Alcalde de Vila-seca
Política
«Gestionaremos la mayoría absoluta con máxima responsabilidad, casi como si no la tuviéramos»
El alcalde, que empieza su segundo mandato, ahora con mayoría absoluta, hace una valoración de los resultados electorales y explica los proyectos municipales para los próximos cuatro años
—Empieza su segundo mandato habiendo conseguido mayoría absoluta. ¿Cambiará la manera de trabajar de su gobierno?
—No. La pregunta es directa, y la respuesta también. Es al revés: tenemos que ser muy cuidadosos para no caer en la tendencia de tirar hacia delante. Más que nunca, las mayorías son muy puntuales, así que lo tenemos que gestionar con la máxima responsabilidad y gobernar casi como si no la tuviéramos. Es evidente que también dependerá de las otras formaciones políticas, de cómo interpreten los resultados y de la oposición que quieran hacer, pero si es constructiva y con la voluntad de trabajar para el municipio, encontrarán un gobierno abierto a sus propuestas.
—Cómo bien apunta, en estas elecciones tan fragmentadas, una mayoría absoluta como la de su partido es casi una rareza. ¿A qué lo atribuye, haberla conseguido?
—Es difícil de decir, más allá de los indicios u opiniones que yo pueda tener. Lo que puedo decir es lo que yo he hecho, que es trabajar e implicarme al máximo, con pasión y ganas, y con voluntad de escucha activa con todo el mundo, sea hacia el resto de partidos o los ciudadanos. Yo pienso que la política no es nada más que un paso temporal por el servicio público y, por lo tanto, no te tiene que hacer cambiar. Por eso he hecho lo que siempre he hecho, estar con quién siempre he estado y esforzarme para que la gente sienta que tiene un alcalde próximo, que es lo que se merecen nuestros vecinos y vecinas.
—¿Hay algo del anterior mandato que no pudo hacer para no tener la mayoría de votos, y que ahora se puede plantear?
—No, la verdad es que pudimos trabajar bien. Quizás algunas cosas no las habríamos hecho como las hicimos, pero entendíamos que otras formaciones políticas lo reclamaban de aquella manera, y cuando dependes de los votos de los otros, estás condicionado, incluso a veces por un sesgo ideológico. Ahora, con la capacidad de decisión que tenemos, podemos establecer conversaciones con la voluntad de convergir. En términos generales, sin embargo, el anterior mandato fue un periodo de diálogo, de puertas abiertas y de muchos acuerdos por consenso.
—¿Qué relación espera tener a partir de ahora con la oposición?
—Confío tener una buena relación, aunque eso depende más de ellos que de nosotros. Yo llevo puesta la vacuna de la humildad. Dependerá de las valoraciones que las otras formaciones hagan sobre los resultados conseguidos. Quizás al final interpretan que no hicieron una oposición lo bastante agresiva, como han dicho algunos, pero entonces también se hace más difícil entablar posiciones de consenso.
—Por primera vez VOX tiene representación en el Ayuntamiento, con dos portavoces. ¿Qué valoración hace?
—Es la tendencia en todo el país, y la manera como está evolucionando la política. Cuando una parte de la política tradicional no da respuesta a determinadas cuestiones, y se ha desprestigiado por motivos diversos, VOX envía unos mensajes muy simples que van directo a la entraña y que canalizan todo este descontento. Por lo tanto, no deja de ser una realidad que existe y que tiene apoyo. Pienso que entre todos y todas, no sólo el alcalde, sino con el resto de formaciones, tenemos que poder hacer ver que hay otras vías políticas para canalizar estas desavenencias.
—En el nuevo gobierno hay varios concejales que se estrenan en sus funciones. También destaca por la incorporación de gente joven. ¿Cómo lo ha diseñado?
—Estoy muy contento. Tenemos un equipo muy joven que tendrá que ir cogiendo experiencia y se tendrá que ir acostumbrando al día a día de la política, que tiene sus peculiaridades. Entramos en una fase de gente nueva, sobradamente preparada y que ama el pueblo. El deber del equipo de gobierno es actuar para que otras generaciones alcancen la capacidad de trabajar en el día a día y en la toma de decisiones que afectan al municipio.
—En su discurso de investidura aseguró que este sería el mandato de la transformación. ¿A qué se refería?
—A que en este mandato hay proyectos lo bastante maduros para que acaben desembocando en realidades visibles. Estamos a las puertas de la adjudicación de la transformación del frontal marítimo de la Pineda y todos los servicios y actividades. También se desarrollará gran parte del proyecto Cal·lípolis, con la Red Naturaleza y el Centro de Interpretación. En este mandato, además, habrá un acento especial en los equipamientos deportivos, con una visión de ciudad saludable y climáticamente resiliente. Será el mandato de los transportes públicos: si los plazos de la Generalitat se cumplen, en 2025-26 pasará por aquí una línea de tranvía, con todo lo que eso implica para la ciudad. Y si todo va bien, seguramente en 2026 la estación de alta velocidad de Vilaseca será una realidad. También habrá la redacción de nuevo POUM, que tiene que ser el documento de referencia para los próximos años y generaciones.
—Así pues, por ejemplo, ¿cómo nos tenemos que imaginar la Pineda dentro de cuatro años?
—Habrá un nuevo frontal marítimo con un componente medioambiental importantísimo, desde el Hotel Donaire hasta el restaurante El Dorado. También habrá la renovación de una nueva fase del paseo a través de los fondos europeos, y esperamos inaugurar el Centro de Interpretación Cal·lípolis, junto a la Red Naturaleza, que seguramente ya estará ejecutada en la parte final de la playa de los Prats. Y tendremos que ver en qué fase nos encontramos en todo el tema de crecimiento del Port de Tarragona, el contradique y los elementos que dependen.
—¿Y el Estadio Municipal?
—Parte de proyecto, o quizás gran parte del proyecto, estará terminado. Todo depende de los ingresos extraordinarios que podamos tener a escala municipal. Quiero ser prudente, aunque la decisión que se llevará a cabo es clara, firme y rotunda. Pero el Ayuntamiento tiene que dar respuesta a otros servicios e inquietudes de la ciudadanía, y no podemos hipotecar la hacienda municipal a un solo proyecto. Por lo tanto, la cuestión es que vaya evolucionando. Tenemos un documento que define con claridad cómo tiene que ser el nuevo estadio y sus equipamientos, ya se ha hecho una primera fase y se hará una segunda. Y, según tengamos disponibilidad económica, lo iremos acelerando. Sin generar falsas expectativas, quiero remarcar la máxima determinación para que este proyecto se lleve a cabo cuanto más rápido mejor.
—También ha hecho referencia al Plan de Ordenación Urbanística Municipal, POUM. ¿Vila-seca tiene capacidad para crecer, en número de habitantes?
—No es tan importante que crezca, o cuánto tiene que crecer, sino cómo tiene que crecer. A mí, estas visiones de crecer por crecer, pensando que si somos más grandes seremos más importantes, me parecen un error. Tenemos que hablar de sostenibilidad, de respecto al medio ambiente, de transición ecológica... En definitiva, de crecimientos conscientes. Tenemos que contemplarlo porque, hoy en día, existe demanda de gente que quiere venir a vivir a Vila-seca, tanto por parte de los que ya vivimos, como de gente de fuera. Pero hay que ver de qué manera hacemos este crecimiento para ser una ciudad cohesionada, justa, eficiente y con una visión de red y espacios compartidos. Después, evidentemente, también tenemos que contemplar la edificabilidad. Las viviendas unifamiliares, por ejemplo, no son las más sostenibles. Mucha gente pide zonas para hacer chalets o adosados, pero este tipo de vivienda, aunque pueden estar, tiene que formar parte de un conjunto.
—Acabamos de pasar unas elecciones generales y durante el mandato se celebrarán unas autonómicas. ¿Hasta qué punto las inversiones que dependen del Estado o la Generalitat se pueden ver afectadas por cambios del color político de los gobernantes?
—Pensar eso es ser un poco ingenuo, porque aparte de los partidos, las relaciones son importantes. Con el Estado y los ministerios tenemos interlocutores muy válidos y con una gran sensibilidad por todas estas cuestiones. También quiero pensar que los cambios de partidos no tienen que hacer variar las visiones y estrategias de los gobiernos. A finales de verano o principios de septiembre tenemos que firmar un convenio con el ministerio y la Generalitat para la estación de Vila-seca, y eso se hará independientemente del partido que gobierne. Si no fuera así, sería un mal mensaje. Las instituciones están por encima de los partidos.
—El ciclo de verano en Vila-seca culmina estos días con la Fiesta Mayor de la Invención del Cuerpo de Sant Esteve. ¿Cómo la definiría?
—Nuestra Fiesta Mayor de verano es un modelo evolucionado y estabilizado, que busca ser una fiesta de calle, mediterránea, compartida e intergeneracional. Se basa en los pilares habituales, con las salpicaduras y matices de las nuevas tendencias, que se manifiestan sobre todo en las propuestas musicales o de ocio.
—Para acabar, una pregunta personal. También en el discurso de investidura tuvo palabras para su familia, a los que agradeció el apoyo , lamentando no poder dedicarles más tiempo. La conciliación, en el caso de un alcalde, es difícil.
—Sí. Antes de las elecciones, mi hijo pequeño me preguntó si volvería a ser alcalde. Yo, con la voluntad de no generarle desazón, y también porque lo pensaba, le dije que sí. Al preguntarle si estaría contento que eso pasara, me respondió que sí, pero que si no ganaba, no pasaría nada, porque pasaríamos más tiempos juntos. La infancia pasa muy deprisa. De hecho, mi hijo, que tiene siete años, me ha conocido siempre en la política, primero como concejal y después como alcalde. Por lo tanto, tengo que ir con cuidado de no encontrarme un día con un adolescente con quien no he compartido sus momentos más importantes. Soy consciente, e intento preservar espacios para mi familia.