La Febró, capital de la música d'arrel

Éxito indiscutible del primer Festival Folk de las Montañas de Prades, celebrado este sábado, 2 de septiembre, en el pueblo de la Febró. Cerca de un centenar de personas respondieron al llamamiento de la primera edición de un festival que quería acercar la música de raíz y tradicional al gran público, mediante talleres, conciertos y sesiones de baile.

Esta primera edición del festival se ha presentado con el nombre de Folkfebrorum, en referencia a la palabra latina del cual deriva el nombre del pueblo (febrorum ), y es fruto de la iniciativa de dos vecinos del pueblo, Anna Vilalta y Gerard Gavaldà. La pareja, muy aficionada a esta rama de la cultura popular, propuso convertir el pueblo en el epicentro del folk. Y hacerlo, no sólo con un concierto, sino con una jornada entera rellenada de actividades lúdicas y musicales. La propuesta contó con el apoyo entusiasta del equipo de gobierno municipal, encabezado por la alcaldesa Lourdes Martorell, así como de un nutrido grupo de voluntarios que asumieron buena parte de las tareas de organización.

De esta manera, el pueblo entero se preparó para recibir músicos y público, habilitando un espacio en la entrada para el estacionamiento de furgonetas y autocaravanas, y poniendo a disposición del festival los espacios municipales que, ante la amenaza de lluvia, podían ser útiles para acoger las actividades.

La fiesta arrancó a media mañana con la sesión La caixamàgica, una actividad dirigida por el músico y coleccionista Ferran Roca, que cautivó al público asistente desde desde el principio. Roca llevó a la Febró una muestra de su excepcional colección de instrumentos tradicionales y deleitó vecinos y foráneos con sus conocimientos y, sobre todo, mostrando y haciendo sonar todo tipo de instrumentos sencillos y explicando el como y el porqué de cada uno de ellos. Así, el público pudo conocer desde objetos que utilizaba a los chiquillos para jugar a hacer sonidos, hasta herramientas sonoras relacionadas con los oficios. La fiesta continuó con un baile vermú de la mano de La Rondalla dels Ports. Acto seguido, los asistentes en el Folkfebrorum pudieron comer con las propuestas de Liana espacio de territorio.

Después de comer hubo otro concierto, en este caso con Va de Vent, y un taller de danza tradicional que llenó la iglesia de Sant Esteve de bailadores con ganas de perfeccionar la danza tradicional. Todos se pudieron poner a prueba con el final de fiesta, una sesión de música y danza con los grupos SaLup, Ballaveu y Shillelagh.

«Nuestra voluntad es que este festival, que este año ha reunido a tanta gente, de fuera y del pueblo, pueda tener continuidad», aseguró Lourdes Martorell.