Viticultura
La sequía adelanta la vendimia y reduce la cosecha hasta un 30% en el Camp de Tarragona y el Ebre
La DO Terra Alta resiste gracias al riego de soporte mientras que la DO Montsant y la DOQ Priorat temen los efectos futuros
Los viticultores del Camp de Tarragona y las Terres de l'Ebre han iniciado de forma generalizada esta semana una de las campañas de vendimia más complicadas de las últimas décadas. La sequía hará caer la producción de la DO Montsant y la DOQ Priorat en un 30%. Esperan que las precipitaciones de última hora ayuden a hidratar la uva, y salvar la campaña, pero no ocultan la preocupación por los efectos del cambio climático sobre el cultivo. En la Terra Alta, las condiciones del terreno y el riego de soporte ayudarán a amortiguar la caída hasta un 10%, según los cálculos del Consell Regulador de la DO. Sin embargo, asumen que tendrán que actuar para hacer frente a un nuevo escenario climático e implantan ya medidas como la refrigeración de la uva recogida.
La vendimia ha arrancado de forma generalizada esta semana en la comarca, diez días antes de lo que es habitual. Empezará en el Priorat con la recolección de las variedades «blancas», como la garnacha y el macabeo. La bajada de producción será más notoria en las viñas del sur de la comarca, donde las temperaturas han sido más elevadas y los riegos han sido, prácticamente, inexistentes. Los presidentes de los dos consejos reguladores de la comarca, Pilar Just (DO Montsant) y Salustià Álvarez (DOQ Priorat), han coincidido en la necesidad de una lluvia «de última hora» para mantener el grano hidratado y salvar la campaña.
«Aunque será una cosecha escasa, no estamos ante una mala vendimia», ha valorado el presidente de la DOQ Priorat, Salustià Álvarez, quién ha subrayado que «las próximas semanas serán clave». Según Álvarez, la Denominación de Origen Protegida podría recoger unos cinco millones de kilos de uva, es decir, un 25% menos que una temporada normal. Sin embargo, ha precisado que la vendimia en la DOQ Priorat será «muy irregular», ya que las condiciones climáticas no han sido las mismas en todos los puntos de la comarca.
Según la presidenta la DO Montsant, Pilar Just, las fincas situadas en el sur del Priorat son las que se han visto más afectadas por la sequía y ha alertado que en estas zonas las pérdidas podrían llegar al 40%. «Será una bajada importante la de este año», ha lamentado, confiando en que las previsiones se equivoquen y, finalmente, se obtengan mejores resultados.
Se adelanta la campaña
En la Terra Alta, otra de las principales DO del vino de Cataluña, la caída de la producción se limitará finalmente a un 10%, situándose en total en torno a los 34 o 35 millones de kilos, según los datos del Consejo Regulador de la DO. Después de iniciar la campaña con las variedades más tempranas -moscatel o chardonnay- la vendimia se ha generalizado con la recolección de las garnachas blancas, la variedad autóctona y más reconocida de la zona. Durante los últimos días ha subido la graduación alcohólica la última semana y los productores se apresuran para evitar que baje más la acidez. A lo largo de las últimas dos décadas, de hecho, el inicio de la campaña se ha adelantado casi unas tres semanas.
«Estamos contentos de cómo avanza la campaña», ha reconocido el secretario del Consejo Regulador de la DO Terra Alta, Jordi Rius. «A pesar de la sequía, que es extrema, y el estrés hídrico, no sufrimos tanto como otras zonas de producción», ha precisado. Desde el octubre pasado, las lluvias han dejado entre 270 y 280 litros por metro cuadrado. «Eso ha hecho que las viñas hasta hoy hayan aguantado», ha apuntado. La presencia de una importante mancha de regadío de soporte ha sido fundamental para garantizar esta resistencia.
La existencia de «dos Terra Alta», según observa el viticultor Joan Àngel Lliberia, de la bodega Edetària, se ha convertido en un factor diferencial. Por una parte, una comarca con viñas de secano de gran resiliencia ante la sequía, «que ha dado la uva más fantástica para hacer los grandes vinos». De la otra, la del regadío, «la quec nos salva para producir mínimamente». Las diferencias entre las dos se han hecho este año más evidentes, reconoce, todo concluyendo que será una de las campañas más «duras» de los últimos tiempos. «El factor estrés hídrico es muy bueno en el momento de la maduración, pero no desde la primavera», advierte Lliberia.
Mayor demanda externa en la Terra Alta
A pesar de eso, el efecto más limitado de la sequía sobre la producción en el caso de la Terra Alta podría tener un impacto también en los precios de la uva que perciben los campesinos, entre los 0,30 y 0,60 euros el año pasado, ante una previsible mayor demanda de los grandes compradores externos de zonas más castigadas por la sequía como el Penedès, según reconoce el presidente del Consejo Regulador, Pere Bové.
Por su parte, desde la DO Tarragona, la presidenta del Consejo Regulador, Maria Rosa Blanch, se declara sorprendida por el hecho de que, inicialmente, habían previsto adelantar la vendimia por la sequía, pero, finalmente, se ha acabado iniciando esta semana de forma mayoritaria, como ya es habitual. Asegura que será una cosecha de una «calidad muy buena», pero con menos cantidad. De hecho, apunta a una bajada de entre el 30% y el 40%. A pesar de ser una campaña «sana», reconoce que la uva «ha sufrido».
Por el contrario, en la DO Conca de Barberà, el grueso de la campaña se iniciará la próxima semana. El presidente del Consejo Regulador, Ricard Sebastià, se ha mostrado esperanzado con la posibilidad de que lleguen lluvias que ayuden a «hinchar» la uva. A pesar de admitir el impacto de la sequía, asegura que, curiosamente, han percibido una mayor acidez de la uva, dado que la «temperatura media de esta verano no ha sido tan elevada -la más baja de los últimos 5 años- y, junto con algunas noches frescas, han hecho que la uva madurara mejor». En cualquier caso, apunta a una bajada de la producción de entre el 30% y el 40%.
La incógnita de la próxima cosecha
Empiece la vendimia más tarde o más pronto, la constatación de que la incidencia del cambio climático será cada vez más dramática pone en alerta globalmente todo el sector. «El problema lo tendremos el año que viene, ya que la planta no se ha podido preparar», ha alertado Just desde la DO Montsant, pronosticando que la del 2024 será una temporada «mucho peor que la de este año». Just y Álvarez coinciden a asegurar que «el tema del agua es un problema grave» que afectará a las próximas cosechas si no cambia la situación.
«Lo importante de esta campaña es que la planta se prepare para el próximo año», ha insistido la presidenta de la DO Montsant. Una preparación que, este año, no se ha podido llevar a cabo. Según Just, eso podría provocar que en 2024 no haya suficiente uva para poder cubrir toda la demanda y, por lo tanto, «se tendrán que subir los precios». «Tendremos que ver cómo reacciona el consumidor, quién esperamos que entienda las situaciones extremas que estamos viviendo durante los últimos años», ha afirmado.
Más variedades autóctonas y regadío de soporte
Desde la DO Terra Alta asumen que, aparte de intentar extender el regadío de soporte, hará falta aprovechar al máximo las particularidades del territorio y aplicar medidas para hacer frente al cambio climático. Apostando por la potenciación de las variedades de garnacha autóctonas más resilientes, el emplazamiento de las viñas entre los 350 y 650 metros de altura o el viento de garbinada que aporta un «extra de humedad» en las viñas contrarrestando el estrés hídrico, apunta Rius.
De momento, los viticultores ya se ven obligados con la incorporación de técnicas que eviten, por ejemplo, el sobrecalentamiento de la uva vendimiada en el mes de agosto. «Lo primero que tenemos que hacer es o enfriar la uva o atacar con frío cada vez en la bodega para evitar las oxidaciones -especialmente en las garnachas-», apunta Lliberia. Eso es hace más evidente en las viñas de secano. Además medio y largo plazo, Bové, a pesar de confiar en que los episodios de sequía no sean continuados, no descarta -regadío aparte- ampliar la zona productiva para contrarrestar la mayor evaporación por el intenso calor y aprovechar los recursos hídricos.
En general, el sector apuesta por nuevos que ayuden a proteger la viña y la uva ante «un clima que se nos esta desbocando», según la presidenta de la DO Tarragona, Maria Rosa Blanch. Desde la Conca de Barberà, creen también que potenciar las variedades autóctonas y cultivar en zonas más elevadas serán también factores clave para resistir ante los retos que plantear el cambio climático.