Reconocimiento
Homenaje a los técnicos que evitaron una «tragedia» en Vandellòs I el año 1989
El acto se celebrará este sábado en el gimnasio de Hifrensa, el antiguo poblado de la central donde todavía viven muchos de aquellos trabajadores
La Asociación de Técnicos en Seguridad Nuclear y Protección Radiológica (ASTECSN) reconocerá en un acto público a los técnicos que intervinieron en el incendio de la central nuclear Vandellòs I en 1989 y evitaron una «tragedia».
El 19 de octubre de 1989, un incendio en Vandellòs I desató una «situación crítica» y una «noche dantesca», aunque gracias a los técnicos de la central «se pudo evitar una tragedia», ha explicado a EFE uno de los impulsores del reconocimiento, Julio Pérez.
El homenaje, al que se ha sumado el Ayuntamiento de Vandellòs i l'Hospitalet de l'Infant, se celebrará este próximo sábado al mediodía en el gimnasio de Hifrensa, el antiguo poblado de la central donde todavía viven muchos de aquellos trabajadores.
En octubre del 2019, ASTECN dedicó unas jornadas al suceso de Vandellòs I, el de mayor gravedad en la historia nuclear española con una clasificación de nivel 3 en una escala de 7, y «aquí fuimos conscientes de lo que hicieron estos héroes», detalla Pérez.
Hace 33 años, en un contexto sin telefonía móvil ni internet, los trabajadores acudieron voluntariamente a la central en sólo ver el humo y lucharon por sofocar el incendio y la llevaron a una parada segura «en condiciones muy penosas».
Por un defecto de diseño de la central, los equipos automáticos de seguridad interpretaron que una de las zonas afectadas por el incendio sufría una bajada de presión y «llegaron a vaciar un depósito de aceite sobre el fuego».
La cadena de incidentes derivada del incendio llegó a inundar la parte baja del reactor y «los operarios trabajaban con el agua hasta la cintura», con la máxima preocupación de «evitar la huida de CO2 radiactivo al exterior»
Se mantuvo la refrigeración a mano, trabajando a oscuras, con un humo denso que requería equipos de respiración autónoma y con un equipo de ventilación tan ruidoso que impidia comunicarse, ni entre ellos ni con el Consejo de Seguridad Nuclear, resume Pérez.
A lo largo de «tres días eternos», trabajaron sin apenas descanso hasta conseguir controlar la situación.
A pesar que su intervención fue alabada por los organismos internacionales de seguridad nuclear, muchos callaron la magnitud del incidente y de su intervención por miedo de perder su trabajo.
Está previsto que al «más que merecido» acto de reconocimiento de este próximo sábado acudan 150 de aquellos trabajadores y después de los parlamentos, se descubrirá una placa.