Diari Més
Roger Mas

Músico

«Lo que pase el sábado dependerá de la energía del momento»

El 11 de febrero Mas estrenará la obra 'Tetàtotí' creada durante una residencia artística en el Convent de les Arts

Roger Mas, aquest dijous, al claustre del Convent de les Arts d'Alcover.

«Lo que pase el sábado dependerá de la energía del momento»Gerard Martí

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Roger Mas y sus músicos (Arcadi Marcet, Xavier Guitó, Míriam Encinas e Ivan C. Dach) han estado dos semanas residiendo en el Convent de les Arts de Alcover para crear una pieza musical, Tetàtotí, que se presentará al público por primera vez este próximo sábado, 11 de febrero, a las 21h, en el escenario del mismo Convent. —¿Cómo está yendo, este enclaustramientoqueestás haciendo estos días con tus músicos en Alcover?

—Pues la verdad es que muy bien, porque el Convent de les Arts es un lugar muy adecuado y, además, está muy bien equipado. Eso es importante, porque las iglesias tienen una reverberación muy larga que hace que las cosas sean un poco difíciles. Aquí, en cambio, la reverberación es muy limpia, corta y controlada, y para lo que tengo que hacer yo, es una maravilla. Además, el espacio de residencia es cómodo y muy bonito. Cerrarse con los músicos es lo ideal para concentrarse, porque el trabajo que queremos hacer es que salgan cosas y, para que eso pase, necesitamos espacio y silencio. Y como, además, el Conventestá justo en la salida de Alcover hacia Mont-ral, te sientes un poco como si te subieras a las montañas. También tenemos toda la vista del Campde Tarragona. De noche, incluso la petroquímica se ve bonita.

—-¿Qué trabajo estáis haciendo, en esta residencia?

—Estamos haciendo una obra un poco especial. Quizás se parece a Les cançons tel·lúrgiques, en el sentido que no son canciones. Hacemos una pieza que todavía no sabemos exactamente cuánto dura...

—Pues os queda poco tiempo para acabar de cerrarla, si laestrenáis el sábado.

—Bien, es que no estará acabada del todo. Ya se puede enseñar, pero es una obra que irá evolucionando. Puede durar entre 30 y 40 minutos, aunque a veces baja de los 30, depende. Se trata de improvisar sin improvisar. Las canciones siempre se repiten de la misma manera, los arreglos siempre son los mismos, todo el mundo hace lo mismo encada momento, empiezan y acaban en el mismo lugar... Aquí no. Tenemos unos márgenes y unos caminos, lógicamente no estamos encima de la nada, pero todo dependerá de la energía del momento. Buscamos una secuencia de climas, de atmósferas, para transmitir sensaciones y estados de ánimo. Y eso es muy flexible. La parte estipulada es pequeña, la parte grande es la otra. Y por eso no sabemos qué puede pasar el sábado. De aquí que fuera tan importante trabajar en un lugar como este, donde podemos estar juntos no sólo cuando tocamos, sino que también comemos y dormimos juntos.

—Así pues, estáis experimentando mucho, pero también da la impresión que os estáis divirtiendo mucho.

—Sí, bastante [ríe].

—¿Cuándo esperáis que esté acabada, la pieza?

—No lo sé. Normalmente, primero grabamos el disco y después hacemos las canciones en directo, aunque con Les cançons tel·lúriqueslo hicimos al revés, y ahora también lo haremos así. Este sábado enseñaremos el trabajo que se tiene que estrenar en mayo, pero igual todavía se irá moviendo. En todo caso, no pienso grabarlo hasta, como mínimo,otoño. Después, hay otro motivo por el que el sábado no estará acabado: el trabajo creativo más importante lo haremos el mismo sábado. El hecho de tocar en directo y tener una interacción con el público es parte del trabajo. Por eso sólo lo podemos hacer aquí, en un auditorio equipado que, a la vez, es espacio de residencia y donde, después, puede venir la gente. Tenemos mucha curiosidad por ver cómo nos relacionamos entre nosotros y con el público, este sábado.

—Esta obra ha sido concebida en Alcover. ¿Está presente de alguna manera, este entorno?

—Ahora no te lo sé decir, pero si me lo preguntas dentro de quince días después de haberse marchado, ya te sabré decir el qué. Pero seguro, porque este espacio tiene mucha personalidad. Después, el lugar, con las montañas detrás y el campo en frente, el ir y venir de los trenes, la carretera, la petroquímica, el mar, el puerto... Realmente es como si, desde aquí, se pudiera ver todo el mundo desde un ojo de buey.

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