La Diputación de Tarragona lidera un proyecto europeo para luchar contra el despilfarro alimentario

La Diputación de Tarragona lidera un proyecto europeo que pretende encontrar una solución tecnológica al despilfarro alimentario.

Desde este martes y durante dos años, el ente tarraconense coordinará esta iniciativa social que lleva como nombre 'SOULFOOD' y que ejecutará conjuntamente con cuatro socios locales -Redessa y el Centro Social Roser de Reus, la Fundación Espigadores y el Cluster TIC Cataluña Sud- y cuatro más provenientes de Lituania, Rumania y Grecia.

Todos ellos se reunirán a finales de semana en Reus para empezar a buscar la mejor fórmula para hacer llegar los excedentes agrícolas a entidades sociales. La voluntad es que sea una empresa del territorio la encargada de desarrollar la nueva herramienta digital, con un presupuesto 801.739 euros.

A raíz de una convocatoria del Fondo Social Europeo Plus el año 2022, la Diputación de Tarragona presentó una propuesta centrada en el despilfarro alimentario. «Normalmente, un proyecto europeo se gana después de presentarlo tres, cuatro o seis veces y este se ha ganado a la primera», ha celebrado el gerente del Cluster TIC Cataluña Sur, Sergi Novo, quien ha destacado el trabajo «muy bien hecho» por los técnicos del ente supramunicipal.

Ahora, y después de sumar ocho socios más, la Diputación empezará a coordinar y liderar el conjunto de propuestas que se planteen para luchar contra un problema «urgente» y «mundial», tal como ha detallado su presidenta, Noemí Llauradó. Según ha asegurado, los objetivos del ya bautizado como 'SOULFOOD' serán reducir la pérdida de alimentos, incrementar la digitalización de los principales agentes de la cadena de valor, mejorar las redes entre productores agroalimentarios e iniciativas sociales, así como aumentar la concienciación entre la ciudadanía.

«A veces, no se trata de que no esté la voluntad de evitar este despilfarro, sino que no se encuentra la manera más eficiente para hacerlo», ha subrayado Llauradó. Justamente, este jueves y viernes, los representantes de las nueve entidades socias de proyecto se reunirán en Reus para empezar a diseñar la mejor manera para hacer llegar los excedentes agrícolas del campo a entidades e iniciativas sociales.

Por su parte, el concejal de Promoción Económica del Ayuntamiento de Reus y diputado delegado de Proyectos Europeos a la Diputación de Tarragona, Josep Baiges, ha destacado que iniciativas como la presentada este martes ayudan a «generar oportunidades para Reus y el territorio», a la vez que «fomentan la sostenibilidad, la eficiencia y el aprovechamiento de recursos».

Solución tecnológica y digital

Aunque todavía se tiene que empezar a diseñar el proyecto, los fundadores han confirmado que se tratará de una solución tecnológica. «El rol del Cluster TIC será desarrollar una herramienta digital que permita a las empresas agroalimentarias exponer sus excedentes en una plataforma y que las entidades sociales puedan solicitar estos productos», ha detallado su gerente, Sergi Novo, quién ha defendido que «la tecnología jugará un papel crucial en la lucha contra el despilfarro». En este sentido, Novo también ha subrayado que la voluntad es que sea una empresa del territorio la encargada de desarrollar el nuevo programa.

Finalmente, el coordinador de la Fundación Espigadores en Tarragona, Daniel Martínez, ha asegurado que el proyecto los ayudará a mejorar una tarea que desarrollan desde el 2014 para luchar contra el despilfarro alimentario y la pobreza. «Una tercera parte de los alimentos que producimos en el planeta acaban en la basura», ha expuesto Martínez, quien ha lamentado que, al mismo tiempo, «un 20% de la población no tiene acceso a una alimentación saludable».

Los nueve socios de proyecto

Los cinco socios locales son la Diputación de Tarragona, el Ayuntamiento de Reus -que participa a través de Redessa y del Centro Social el Roser-, el Cluster TIC Cataluña Sur y la Fundación Espigadores; mientras los cuatro socios europeos son el Luthuanian Innovation Center (Lituania), el Digital Innovation Hub Agri-Food (Lituania), el Ayuntamiento de Roman (Rumania) y la ONG Boroume – Saving food saving lifes (Grecia).