Salou homenajea a Angeleta Salceda, la 'dona gran', en el marco de la Fiesta Mayor de Invierno

Salou homenajeó, ayer jueves, a Angeleta Salceda, la 'dona gran', en la Torre Vella. La homenajeada, de 90 años, tuvo la compañía de su esposo, Antonio Castro, y de toda su familia, así como de buena parte de las autoridades municipales, amigos, amigas y personas de Salou que la conocen y la aprecian. De Angeleta explicaron que «es una persona de carácter afable y afectuoso. Salouense,nació el 19 de octubre de 1932 en la céntrica calle Barcelona, concretamente donde había la barbería Roca. Su madre, Francisca García Devesa, también era nacida en Salou. Y su padre se llamaba Àngel, por eso, a ella le pusieron Angeleta. El padre de nuestra protagonista se dedicaba a la construcción de obras, junto con Salvador Ginovart, con quien fundó una compañía. Ambos socios hicieron la ampliación de la iglesia de Santa Maria del Mar».

Angeleta tiene muchas anécdotas vividas en Salou, pero, sobre todo, hay una que le dejó una huella imborrable: La Guerra. Ella tenía sólo 6 años, pero todavía se acuerda, como si fuera ahora».

«Una de las vivencias más bonitas que tiene está relacionada con el momento en el que conoció asu marido, Antonio Castro. Cuándo él hacía el servicio militar enla Guardia Civil y lo destinaron a Salou, se conocieron y se enamoraron. Estuvo en el baile que hacían por Navidad en la calle València. Ella, entonces, tenía 23 años y él, 21. Les casó Mosén Ramon Muntanyola, laque fue la segunda boda del cura, en Salou».

«Cuando estaba soltera, nuestra protagonista trabajaba en una mercería que vendía de todo, porque entonces en Salou había pocas tiendas. Y recuerda que iba a Reus con el ferrocarril a buscar las revistas y los diarios para vender, cada día». «Ya, de casada, continuó con la mercería, pero en un local diferente: Merceria Marbella, se llamaba. En su casa también tenían el Bar Casvia y la fábrica de gaseosas Espumosos Salceda».

«Los domingos Angeleta disfrutaba paseando por el Paseo Jaume I. Compraba alguna pasta e iba con su colla de amigos a pasear hasta el Llatzaret. En el pinar de la playa Llarga hacían una paella, donde se encontraba toda la gente joven e iban acompañados de la tía Dolores, que vigilaba que todo fuera bien. La playa Llarga les gustaba mucho porque se lanzaban desde encima de la duna, que entonces era grandiosa».

Acto seguido, Laia Díaz Ródenas leyó una poesía dedicada a Angeleta, con referencias a la familia, la guerra, la mercería, el baile y Antonio, su esposo, de la autora Esther Pascual. El punto final del acto lo puso Coral Jarcia, dirigida por Piotr Issel, que interpretó la habanera «La bella Lola» y «La Gavina», de Marina Rossell, entre otros.