Diari Més

Política

¿Reparar o renaturalizar? Criterios diferentes en la gestión de los daños causados por los temporales en el litoral

El Estado asegura que no pagará más obras de reparación de paseos en primera línea de mar

El paseo marítimo de Altafulla ha perdido la playa y las olas han generado destrozos en la estructura, junto a las casas.

¿Reparar o renaturalizar? Criterios diferentes en la gestión de los daños causados por los temporales en el litoralACN

Publicado por

Creado:

Actualizado:

Los temporales de mar cada vez más frecuentes y agresivos con el litoral como consecuencia del cambio climático hacen que las playas y los paseos de primera línea de mar queden estropeadas unas cuantas vecescada año. En la Costa Daurada los casos más emblemáticos están en Altafulla y Roda de Berà, donde las olasgolpean con violencia frecuentemente, la última hace solounos días. En municipios que viven en buena parte del turismo de sol y playa el problema es complejo, y las reparaciones y aportaciones de arena que se hacen periódicamente no solucionan el problema. Desde el Estado aseguran que ya no pagarán más obras de arreglo de los paseos. Su apuesta es clara: echar atrás la línea de costa y dejar más espacio al mar.

Según el servicio provincial de Costas del Estado los puntos más «frágiles» de la Costa Daurada son la zona sur de la playa de Calafell, el Francàs en el Vendrell, la playa larga de Roda de Berà, la parte central del paseo de Altafulla y las playas Larga y del Miracle de Tarragona. En todos ellos, desde Costes hay proyectos «más o menos planteados de común acuerdo con los ayuntamientos», reconoce el jefe del servicio, Antoni Espanya. Según el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco), el escenario es que en los próximos 25 años el mar suba unos 15 centímetros, pero a partir del 2050 y hasta finales de siglo puede llegar a subir un metro.

En Altafulla la situación es delicada. Les olasimpactan con tanta fuerza y violencia contra la estructura del paseo que se ha tenido que cerrar un tramo de unos 100 metros. Les primeras casas son a menos de veinte metros. «Son playas artificiales creadas hacia el año 1995 en pleno 'boom' de la construcción y el paseo se construyó literalmente encima de la arena», recuerda el alcalde altafullenc, Jordi Molinera. Lamenta que durante los últimos tiempos no se han hecho las acciones preventivas que tocaban y ahora las soluciones son «de emergencia para evitar que el mar avance», pero «con un ojo puesto a medio y largo plazo para garantizar el futuro», añade.

«Entendemos la sensación de impotencia de los vecinos pero luchar contra el mar es complicado», apunta. Con todo, pone en valor Tiendas de Mar: «es un Bien Cultural de Interés Local, está catalogado y lucharemos por la pervivencia en el tiempo de las casas de pescadores, pero eso no quita|saca que haya estrategias que afectarán a la imagen que tenemos» del entorno, comenta. Entre estas hay retranquear, pero hace falta determinar donde. ¿«Tiene sentido que tengamos un aparcamiento con dieciséis plazas a primera línea de mar o preferimos un espacio a que nos ayude a conservar más arena y más playa»?, cuestiona.

¿Y ahora, qué?

El vertido de arena y su idoneidad es uno de los debates que cada año se pone encima de la mesa. En el caso de Altafulla, en mayo se vertieron unos 20.000 m3. Duraron pocas semanas. En Roda de Berà la situación se repitió: «no nos podemos gastar cada año 200.000 euros para regenerar la playa», reconoce su alcalde, a Pere Virgili, que sostiene que «el planteamiento tiene que ir más allá». Pero no es fácil adivinar las dinámicas del mar. A mediados de octubre las olasse llevaron un histórico chiringuito de Roda e hicieron destrozos en el paseo. Tres semanas después la playa es más ancha que en verano.

ParaAntoni Espanya la aportación de arena en estos dos casos «es una pantalla pasada» y hay que buscar «soluciones estructurales». Por eso, ya no pagarán más obras de reparación porque considera que no se puede negar la realidad y gastar un dinero público en unas obras que sabemos a ciencia cierta que no servirán de nada». De todos modos, si alguna otra administración -como la Generalitat- quiere asumir el coste de los trabajos, desde el Estado no se opondrán. «Entendemos que son municipios con un peso importante en el sector turístico», reconoce.

La batalla del día a día es un elemento que también preocupa los alcaldes. Los intereses de los agentes económicos o la voluntad de los vecinos de seguir teniendo playa y un buen paseo con servicios son factores que los alcaldes tienen que gestionar. Molinera critica que en su municipio «hay quien políticamente lo ha jugado y ve un granero de votos en la antigestión de la playa». «Lo popular es decir que salvaremos la playa y que verteremos arena, pero a quien gobierna a veces toma decisiones impopulares que son necesarias para garantizar el futuro», señala.

Virgilireclama «una visión más global» y concreción sobre comose tiene que afrontar la problemática. «Desde el ministerio sólo hablan de renaturalizar los espacios, no del mantenimiento. Nos tienen que explicar si eso quiere decir echar atrás el paseo o hacerlo desaparecer. Es un cambio de estrategia, tenemos que seguir hablando y todos los agentes implicados tendrán cosas que decir», expresa. En su caso concreto se pregunta si también hay que renaturalizar la vía del tren, que está a menos de 50 metros del mar y que «hace de tapón, de pantano y de pantalla entre la playa y la vida del pueblo».

El jefe del servicio de Costes se muestra convencidode que a pesar de las reticencias la visión del ministerio se impondrá. «No hay nada más pedagógico que un temporal. Negar la realidad, un representante público, no lo tiene que hacer» remarca. En esta línea, tanto Virgilicomo Molinera reclaman ayuda a las instituciones superiores, no sólo económica sino también pedagógica. «Será difícil de explicar y de entender parala ciudadanía que ha llegado un punto en el cual tenemos que adaptarnos a la climatología y que el mar quiere más espacio», razona el alcalde rodenc. Desde Altafulla, Molinera reclama «un discurso nacional de cómo tenemos que gestionar el litoral». «La Generalitat ha hecho diagnosis muy duras pero muy concretas y necesitamos que los partidos lo asuman y lo trasladen al ámbito municipal», defensa.

Mirada larga

Vila-seca ha apostado para adelantarsea los daños que pueda sufrir en el futuro y ha decidido mover 20 metros atrás la línea de costa. En marcha tiene un proyecto para cambiar el paseo de la Pineda que ejecuta y financia el ministerio, hecho a partir de un estudio municipal que mira al año 2100 y que expone que el mar subirá entre medio metro y un metro. «Se busca una solución transgresora, queremos litorales resilientes, que puedan cambiar de morfología ante los diferentes patrones ambientales y meteorológicos,» explica el alcalde Pere Segura.

Para conseguirlo harán «desaparecer» una carretera y allí crearán «una zona de transición de dunas que permita hacer una movilización de sedimentos y de vegetación» con el fin de conseguir una «fijación natural del terreno» que permitirá tener un litoral «como era antes de que el hombre interviniera». Segura afirma que si no hicieran nada, en momentos de subida de la marea, el agua podría entrar unos 70 metros hacia adentro, lo que supondría que el mar llegara hasta la fachada de los edificios de la avenida Pau Casals.

«Si nuestra playa no estuviera edificada, no tendríamos ningún problema porque la línea de costa históricamente siempre ha sido móvil. Los movimientos son naturales. Lo que dificulta la adaptación es la acción del ser humano. Hemos edificado muy cerca de la costa y ahora las playas son muy poco resilientes y adaptables a los temporales», valora al alcalde.

tracking