Cultura
Màrius Serra se adentra en la vida del pintor montblanquí Maties Palau Ferré
El escritor destaca que 'La dona més pintada' no es una biografía, sino una novela
El escritor Màrius Serra se adentra en la vida de Maties Palau Ferré (Montblanc, 1921-2000), conocido como el pintor que quemaba sus cuadros enla novela La donamés pintada, publicada por Proa. Serra ha querido dejar claro que no ha hecho una biografía, sino una novela. De hecho, ha reivindicado el papel de la ficción y los novelistas. La historia del pintor se vio marcada el año 1974 cuando una sentencia del Tribunal Supremo lo condenó a pintar unos 42 metros cuadrados de aceites para poder rescindir un contrato que Palau Ferré había sellado con el promotor Miquel Peirats por una casa y dos terrenos. Después de cumplir la sentencia, entre 1974 y 1985 empezó a quemar las obras suyas como medida de protesta.
El escritor describe al pintor a partir de «tres planos interiores». El primero es el artístico con la pulsión creativa del pintor. Serra se adentra en el ámbito de la formación del artista en Barcelona y en París de Palau Ferré, que se definía como pintor cubista y que también se lo relacionó con el cubismo y el fauvismo. También se habla de la construcción de la figura del artista, que tuvo un gran éxito a los 70 y que intentó imitar figuras como Dalí o se decía de él que era como Picasso.
El segundo plano interior es el sentimental. EnLa mdona més pintada hay varias historias de amor, aunque él siempre fue soltero, y en el tercer plano, el autor habla de lo que ha llamado «una expiación de pecados. El acto de quemar su obra tiene un acto de expiar un tipo de pecados», ha manifestado.
En el libro tiene un peso importante la sentencia del Tribunal Supremo que obligó el año 74 en Palau Ferré a pintar 42 metros cuadrados para pagar una deuda que tenía con el promotor Miquel Peirats. «Peirats percibe que gana el juicio, pero quedó como el malo de la película y acabó dando todos estos cuadros al Ayuntamiento de Reus, de Alcover, de Valls, entre otros». A partir de aquí, Palau Ferré empezó a quemar sus cuadros. No hay datos fiables sobre cuántos oléos quemó, ha indicado el autor. La estimación más elevadas llega a más de 200, ha añadido.
El autor describe Palau Ferré como un hombre «solo, que se hace a él mismo en ambientes hostiles. Enseguida se marcha de Montblanc porque él tenía una vocación muy grande desde niño». Esta vocación clara hace que pase unas oposiciones, se vaya a Barcelona a trabajar de funcionario y a estudiar a la escuela de bellas artes cada noche. Él creía con su talento, ha añadido, pero «siempre estaba a la defensiva».
Enrique Rubio
En la novela, Serra recupera al periodista Enrique Rubio, especializado en temas de delincuencia y crónica negra. «A Rubio le interesó mucho aquel litigio entre el pintor y el promotor y publicó una serie de reportajes a partir de entrevistar Periats y Palau antes de la sentencia», ha apuntado. El escritor también ha declarado que el libro se centra en especial entre los años 70 y 75 y hace un relato del tardofranquismo y la transición.
Una ficción
Serra ha reivindicado el papel de la ficción y los novelistas. «Eso es una ficción», ha declarado, con partes inventadas o adaptadas. El escritor empezó a trabajar en la historia de un pintor que quemaba sus obras y cuando más estiraba el hilo se fue encontrando más hechos que tenían interés como un enfrentamiento familiar o una sentencia judicial. A partir de aquí, se planteó si hacía una biografía, un reportaje periodístico y finalmente se decantó por la novela.
Serra también ha dicho que Palau Farré le sirve como «síntoma del país y la cultura, que es capaz de la cosa más sublime y de tener unas expectativas máximas y después lanzarlo todo por la borda y quemar su obra».