Les Borges del Camp se queda sin residencia para las personas mayores

Los familiares y los trabajadores de la residencia Mare de Déu de la Riera de les Borges del Camp viven con «angustia permanente» el anuncio del cierre del equipamiento.

El alcalde del municipio, Joaquim Calatayud, explica que «hace seis o siete años salió una normativa para adecuar las residencias, pero las que tenían una cierta antigüedad no la tenían que cumplir». Sin embargo, después de la covid, apunta, «llegó una resolución donde decía que el centro se tenía que ajustar a la normativa». El alcalde añade que «presentamos un proyecto para los Next Generation, pero no nos lo concedieron. La inversión que ahora mismo necesita la residencia es de casi 1.800.000 euros».

Calatayud apunta que desde el consistorio han mantenido reuniones con la Generalitat y con empresas privadas y que, de momento, «seguiremos trabajando y haciendo reuniones con el sector privado, pero la problemática la tenemos aquí». El alcalde afirma que «la situación real es que no podemos hacer frente a las inversiones para cumplir con la normativa si nadie invierte». Calatayud destaca que no se sabe cuándo se producirá el cierre, pero asegura que se compromete a «dejar la residencia abierta hasta que todos los abuelos estén reubicados».

Familiares angustiados

«Estamos con la angustia y el miedo en el cuerpo», explica Núria Cabré, una familiar afectada por el cierre, que añade que cuando se cierre la residencia «no sabemos cuál será el criterio de reubicación de los residentes». En este sentido, Cabré señala que «no queremos que los pongan en un centro a 50 kilómetros o más, pero de momento no hay ninguna solución sobre la mesa». La familiar también apunta que «desde el consistorio nos dijeron que era un tema económico y de infraestructura, pero nadie nos ha dado ningún papel escrito justificando el cierre, todo ha sido de palabra». Al mismo tiempo, añade que «esta residencia es su casa y es muy triste que no se puedan quedar».

Por otra parte, Glòria Risaldes, auxiliar de geriatría del centro y delegada sindical y de prevención de riesgos laborales del CATAC-CTS, explica que «los trabajadores hace tiempo que sabemos que la residencia pasa por un mal momento y que se necesitaba dinero», pero subraya que «toda la información que tenemos es de oído y eso es lo más indignante. A día de hoy nadie nos ha notificado el cierre del centro». Risaldes recalca que «las carencias del edificio no son una excusa porque los trabajadores sufrimos este malestar, si eso no ha funcionado es porque no se ha sabido gestionar».