¿Gobierno continuista o de cambio?

Semana intensa de promesas electorales, mítines, propuestas de futuro y visitas de diputados y diputadas del Parlament y dirigentes políticos nacionales en Valls. Las candidaturas que tienen más posibilidad de obtener representación en el Ayuntamiento vallense cierran una campaña con muchos frentes abiertos. En general, todos coinciden en los principales retos que tiene en frente la capital del Alt Camp: Barri Vell, vivienda, nuevos equipamientos, el nuevo parque sanitario, la nueva comisaría de la Policía Local, el Museo Casteller, la seguridad... Los objetivos son compartidos, ahora bien, cada formación tiene su propia línea estratégica para abordarlos. Eso sí, gane quien gane este domingo, se tendrá que sentar a hablar porque se prevé un escenario bastante repartido. Serán los acuerdos postelectorales los que tendrán la última palabra y los que decidirán la estrategia de la próxima legislatura.

Hace cuatro años, Junts per Valls fue la fuerza más votada con un 32,38% de los votos, seguido de ERC, que consiguió un 22,07%, y el PSC con un 18,17%. Entonces, las dos fuerzas independentistas formaron gobierno, pero el contexto del 2023 poco tiene que ver con el del 2019, muy marcado por el Proceso independentista. Los aliados ahora pueden cambiar. Sólo hay que ver el panorama político a escala nacional. Por lo tanto, la aritmética a la hora de pactar será clave. Quizás es por eso que la candidata de los postconvergentes Dolors Farré ha hecho un llamamiento al resto de partidos a respetar la lista más votada, haciendo referencia a los posibles pactos entre ERC y PSC. «El nuevo alcalde o alcaldesa se tiene que decidir desde Valls, ni desde Barcelona ni Tarragona», insistió la alcaldesa al final del debate electoral de la semana pasada. El resto de partidos con posibilidades de gobernar se mantienen a la expectativa.

A pesar del desgaste de estos cuatro años, a lo largo de la campaña, los dos socios de gobierno han dejado los reproches mutuos a un lado, probablemente con la mirada puesta en el día siguiente de las elecciones. Junts ha encarado la recta final en positivo, repasando sus propuestas en todas las materias, pero dando un peso especial en el ámbito cultural –con el anuncio de un nuevo festival de espectáculos– y patrimonial, con el descubrimiento de la ciudad ibérica del Vilar, que obviamente casi todos los partidos han aprovechado para incluir en su programa. ERC, por su parte, también ha mostrado su voluntad de seguir aplicando sus políticas desde el Ayuntamiento.

El PSC ha hecho una campaña más agresiva contra el gobierno encabezado por Junts y se ha erigido como la principal alternativa a Farré, apelando al cambio y a la «falta de liderazgo» en proyectos como el Museo Casteller o la revitalización del Barri Antic. Por lo tanto, es más que improbable un pacto entre las dos formaciones. La CUP también escenifica esta voluntad de cambio, pero con un modelo completamente opuesto a lo que plantean los socialistas. No obstante, hay que estar atentos a los resultados de los anticapitalistas, que en los anteriores comicios obtuvieron el 13,14% de los votos y 3 concejales. Tenemos que recordar que hace cuatro años, la CUP no cerró las puertas a llegar a un pacto con Junts, que finalmente escogió ERC como socio preferente.

Con respecto a la derecha españolista, se abre otro debate: ¿quien se llevará el voto que hace cuatro años captó Ciutadans? El PSC quizás arañará alguno, pero la mayoría irán a la extrema derecha de Vox, Valents o PP, aunque el candidato popular no se ha sabido hacer un sitio entre sus rivales. Si se fragmenta el voto, podría ser que ninguno consiga representación en el Pleno vallense.

En estos momentos, el escenario electoral vallense está muy abierto. Habrá que ver cómo se comporta el electorado y cuáles serán los pactos postelectorales. Si Junts quiere revalidar la alcaldía, a toda costa, tendrá que sentarse a dialogar. Este domingo, los vallenses decidirán si revalidan el gobierno continuista de Junts-ERC o quieren un cambio.