La 'magia' de los pactos
En Salou, los candidatos nadan y guardan la ropa mientras tienen un ojo puesto en los rivales, a los que necesitarán para gobernar
Municipalismo, esta es la palabra mágica, elabracadabra de la política local con la que se pueden hacer caer todos los muros que alzan las direcciones de los partidos para alcanzar pactos postelectorales cuando los votos no suman una mayoría suficiente para formar un gobierno en solitario. En Salou, hay toda una generación que no ha visto estas amplias mayorías y eso hace que las formaciones que contribuyen a las elecciones del domingo naden guardando la ropa y con un ojo puesto en los movimientos de los adversarios porque –¿quién lo sabe?– con un poco de suerte podrían invocar el todo por el municipalismo y convertirse en socios. Quizás por este motivo, Pere Granados, el candidato de Sumem per Salou-PSC, ha intentado desviar la confrontación política hacia el pueblo vecino, cuando en plena campaña ha acusado a Pere Segura, el alcalde de Vila-seca, de obstaculizar la construcción de un ramal ferroviario entre la estación de PortAventura y el corredor mediterráneo.
Granados ha gobernado con la ayuda del PSC y en coalición con Junts durante el último mandato, así que su alianza electoral con los socialistas le obligará a buscar nuevas complicidades. Los resultados de la encuesta encargada por el PSC a finales del año pasado para calibrar el impacto en las urnas de una lista liderada por Granados auguraba que esta podría rozar la mayoría absoluta. Lo cierto es, sin embargo, que los socialistas no confían en que el número de concejales sea la suma exacta de los que conseguirían las dos candidaturas por separado y tienen seguro que tendrán que pactar.
Ante este hecho, se abren varios escenarios. La lógica de los últimos ocho años podría hacer pensar que la alianza más natural vendría de la mano de la candidatura de Marc Montagut, Sempre Salou-Ara Pacte Local, la derivada del matrimonio de Granados con el PSC. Aunque Montagut aspira a ocupar el despacho de Alcaldía y ha marcado perfil propio con una campaña moderna, fresca y omnipresente, nadie olvida que ha sido el depositario de la confianza del actual alcalde para liderar una de las carteras más deseadas, la de Territorio. Probablemente será en su puerta, a la que Sumem per Salou-PSC llamará primero, en caso de que Sempre Salou consiga entrar nuevamente en el consistorio. A manos de Montagut está sucumbir en la seducción –deshaciendo así todo el camino hecho hasta ahora para alejarse de Sumem per Salou–, o no hacerlo, para explorar el alcance de su renovada imagen pública.
Un acuerdo entre Granados y el candidato del PP, Mario Garcia, no sería inédito en Salou, pero altamente improbable, ya que el actual alcalde no podrá esconder las siglas del PSC en la papeleta y ambos partidos tendrían que caer en la marmita del druidapara que la excusa del municipalismo hiciera su magia. Este pacto ya se rubricó en el 2011 y se rompió tres años después. Pero el PP ahora está en una posición muy diferente y, si no recupera el espacio político perdido, no podrá tener un papel relevante en el nuevo consistorio. Mientras tanto, durante la campaña, Mario ofrece su programa electoral como el contrato a firmar con «cualquiera» que quiera hacerlo en pro –¿lo adivinan?– del municipalismo.
Con todo el viento en contra, Ciutadans aspira a ser capaz de mantener las siglas en el plenario y, en caso de conseguirlo, probablemente quedará en una situación precaria, por lo que cualquier oferta de pacto podría avistarse como la última oportunidad, aunque, durante la campaña, ha intentado marcar distancia con Granados.
En la otra punta de la diagonal se encuentra Sebastià Domínguez (ERC), quien se postula para liderar el gobierno del cambio y ha mantenido su papel como líder de la oposición durante la campaña. Necesita mantener el impulso que le subió encima de la ola en el 2019, cuando doblaron resultados, y un verdadero milagro para forjar una mayoría alternativa a Granados con otros partidos, porque las opciones son inexistentes. Sin embargo, con la política nacional dando sombra, ni siquiera ERC está libre de sospecha y el municipalismo, ya lo saben, puede hacer que salga cualquier cosa de la chistera.