona.
«Con esta inseguridad jurídica, no queremos salir. El 83% de los terrenos donde cazamos en Cataluña son propiedad privada. Tenemos permiso para entrar en las fincas, pero te puedes encontrar gente corriendo, paseando o en bici. No puede ser que pongas un cartel porque estás haciendo una batida y la gente lo tire, acabaremos mal», añade Vidal. Y es que, mientras que los meses más duros de la pandemia invitaron a estas especies a ocupar espacios urbanos, las zonas rurales y los bosques eran redescubiertos por la ciudadanía.
La disminución del volumen de cazadores, insuficiente para controlar estas especies, –en el Campde Tarragona hay 6.000 licencias, de las cuales, 4.500 federadas–, se agrava con el desánimo que provocan los obstáculos que les ocasiona la nueva normativa, que les obliga a comunicar las batidas de caza mayor previstas, pero también con la incomprensión de la ciudadanía con respecto a su actividad. Por este motivo, piden que la administración pública «explique qué es la caza y qué bondades tiene, porque estas especies no se mantienen a raya de otra manera y ni siquiera así», según indica Vidal.
Durante la temporada 2020-2021 los cazadores capturaron hasta 60.000 palomas torcaces en el Campde Tarragona. Así, se calcula que la población de este animal supera los 250.000 ejemplares actualmente. «Es una paloma que se esconde y hace mucho daño. Hasta ahora comía uva y ahora también come avellanas. Se encuentra en zonas urbanas –en Reus, en Tarragona...– y cuando llega la hora de comer, va al campo. Ya tenemos toda la fachada litoral llena comiendo de la huerta, desde el Vendrell hasta Mont-roig. Cuando oye tiros, se esconde en la ciudad, donde no se puede cazar», explica Vidal.
Mientras las palomas torcaces siguen proliferando, para los cazadores, el jabalí sigue siendo «el rey» de las especies que estropean los cultivos: se lo come todo. La temporada pasada se cazaron 4.200, una cifra que, en ningún caso, podrá poner sitio a los 15.000 que se calcula que hay en las comarcas del Camp. «El Francolí es un gran corredor y allí no se puede cazar. En Cataluña hay cerca de 230.000, y cazamos 66.000. Nos gana en todas partes», dice.
Corzos y conejos
El aumento de la población del corzo ha comportado los últimos años daños en el cultivo de la viña, especialmente cuando se inicia el brotede la cepa, y también en los almendros y otros fruteros. Para hacer frente a la situación, el gobierno puso en marchaun plano piloto de prevención que permitió la ampliación del periodo de caza. Así y todo, se calcula que el número de corzos en las comarcas de interior roza ya los 2.000, y se concentran especialmente en el Priorat.
«Con respecto a los conejos, la temporada pasada se cazaron 28.000. Hay un foco importante en el Baix Penedès, al lado de la autopista, pero ahora no preocupa tanto, porque están afectados por dos enfermedades –la mixomatosis y la Vírica Hemorrágica– que hacen que no se alcancen las cifras de otros años, cuándo era un disparate», concluye el presidente territorial de la FCC enTarragona.