Diari Més
Berna Rios

Miembro del grupo impulsor del colectivo Santa Teca

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«La cultura es lo que nos diferencia de los jabalíes»

El sábado 29 y el domingo 30 de julio, Santa Teca celebra una nueva edición del Mercado del Territorio en el Castillo Monasterio de Escornalbou

El tarragoní Berna Rios, membre de Santa Teca, aquest dijous a Tarragona.

«La cultura es lo que nos diferencia de los jabalíes»Gerard Martí

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—Explicáis que Santa Teca en Escornalbou es un Mercado del territorio. Hay música, pero no es un festival de música, hay gastronomía, pero tampoco es una cita estrictamente gastronómica... ¿Qué es exactamente?

—Esta es la pregunta del millón. Lo que hacemos en Santa Teca es defender la cultura y la gastronomía local desde la sostenibilidad, la ecología, la proximidad y la temporada. Si hablamos de cultura, aunque nosotros pensamos que gastronomía y cultura son lo mismo, lo que hacemos es intentar destacar todo lo que pasa en un ámbito próximo de nuestro territorio, que puede ser aquí mismo, en Lleida, Barcelona o Castellón.

—Entendéis la cultura en un sentido amplio. ¿Qué engloba?

—Para mí, la cultura es lo que nos diferencia de lo que pasa en el mundo, desde la perspectiva de las especies. Un animal se diferencia de nosotros en el hecho de que no hace uso de la cultura. La cultura te hace pensar, te alimenta un poco el espíritu y te da herramientas para desarrollar el pensamiento. Podría estar dos horas y media explicándolo, pero dicho de manera breve, cultura es lo que hace diferente un jabalí de nosotros.

—¿Quién hay, detrás del colectivo Santa Teca?

—Somos una asociación sin ánimo de lucro que nació hace 14 años, y por allí ha ido pasando bastante gente. Ahora somos nueve personas, entre los cuales hay arquitectos, periodistas, arqueólogos, diseñadores gráficos... Gente con profesiones liberales, que no tiene necesidad de lucro y que quiere que la cultura tire adelante. Siempre hemos pensado que Santa Teca nació de manera un poco circunstancial y que, con el tiempo, se fue formando como idea. Lo que queremos es hacer de conectores entre todo lo que pasa en el territorio y la gente que lo consume.

—¿No hay suficientes escaparates, para todo este patrimonio cultural?

—Yo creo que cada vez hay más. Al principio no, ni siquiera en la restauración. Años atrás, había muy pocos restauradores que defendieran el producto local. El pescado de Tarragona o la Costa Daurada, por ejemplo, se utilizaba muy poco. Y es absurdo que, teniendo un producto como este, no lo damos a conocer a la gente que viene de fuera. Y con los vinos, igual: todo eran Rioja y Ribera de Duero. Ahora la gente ha empezado a ponerse las pilas, y aquello que es local está mejor representado.

—Además de la cita de Escornalbou, Santa Teca organiza otras jornadas, como la Embutada o el Fermenta. Y siempre con este formato efímero de dos o tres días. ¿No os planteáis tener una oferta permanente?

—Nos gustaría mucho tener un espacio donde todo eso pasara todo el año, pero es imposible, porque no tenemos el dinero ni un espacio que nos permita hacer este tipo de mercado gastrocultural con propuestas gastronómicas, encuentros vinícolas, charlas o demostraciones para profesionales.

— ¿Y todo este trabajo que hacéis, también tiene carácter efímero?

—Esta es una cuestión sobre la que hemos hablado a menudo. Lo que hacemos, al final, ¿de qué sirve? Haces una fiesta, la gente viene, pide una copa de vino, ve un espectáculo y vuelve a casa. Pero hay gente que sí que se acaba adaptando un poco a estos estilos o productos que mostramos. Poco a poco, como un cuentagotas. Con un goteo constante y lento, iremos viendo que consumir estos tipos de productos nos acabará beneficiando a todos. De hecho, ya está pasando. Y con la cultura local, igual: hace catorce años no había opciones para la gente del territorio, y eso está cambiando.

—La última vez que se celebró el Santa Teca en Escornalbou fue en 2018. Volvéis a casa, ahora, después de las reformas que se han llevado a cabo.

—Sí, Escornalbou era nuestra nave insignia, el espacio donde podemos desarrollar todas estas micropropuestas donde se mezcla gastronomía, cultura, pensamiento, patrimonio, paisaje y clima. Este año tenemos cosas muy interesantes, como la charla de un pastor que hace la trashumancia, y que vendrá con sus cabras. O la sesión con Rafael López-Monné sobre la espiritualidad del vino. Además, también habrá poesía, música, teatro, talleres, y la presencia de once bodegas, dos restaurantes y una heladería. Y todo es gratuito. Nosotros consideramos que la cultura subvencionada ya está pagada por el usuario final y, por lo tanto, no cobramos en ninguno de los actos donde hay una subvención detrás.

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