Autor de 'La Pausa dels dies (La Campana)
Libros
«La palabra escrita me ayuda a ordenar los pensamientos»
El nuevo libro del periodista vilasecano es una recopilación de artículos que conforman un dietario personal
—En uno de tus artículos afirmas: A mí, dadme septiembre. Este libro me parece en general muy otoñal: las reflexiones tienen aquel aire pausado y desacelerado de septiembre.
—A mí el otoño me gusta mucho. Porque no hay tanta gente si quieres ir de vacaciones, pero sobre todo porque es el tiempo de las cosechas que han marcado la producción en el Camp de Tarragona. En casa teníamos naranjos, avellanos, olivos y algarrobos, y por eso este mes era la época en que mi contacto con la tierra era más productivo. Después, me gustaba porque la otra actividad que ha marcado a mi familia, que es el turismo, también iba a la baja cuando llegaba este mes. Y también porque antes, en septiembre, llovía, y podía ir a la playa y sentir aquel olor.
—Hablamos de tu faceta de articulista. Me da la impresión que te sientes muy cómodo.
—Sí, me gusta. En mis otras facetas, que son la radio y la televisión, he trabajado más con la palabra dicha, pero la palabra escrita me obliga a reflexionar. Además, me ordena los pensamientos. Son artículos semanales o mensuales que de alguna manera conforman un dietario compasado, porque concentran todo lo que tengo ganas de explicar. Hay muchas pistas culturales, obras de teatro que me han impresionado y que tengo ganas que la gente las pueda ver, libros, películas, exposiciones... Y todo, mezclado con otras vivencias, porque me gusta relacionar experiencias: entiendo que la vida no son habitaciones cerradas, sino que tenemos que poder entrar y salir, hay pasillos y conexiones.
—En otro artículo afirmas: Remover calcetines en el cajón es lo que parece que hacemos a veces removiendo ideas y pensamientos. ¿Cómo es este remover tuyo del cajón para encontrar las ideas?
—A veces son escritos de urgencia, porque tengo unos límites por exigencias naturales: tengo que entregar a una cierta hora, y con una limitación de espacio. Después, está pretendidamente la voluntad de escribir sobre temas que no son de la actualidad. A mí, lo que me gusta, es plantear situaciones que pueden ser muy personales o tirar de la experiencia de haber ido a los lugares. No es teoría, son páginas vividas.
—Es un libro muy cíclico, tanto por la estructura, que presenta los artículos agrupados por estaciones del año, como por los temas. Desgranas tradiciones que nos hacen avanzar en el calendario.
—-Las tradiciones son como muletas que me ayudan a caminar. La parte ritual me ayuda a saber dónde estoy y qué toca cada vez. Y, si conviene, para transgredirlas. No se puede hacer en cada momento siempre lo que toca...
—También dedicas letras a reflexionar sobre la vida y la muerte. Escribes que al salir del tanatorio somos como hormigas que alguien pisa: nos largamos deshaciendo la hilera a toda prisa y desordenadamente.
—Yo creo que hay vivencias que nos transforman. Son el nacimiento de un hijo y la muerte de los padres o un ser amado. Pensaba en eso en ir al tanatorio, donde te acabas encontrando toda una serie de gente que no has visto no sé cuánto de tiempo. Y tiene cojones, que la muerte os convoque. Después, se acaba la ceremonia y todo el mundo desaparece.
—No es un libro de humor, pero está lleno. Te gusta poner humor a la vida.
—Sí, pero empiezo riéndome de mí mismo, es la primera norma. El sentido del humor me es indispensable para vivir, sin él no pasaría ni un solo día, lo necesito como el aire que respiro, como el agua que bebo.
—Yo soy de Reus y no desperdicio la oportunidad para que se sepa. Pero tú haces lo mismo con Vila-seca...
—Sí, porque me parieron en la cama de casa, en Vila-seca, y porque es un pueblo que amo, que ha sufrido y que se ha transformado mucho. Ahora vivo en Reus y también amo Reus, pero también soy capaz de amar Tarragona... Quiero decir que amo en general todo el Camp de Tarragona porque pienso que hay genio y talento, y a veces nos castigamos demasiado. Tenemos un legado cultural impresionante, los mejores vinos del mundo, el mejor aceite del mundo... ¿Qué más quieres, Baldomero?
—Lees mucho, entrevistas escritores casi cada día y te complace escribir. ¿No has tenido la pulsión de escribir ficción?
—Siempre me ha dado mucho respeto. Quizás ahora, releyéndome, pienso que quizás no sería ningún atentado contra la humanidad. No lo descarto. Me tendré que poner.