Agricultura
«Prevemos una muy buena añada»
Justo hace balance de los siete años al frente del Consejo Regulador y de los cambios que ha experimentado la DO
—¿Cómo se presenta la campaña de este año a la DON?
—Bien, empezó hace unos doce días con las variedades blancas, sobre todo en las zonas más calientes o las que no han tenido demasiadas lluvias. En el resto, donde ha llovido más, todavía hay mucha viña por vendimiar. Llevamos cerca de dos millones de kilos entrados, así que hasta los siete millones y pico que prevemos para este año, todavía nos queda trabajo.
—-¿La cosecha o la calidad de la uva se verá afectada por los bochornos?
—No, con respecto al volumen de cosecha, es el de un año normal. Y con respecto a la calidad, este año parece que se nos han alineado todos los factores y la calidad de la uva será muy buena. Vamos hacia una muy buena añada.
—Hace siete años que es presidenta de la DO. ¿Qué objetivos se marcó, al asumir el cargo?
—Yo ya era vocal, así que la DOno me venía de nuevo. Pero cuando soy escogida presidenta me planteo una reestructuración total. Considero que la DOno tiene que funcionar como una administración al uso, sino que se tiene que trabajar con una mentalidad más empresarial, siendo más eficientes, dando servicio a sus asociados, que son una sesentena de bodegas y unos 700 viticultores, y siendo muy estrictos a la hora de garantizar la calidad de nuestros productos.
—¿Y todo eso cómo se puede conseguir?
—Planteamos tres líneas de actuación. Una de autoconocimiento, una segunda de control y una tercera de promoción, porque es muy importante situar bien nuestros vinos en este mercado tan extenso. Y son tres ejes que se retroalimentan.
—En la práctica, ¿qué supone, todo?
—Cuando estás en una región como la nuestra, tan privilegiada para hacer vinos, tienes que saber explicar de manera científica el porqué estos vinos son de esta manera. Y aquí es cuando empezamos a hacer estudios sobre la tipicidad de nuestras garnachas y cariñenas, nuestras variedades históricas. También hemos establecido una zonificación de la propia DO: lo hemos estudiado, dividiéndola en seis zonas a partir de los microclimas especiales, las concentraciones de variedades diferentes, el hecho de que algunas están a más altitud, otras a menos... Nosotros empezamos a vendimiar a finales de agosto y acabamos a finales de octubre: imagínate la variabilidad que hay dentro la DO. Y todo, lo complementamos con un estudio de suelos. En paralelo, también estamos trabajando en la trazabilidad del producto, con varias actuaciones que nos sitúan como unade las DOpioneras en este campo.
—¿Y ya se están viendo los resultados, de tanto trabajo?
—Sí, la calidad de los vinos se ha incrementado exponencialmente, porque se están haciendo vinos basados en el territorio, no en las modas. Y eso es la base de cualquier DO, que los vinos estén marcados por la identidad de la zona.
—¿El precio de la uva se ve beneficiado de este salto cualitativo?
—Es un pez que se muerde la cola: todas las actuaciones de la DOvan enfocadas a dar un mayor valor añadido a la materia prima, que es la uva. Si la bodega puede vender la botella a un precio más alto, y hay más demanda de uva en buenas condiciones, se paga mejor. Todo se ha traducido en un incremento sustancial del precio del kilo de uva en los últimos años. Y no sólo en las bodegas pequeñas, también en las cooperativas.
—Otro cambio sustancial es la presencia femenina.
—Sí, en la nuestra DOhay mucha mujer a dentro de las bodegas, y cada vez más trabajando como jefes de producción. Por ejemplo, en las cooperativas de Capçanes o Falset-Marçà, hay mujeres al frente, y no hablamos ya de proyectos más pequeños... Pero todavía nos falta que esta presencia se traslade también a sitios de decisión en los consejos reguladores. En el nuestro, sólo estamos dos. Y en el resto de DOcatalanas no hay ninguna mujer presidenta.